29 septiembre 2021

Laver Cup by Federer

La Laver Cup (Copa Laver) nació en 2017 con la idea de homenajear a Rod Laver, uno de los mejores tenistas de la historia, sino el mejor. El mentor de la competencia fue Roger Federer que a través de su agencia Team 8 decidió organizar este evento con retrospectiva histórica y visión a futuro: "En un viaje a Shanghai junto a Tony Godsick (manager) surgió la idea de hacer algo por el legado del tenis e incorporar a los jóvenes emergentes para que aprendan de los mejores como John McEnroe y Björn Borg. Para mí, el legado es realmente importante. De hecho, se recuerda porque tenemos una historia muy rica. Por supuesto que Rod Laver fue un héroe para muchos de nosotros, especialmente para Borg, para McEnroe y para mí. Se trata de una gran leyenda que pudo ganar dos veces el Grand Slam".

El formato elegido fue similar al de la Ryder Cup en golf, una competición que enfrentara a los mejores tenistas europeos contra los mejores del resto del mundo. Seis jugadores titulares por equipo disputarán doce partidos en tres días consecutivos. Tres partidos individuales y uno de dobles por jornada con la particularidad de que el viernes los encuentros valdrán un punto cada uno, el sábado dos y el domingo tres, lo que mantiene la expectativa de quién ganará, como mínimo, hasta el día final. Capitaneados por leyendas del deporte como McEnroe y Borg, el torneo se presentó como "exhibición" pero dos años después y varias reuniones en el medio, pasó a formar parte del circuito oficial ATP.
Sedes itinerantes en diferentes continentes, mucho dinero a repartir entre los participantes pero sin puntos para el ranking ATP, la competencia fue ganando terreno en el calendario a fuerza de haber contado en 2017 con Nadal, en 2018 con Djokovic y en 2019 nuevamente con Nadal, siempre acompañados por Federer, el alma mater de todo esto. Cancelada la edición 2020 por la Pandemia, en 2021 la ciudad elegida fue Boston (USA) y la victoria volvió a quedar para el 'Team Europe', invicto en la cuatro ediciones disputadas hasta la fecha. A pesar de no contar con ningún miembro del 'Big3' por primera vez, los europeos reunieron a seis Top10 mientras que el resto del mundo a ninguno, supremacía demostrada en el abrumador 14-1 definitivo.


La desaparición forzada de la Copa Davis (2018) en su formato original, de la Copa Hopman en Perth (2019) y de la Copa Mundial por Equipos en Dusseldorf (2012), dejaron una puerta abierta para que otras competiciones por equipos florezcan en el calendario ATP. Ni lerdos ni perezosos, los empresarios se pusieron manos a la obra y crearon la Laver Cup (2017), las Finales de la Copa Davis en Madrid (2019) y la ATP Cup en Australia (2020). De repente, competir en equipo en un deporte individual volvió a interesar y a ser rentable. Modernizar lo existente o mejorarlo "no era viable", pero crear competiciones nuevas, similares, sí...


Un torneo por equipos, organizado por Roger Federer en homenaje a Rod Laver es una propuesta tentadora para cualquier jugador profesional. La experiencia de convivir y competir con los mejores del mundo durante una semana, en modo exhibición, sin la presión de tener que ganar, es un plan cuasi perfecto y una bocanada de aire fresco a dos meses del final de la temporada. Visitas a lugares icónicos de la ciudad organizadora, clínicas con los más pequeños del país, entrenamientos con jugadores Top, estadios de lujo preparados para la ocasión y un formato de competición divertido para jugadores y aficionados hace imposible que los mejores rechacen la invitación.


Roger Federer no pudo participar en esta edición por lesión pero dijo presente en Boston, posó junto al trofeo, saludó a fanáticos, compartió momentos con los jugadores y brindó varias entrevistas en las que destacó el presente del certamen y lo que significa que los mejores tenistas del ranking acepten la invitación para jugar: "Los aficionados están increíbles. Ambos equipos están conformados con jugadores de primer nivel. Esa es la idea detrás de todo esto. Que todos pudieran unirse y vivir un fin de semana increíble. Aprender unos de otros, con suerte, eso los inspirará, les servirá como motivación para lo que queda de año. Ojalá quieran volver a venir a este torneo en el futuro".

Daniel Vitale Pizarro

15 septiembre 2021

Gesta inconclusa

"¿Qué sintió apenas se retiró del estadio? 'Alivio. Me alegré de que haya terminado porque la preparación mental y emocional que enfrenté estas últimas semanas fue mucha y difícil de manejar' ". Así finalizaba la conferencia de prensa Novak Djokovic tras perder la oportunidad de su vida. La presión fue demasiada, incluso para una mente que parecía inquebrantable. El serbio se vio abrumado por la situación. Su tenis no fluyó, sus tiros no molestaron a su rival, sus ideas nunca estuvieron claras y su físico, achacado por los exigentes partidos anteriores, sintió el cansancio. La gesta era tan grande y la presión fue tanta que por primera vez vimos al balcánico llorar en medio de un partido, sabiendo que no había vuelta atrás.

Es fácil para los analistas hoy, decir que pecó de ambicioso al viajar a Tokio a tratar de conseguir una medalla olímpica, días después de la paliza física y mental que fue ganar Roland Garros y Wimbledon, pero la realidad es que estuvo muy cerca de lograr ambos objetivos. Quien no arriesga no gana y Djokovic fue a por todo y se quedó sin nada. Bueno, sin nada no, se ganó al público del 'Arthur Ashe', que no es poca cosa si tenemos en cuenta el papelón del año pasado (expulsión por pelotazo a una jueza de línea), las críticas recibidas en este último tiempo por su conducta dentro de la pista y sus declaraciones sobre querer ser el más ganador de todos.

"Fueron muchas emociones diferentes. Una parte de mí está muy triste porque es una derrota difícil de tragar si tengo en cuenta todo lo que estaba en juego. Pero, por el otro, sentí algo que nunca había vivido en Nueva York: el público me hizo sentir muy especial y me sorprendió gratamente. Sin dudas, lo recordaré por siempre y es por eso que me largué a llorar. Se trataba una emoción muy fuerte casi tanto como ganar 21 Grand Slams. Honestamente, así me sentí porque tocaron mi corazón. Al final del día uno siempre quiere ganar, pero esa conexión final con la gente durará para siempre y fue maravilloso", expresaba 'Nole' sobre sus sensaciones en el final del partido, un momento único para él, el público presente y toda la audiencia.



Opacado por el derrotado, no debemos olvidarnos que el campeón del US Open ha sido Daniil Medvedev. El ruso ha jugado un gran partido para imponerse ante su rival, el público y la historia. Nos centramos en lo que no pudo hacer Djokovic pero en gran parte fue porque su rival no se lo permitió. El número dos del mundo no se intimidó, imposibilitando con tenis y actitud una remontada que todos los espectadores esperaban (esperábamos). La gesta que buscaba Novak era muy grande pero el desafío que tenía Daniil era casi tan dificultoso como el de su contrincante. Solo Del Potro, Wawrinka y Murray derrotaron a un miembro del Big3 en finales de Grand Slam, ningún otro pudo en más de noventa finales que disputaron. A esa lista se suma Daniil Medvedev ¿nada mal, no?

La dificultad de enfrentar a Djokovic en una final de Grand Slam quedó reflejada por el propio protagonista en la conferencia de prensa luego del partido: "Hubo muchos momentos difíciles durante el partido. Cuando te enfrentas a Novak sabes que no puedes darle nada de margen, que debes estar listo y al 100% desde el primer punto hasta el último, no hay otra posibilidad. Está claro que en ciertos momentos del partido él podría haber tomado la iniciativa, pero estoy feliz por haber conseguido superarle en esos momentos claves del partido, haberlo hecho por mí mismo. Es una alegría grandiosa haber podido completar el sueño de mi infancia. En cierto modo, es un gran alivio".

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Pero si alguien ha demostrado resiliencia a través de los años, ese es Novak Djokovic: “Una parte de mí está muy triste. Es difícil de tragar esta derrota considerando todo lo que estaba en juego pero en el tenis aprendemos muy rápido a pasar página. Muy pronto habrá más desafíos. He aprendido a superar este tipo de duras derrotas en las finales de Grand Slam, que son las que más duelen. Intentaré sacar algunas lecciones de esto, aprender, ser más fuerte y seguir adelante. Todavía amo este deporte y me siento bien en la cancha. Mientras haya motivación, lo seguiré intentando. Debo estar orgulloso de todo lo que hemos logrado con mi equipo de trabajo durante esta temporada”.

El 'Grand Slam' es el récord más tradicional que tiene el tenis y con el pasar de los años ha pasado a ser uno de los más difíciles de conseguir. La preponderancia del físico en el deporte y la gran presión que sufren los jugadores por los medios de comunicación, los sponsors y los entornos de trabajo y familiares, crean un cóctel explosivo muy difícil de manejar que repercute directamente en el rendimiento deportivo del profesional. Donald Budge 1938 y Rod Laver 1962/1969 fueron los únicos que lo consiguieron entre los hombres en más de ciento cincuenta años del deporte de la raqueta. Al igual que Jack Crawford (1933) y Lew Hoad (1956), Novak Djokovic quedó a un partido de ganar los cuatro grandes. Laver sonríe porque la gesta de Djokovic quedó inclusa.

Daniel Vitale Pizarro

13 septiembre 2021

Fin del récord

Podcast 'Golden Slam', episodio 02x12


Daniel Vitale Pizarro

24 agosto 2021

¿Resurgimiento?

Estados Unidos es sinónimo de tenis. Desde el tenis Universitario a los Grand Slams, pasando por todas las categorías que existen en el circuito profesional, Estados Unidos lo tiene todo para desarrollarse como tenista. Dueños del tenis desde casi su creación, los últimos quince años no han sido los mejores para el país norteamericano. Finalizada la peor década de su historia en cuanto a cantidad y calidad de resultados, las nuevas generaciones comienzan a abrirse paso en la elite del tenis masculino, una bocanada de aire fresco para un país acostumbrado a dominar el deporte, posición de privilegio ganada por Europa, el nuevo centro neurálgico del deporte de la raqueta.

Los jugadores estadounidenses lideran casi todas las estadísticas del tenis. Desde que se instalara el ranking ATP en 1973, la primera vez que no tuvo representación en el Top10 fue en 2012. Hoy la realidad es mucho peor con apenas un solo jugador en el Top30 ATP, algo impensado años atrás si tomamos en cuenta la historia del país y la estructura tenística norteamericana. La red de torneos profesionales a lo largo y ancho del país es la más vasta del mundo. Tomando en cuenta el 2019, última temporada 'normal', USA organizó cuarenta y dos ITF M15/M25 (ex-Futures), veintidós Challengers y once ATP. A eso hay que sumarle diecinueve torneos ITF Juniors, fundamentales para que los jóvenes puedan disputar sus primeros torneos internacionales en su país.


En paralelo al circuito ITF/ATP, Estados Unidos cuenta con la mejor Liga Universitaria del mundo. La NCAA le ofrece a estudiantes de todo el mundo, entrenar, competir y estudiar, con el tenis como deporte principal pero no como prioridad. El nivel tenístico de la primera división de la NCAA no tiene nada que envidiarle a un jugador promedio del circuito ITF/ATP Top500. Muchos son las casos de tenistas profesionales que pasaron por el famoso sistema universitario norteamericano "College". El alto nivel tenístico de las Universidades, el buen 'clima' que genera entrenar y jugar con compañeros de estudio y el sentido de pertenencia que se crea con la Universidad es una experiencia que el jugador no se olvidará jamás.

Existe otro sistema de clasificación que a su vez cuenta con torneos propios llamado Universal Tennis Rating  (UTR). En paralelo al ITF, ATP y al College, el UTR es "un sistema de clasificación global que puntúa a todos los jugadores del mundo en una sola escala de dieciséis puntos (con dos decimales), independientemente de la edad, el sexo o la nacionalidad. El algoritmo se compone de tres cosas; el puntaje, la calificación del oponente y la historia de un jugador. UTR está presente en doscientos países. Todos los jugadores profesionales ATP - WTA tienen UTR, al igual que todos los jugadores de Universidades de USA. Desde 2016 UTR es el sistema de clasificación oficial de la Intercollegiate Tennis Association (ITA)".

Si la estructura tenística que formó a Jimmy Connors, John McEnroe, Pete Sampras, Andre Agassi o Andy Roddick no tiene fisuras, ¿por qué de repente dejó de monopolizar los primeros puestos del ranking mundial? La realidad norteamericana actual se puede analizar desde diferentes perspectivas. La primera causa puede deberse al multiculturalismo del país. El ser uno de los estados más cosmopolitas del mundo y además, una referencia tenística mundial, ha generado en las últimas dos décadas una cantidad de grandes jugadores extranjeros formados en Estados Unidos o que hacen base en Academias de USA debido al prestigio de las mismas a lo largo de los años. La cantidad de becas de tenis para extranjeros y los diferentes circuitos alternativos al ATP han provocado ésta falta de jugadores nacionales de elite en los puestos más altos del escalafón mundial.


El dinero que reparten otros deportes como la NBA (baloncesto), NFL (fútbol americano), MLB (beisbol), NHL (hockey sobre hielo) o incluso la MLS (fútbol) y la oportunidad de destacarse y ganarse la vida en esas ligas nacionales puede ser otro factor por el cual los jóvenes eligen otro deporte. Para vivir del tenis se necesita estar entre los doscientos mejores del mundo y mantenerse dentro de ese grupo de jugadores, de lo contrario el tenista perderá dinero al final de la temporada. Es una diferencia considerable con otros deportes en los cuales firmar contrato para un equipo de primera o segunda división es sinónimo de bienestar económico y social.

La popularidad del tenis en Estados Unidos también es un factor determinante. Previo a la Pandemia, la práctica del deporte había caído a nivel país y las audiencias no eran las de años anteriores, algo entendible al no tener referentes en quien reflejarse ni sentirse identificados. La Pandemia ha cambiado un poco este panorama y al ser un deporte relativamente seguro, la gente volvió a practicar el deporte y muchos niños empuñaron por primera vez una raqueta, incrementando muchísimo la participación sin haber hecho nada en particular para generar ese aumento. El desafío está en tratar de que esa nueva masa de jugadores no se vaya a otros deportes cuando la Pandemia finalmente termine.

Daniel Vitale Pizarro

05 agosto 2021

Un bronce de oro

 Podcast 'Golden Slam', episodio 02x11


 
Daniel Vitale Pizarro

02 agosto 2021

El tenis olímpico

La primera edición de los Juegos Olímpicos modernos se desarrolló en Atenas en 1896 y el tenis fue uno de los nueve deportes elegidos. En el certamen inaugural solo participaron hombres por lo que las mujeres tuvieron que esperar hasta las Olimpíadas de París 1900 para ser parte del evento en individuales y dobles mixto. Tanto en Grecia como en Francia, las parejas podían no ser del mismo país. En San Luis 1904, el tenis dio un paso atrás: mujeres no. Londres 1908 significó la vuelta de las damas a la competición pero solo en individuales. En Estocolmo 1912, las chicas pudieron jugar en individuales y dobles mixto. La particularidad de los Juegos en Gran Bretaña y Suecia fueron las dos competiciones paralelas por medallas: outdoor e indoor.

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Los Juegos Olímpicos de Amberes 1920 y París 1924 fueron los primeros en los cuales las mujeres disputaron las mismas pruebas que los hombres: individuales, dobles y dobles mixtos. Esa fue la última vez que los tenistas tuvieron la oportunidad de luchar por una medalla para su país porque a partir de Amsterdam 1928 y hasta Seúl 1988, el tenis desapareció del programa olímpico oficial. Las luchas internas entre el Comité Olímpico Internacional, la Federación Internacional de Tenis y Wimbledon (obligado a no disputarse en año olímpico), provocaron la ausencia del deporte durante unos largos sesenta años. En medio de eso, en México 1968 el tenis volvió al cronograma olímpico de actividades pero en modo exhibición.

El tenis en la capital mexicana fue un espejismo con escasa participación internacional por no permitir a jugadores profesionales. La década del '80 fue clave para la vuelta del tenis al olimpismo. En 1981 el COI y la ITF acordaron incluir el tenis en Los Angeles 1984 como exhibición, a modo de prueba. El debate ahora pasaba por dejar participar a los profesionales o no. En 1983 se determinó que podían participar profesionales pero solo si eran menores de veinte años. En 1987, con la experiencia del exito de los Juegos pasados, el Comité Olímpico Internacional aceptó por primera vez en la historia la participación de tenistas profesionales en un Juego Olímpico a partir de Seúl 1988.

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La vuelta del tenis olímpico en Corea del Sur 1988 fue a lo grande. Steffi Graf ganó la medalla de oro en individuales lo que le permitió unos meses después ser la única tenista (hombre o mujer) en la historia en ganar el Golden Slam (ganar los cuatro Grand Slams más el oro olímpico en el mismo año). En Seúl 1988 y Barcelona 1992, como lo fue en Atenas 1896, París 1900 y San Luis 1904, llegar a semifinales era suficiente para ganar la medalla de bronce. En las restantes ediciones, se debía ganar un partido por el tercer puesto. Pero volviendo a las modalidades, no sería hasta Londres 2012 que el tenis volvería a tener las tres variantes posibles: individuales, dobles y dobles mixto.

Llegamos a Tokio 2020 (2021). La cita japonesa será recordada por ser una edición diferente a todas las anteriores. La Pandemia obligó a Japón a reprogramar los Juegos una temporada, rompiendo con una tradición de ciento veinte años. Sin público en las gradas y con la mitad de los jugadores clasificados fuera del evento por lesiones o decisiones personales producto de la lejanía del país, la cuarentena y demás protocolos estrictos a cumplir, la pelea por las medallas inició con Novak Djokovic como favorito absoluto. Sorpresivamente el serbio cayó en semifinales ante Alexander Zverev y luego ante Pablo Carreño por la medalla de bronce. Finalmente el campeón olímpico el alemán Zverev tras derrotar en la final a Karen Khachanov.

Zverev se mostró orgulloso y feliz en cantidades iguales, poniendo a esta medalla dorada por encima de todo lo vivido desde que es profesional: "Tengo una cosa dorada sobre mi cuello que no se parece en nada a las cadenas que suelo llevar. Ha sido muy difícil conseguirla, pero muy satisfactoria. Mi equipo y todos los deportistas que estamos aquí nos hemos apoyado los unos a los otros, somos una verdadera familia. He ganado el oro no para mí, sino para toda Alemania. Esta medalla le pertenece a toda Alemania, ha sido la mejor semana de mi vida. No he jugado ni un solo segundo para mí mismo: he jugado por todos los que estaban en la Villa Olímpica, mis padres, mi familia, mi hija y todos los que se emocionaron en sus casas. Estoy sintiendo algo increíble ahora mismo".

En total se diputaron dieciséis ediciones de los Juegos Olímpicos en las que incluyeron al tenis como disciplina de un total de treinta y dos posibles. Siete veces el país organizador eligió la superficie dura para jugar, seis veces la tierra batida y tres veces el césped. Francia será la anfitriona de los próximos Juegos Olímpicos y eligió el polvo de ladrillo parisino de Roland Garros para albergar la cita por lo que será la segunda vez que se pongan en juego medallas olímpicas en la sede de un Grand Slam como en Londres 2012 (Wimbledon). En cuanto a las preseas, el país más ganador de oros es Estados Unidos (21) pero el que más acumula es Gran Bretaña (43). Francia completa el podio tanto en oros (5) como en platas y bronces sumadas (19).

Daniel Vitale Pizarro

18 julio 2021

Juegos Olímpicos

Podcast 'Golden Slam', episodio 02x10



Daniel Vitale Pizarro 

23 junio 2021

Big Djokovic

Podcast 'Golden Slam', episodio 02x09



Daniel Vitale Pizarro

15 junio 2021

El antihéroe

El antihéroe es el "personaje de una obra de ficción que desempeña el mismo papel de importancia y protagonismo que el héroe tradicional, pero que carece de sus características de perfección por tener las virtudes y defectos de una persona normal". Novak Djokovic encaja a la perfección en esa definición de diccionario. Políticamente incorrecto, el serbio no repara en buenas actitudes como su estatus en el circuito se lo "exige". Raquetas rotas, gestos agresivos, improperios al aire o asiduos pedidos al fisio, el serbio carece de la caballerosidad tenística tan aclamada por la prensa y los fanáticos, hidalguía representada tanto por Federer como por Nadal. Todo eso lo convierte en un tenista más terrenal, un modelo actitudinal de jugador común al que nadie se quiere parecer.

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Pero no siempre se comportó así dentro de una cancha de tenis. Su obsesión por ser el mejor lo llevó a querer ser también el más querido y en ese terreno las cosas no le salieron igual. El fanatismo del público por Federer-Nadal fue, es y será inquebrantable. El choque de estilos tenístico, físico, mental y de dominio de superficies, acompañado por una estética visual opuesta, fue un combo perfecto para el marketing que las marcas aprovecharon a la perfección. Disputar esas posiciones de privilegio no sería tarea sencilla tanto en lo deportivo como en lo comercial. A fuerza de resultados, 'Nole' se ganó con creces su sitio en la historia de este deporte pero el precio que tuvo que pagar fue altísimo, modificando inconscientemente su actitud tanto dentro como fuera de las pistas.

El serbio irrumpió en 2008 en un circuito monopolizado por Roger Federer y Rafael Nadal, pero no fue hasta 2011 que se metió en la discusión real de los grandes torneos. Desde esa temporada, el mejor tenista de los tres ha sido el nacido en Belgrado. Entre 2011-2021, Novak domina a Roger y a Rafael en enfrentamientos personales (37-17), títulos de Grand Slam (18-15), Masters1000 (31-28), Masters (4-1) y semanas como N°1 ATP (324-132), solo es superado en trofeos ATP en general (77-83). Además, Roland Garros 2021 le permitió ser el primer jugador en la Era Abierta en ganar al menos dos veces cada Grand Slam, un récord compartido con Roy Emerson y Rod Laver en toda la historia del tenis.

"Nunca pensé que fuera imposible alcanzar los Grand Slams de ellos. Aún falta, pero es uno menos. Así y todo ellos siguen jugando y lo están haciendo muy bien, sobre todo Rafa. Los tres tenemos nuestras oportunidades en Wimbledon y en el resto de los Grand Slams por lo que todos competimos por este récord asombroso y es algo que seguiré persiguiendo. Por el momento, seguiré haciendo mi propio camino y escribiendo mi propia historia", declaraba el diecinueve veces campeón de Grand Slam en conferencia de presa, con la Copa de los Mosqueteros sobre el pupitre pero con la mente en Wimbledon, el tercer gran evento del año.


Relajado, con la satisfacción del deber cumplido tras derrotar a Nadal en semifinales y a Tsitsipas en la final para ganar Roland Garros, Djokovic se enorgullece de sus logros pero no se conforma: "Definitivamente el viaje de mi carrera ha sido fantástico. He logrado algunas cosas que muchas personas creyeron que no eran posibles para mí. Ahora me encuentro en una buena posición para intentar conseguir el Golden Slam, pero en 2016 estaba en el mismo sitio y caí en la tercera ronda de Wimbledon. De todos modos, disfrutaré de esta victoria y en unos días pensaré en eso. No tengo ningún problema en decir que iré por el título a Wimbledon, donde tuve gran éxito en las últimas temporadas". 


Los años pasan y los títulos importantes se los siguen repartiendo entre el "Big3". Los jóvenes, mejores física y tenísticamente por el inevitable paso del tiempo, no logran vencerlos en las instancias finales de los Grand Slams. Aprietan, asustan y compiten pero se quedan a las puertas de una victoria. Y los ejemplos sobran en los último años: Stefanos Tsitsipas dominaba 2-0 en sets a Djokovic en Roland Garros 2021; Dominic Thiem adelantaba a Djokovic 2-1 en sets en el Australian Open 2020; Daniil Medvedev estuvo quiebre arriba en el quinto set ante Nadal en el US Open 2019... La presión que debe soportar un tenista es enorme y poder canalizarla es fundamental para ganar este tipo de partidos.

No es casualidad que el rendimiento baje al momento de cerrar un partido tan importante. La dificultad de ganar reside en poder jugar los puntos importantes como si no lo fueran, hasta el final del partido. Para eso se necesita una estabilidad emocional capaz de aguantar durante los momentos negativos para poder aprovechar los positivos, sin euforias que te quiten energía física y mental, aspectos primordiales en partidos a cinco sets. Djokovic administra como nadie la energía físico-mental en partidos extensos, exprimiendo al máximo sus cualidades y agotando a sus rivales. Cuando el encuentro es reñido, su mirada intimida, su determinación abruma y su juego se vuelve sólido como una roca. El que ríe último, ríe mejor, y Novak Djokovic apunta a eso para el final de su carrera.

Daniel Vitale Pizarro