Nick Kyrgios siempre es noticia. Pierda o gane, los medios especializados siempre hablan de él. Tiene un magnetismo con la prensa como ningún otro tenista. El australiano genera en los espectadores esa especie de amor-odio de la que no pueden escapar. Incluso su sola presencia invita a que fanáticos de otros deportes sintonicen la señal deportiva que transmite sus partidos o paguen una entrada si se encuentran cerca de la ciudad donde se disputa el torneo. Niños y adolescentes le piden a su padres "la raqueta de Kyrgios", sin saber siquiera la marca ni las especificaciones. El marketing, pilar del siglo XXI, apoyado en una personalidad poco usual en el tenis y acompañado de buenos resultados, tan esporádicos como sorprendentes, está dando sus frutos.
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Dueño de un servicio devastador y con una facilidad llamativa para golpear la pelota y hacer daño, muchas veces sin buenos apoyos, el australiano se mofa de sus rivales con tiros para todos los gustos. 'Drop shot' desde cualquier punto de la cancha, 'gran willy', 'tweener', planazo bomba, ace de segundo saque a velocidad récord, saque de abajo, subida a la red sorpresiva o el SABR, son algunos de sus golpes favoritos que lanza en cualquier momento del partido, sin importar el marcador. Esta semana agregó a su amplio repertorio, la consulta a un espectador sobre donde servir durante el match point, estrategia que le "sirvió" para ganar sus últimos tres partidos y el título en Washington (USA). Un personaje único.
"Tengo gente junto a mí que me apoya en toda circunstancia y que nunca perdió la fe en mí, incluso cuando ni yo no creía en mis posibilidades. Esta semana significa mucho, no tanto por la victoria, sino por haber conseguido demostrarme a mí mismo que soy capaz de jugar a un nivel muy alto. Siento que he mejorado mucho como persona esta semana. Mi único objetivo es adquirir rutinas que me permitan estar sosegado y jugar a un alto nivel con continuidad. Quiero crecer como ser humano, aspiro a ser mejor persona a través del tenis. Si lo consigo, los resultados llegarán", declaraba ante los micrófonos el nacido en Canberra (Australia) tras disputar el mejor torneo de su carrera en cuanto a nivel de tenis, rivales e importancia del certamen.
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Pero no todo es positivo en la vida tenística de Nick. Sus extravagancias y faltas de respeto a los rivales generan mucha controversia con público y sus colegas. Ya perdimos la cuenta de cuantas multas acumula en su carrera, la mayoría por actitudes totalmente repudiables. Sus declaraciones antes y después de los partidos tampoco son bien recibidas por tenistas y fanáticos, sobre todo cuando apunta contra Nadal y Djokovic. En un deporte donde prima la caballerosidad tanto dentro como fuera de la pista, Kyrgios no hace otra cosa que salirse del libreto y romper los estereotipos, algo más propio de los años '70-'80 con Connors, McEnroe, Lendl y compañía, antipáticos que poco les importaba quedar bien con el público
Pero las épocas cambiaron y la atención sobre los protagonistas también. Hoy hay micrófonos y cámaras por todo el estadio, por lo que inconscientemente el jugador se vuelve políticamente correcto. John McEnroe dijo en más de una ocasión que durante estos años no podría haber sido profesional ya que sus exabruptos no serían tolerados. Pero sucede algo extraño, a la inversa de décadas pasadas. Por aquellos años, eran pocos los extrovertidos, hoy son pocos los introvertidos. El deporte cambia porque la sociedad cambia y la necesidad de destacarse y que los demás lo sepan, ha trascendido fronteras. El tenista hoy no solo es tenista, es una marca en sí mismo que debe promocionar para conseguir mejores sponsors y empatía con los espectadores.Acá, las dos escenas juntas.— FueBuena (@FueBuena) August 2, 2019
El énfasis que le pone Kyrgios para decirle que la botella "se resbaló de su mano".
Es como un nene que dice que se olvidó la tarea.pic.twitter.com/xLVshXAA21
Kyrgios entendió el negocio a la perfección y junto a Yonex y Nike, explotan las redes sociales, su vestimenta y raquetas se agotan en las tiendas y, por ende, las arcas del terceto no paran de crecer. Más aun cuando sus resultados deportivos se conjugan con todo lo bueno que tiene y no se mezclan con todo lo malo, o no se mezclan lo suficiente como para perder partidos. Exactamente eso sucedió en Washington. Algo para destacar es su récord de 5-1 ante el Top10 en 2019 con victorias ante Nadal (2°), Isner (9°), Zverev (3°), Tsitsipas (6°) y Medvedev (10°) y una derrota contra Nadal (2°) en Wimbledon, con un H2H total frente al Top10 de 20-31, nada mal para un jugador que fue 13° ATP y que casi nunca es protagonista en los grandes torneos.
#Kyrgios rinde en los momentos importantes de los partidos y se proclama campeón del ATP500 #Washington levantando 1 match point ante #Tsitsipas en SF y ganando 7/6 7/6 la final contra #Medvedev. El australiano entretiene, involucra al público, se divierte y además gana pic.twitter.com/JaEDZi6ybM— Otra Doble Falta (@DanielViPiTenis) August 4, 2019
Daniel Vitale Pizarro