15 abril 2019

Cambiar para ganar

El tenis chileno vive su momento álgido. Las irrupciones tan esperadas de los jóvenes chilenos nacidos en 1995/1996 se hicieron realidad en estas últimas dos temporadas. Nicolás Jarry y Christian Garín dieron varios pasos adelante en sus carreras para volverse protagonistas del circuito ATP. El año pasado, el nieto de Jaime Fillol (14° ATP 1974) logró sus primeros cuartos de final, semifinal y final en tres torneos consecutivos durante la gira sudamericana para finalizar el año Top50 (39° ATP en noviembre). El otro chileno en cuestión, Garín, durante los primeros meses del año en curso cosechó solo éxitos, fruto del proceso de reconstrucción que empezó en agosto de 2018.
Christian Garín estaba estancado. A los 21 años y con un palmarés como juvenil que pocos tenistas pueden ostentar, no encontraba el camino correcto para insertarse en el circuito ATP. Campeón de Roland Garros (finalista en dobles) y del prestigioso Eddie Herr en singles y dobles; finalista del Orange Bowl y del Banana Bowl, siempre con Nicolás Jarry como compañero, alcanzó el N°4 ITF Junior y nadie dudaba de su próxima explosión como profesional. Su primera victoria ATP fue en 2013 aun siendo juvenil en Viña del Mar. Todo iba viento en popa, pero su segundo triunfo ATP tardó en llegar. Tanto tardó que los mismos que auguraban una carrera exitosa ya no pensaban lo mismo.
Pero Cristian tenía una ventaja con respecto a sus detractores: aun era muy joven. No todos los jugadores maduran al mismo tiempo. Algunos nunca logran dar el salto de calidad hacia el Top100, ese lugar que les garantiza tranquilidad económica y poder disputar casi todos lo torneos ATP. Agosto 2018. Garin decide sumar a su equipo de trabajo al argentino Andrés Schneiter, entrenador de Juan Ignacio Londero y de tantos otros en el pasado, entre ellos Mariano Puerta en 2005. En pocos meses la mejoría fue notoria: tres títulos Challengers ganados y 84° ATP en diciembre. El "Tanque" (312° en enero) había superado todas las expectativas.
El "gringo" Schneiter daba su parecer sobre el 2018 de su pupilo, luego de trabajar juntos cuatro meses: “Está muy contento. Vengo trabajando con él para que mejorase su solidez y acercarse a su mejor nivel tenístico y mantenerlo durante todo un torneo. Esa es la idea de todo lo que estamos trabajando. Todo esta racha de buenos resultados viene enganchado mucho con un tema mental. Se está trabajando mucho la cabeza, aceptando más, bancar, estar en los partidos, intentar estar siempre con la misma actitud y ganas todos los encuentros. Poco a poco los resultados nos están acompañando. A la larga será una cosa de tiempo”.
Comprometido con la causa, a Garín hoy se lo escucha y nota más maduro: "Me ha llevado cuatro años dar el salto y asentarme en el Challenger Tour, pero ahora me siento seguro de mí mismo. He mejorado mucho en el autocontrol, ha sido un trabajo silencioso junto a un psicólogo, que va más allá del tenis. Estoy recuperando la pasión por este deporte, una que no sentía desde que tenía 15-17 años. Ha habido años en los que me costaba competir, no aceptaba que hubiera jugadores mejores que yo, pero ahora vuelvo a ser el que era. A inicios de 2018 me di cuenta de que el tenis es lo que me apasiona en esta vida, y que tenía claro que quería alcanzar mis objetivos".




Una publicación compartida de Cristian Garin (@garincris) el

Y muchos de esos objetivos los alcanzó en unos meses. El primero fue el quinto punto ganado en Austria para que Chile clasificara a las Finales de la Copa Davis en Madrid. Si había una competición en la que Garín fue denostado por la prensa chilena era en Copa Davis y allí fue donde empezó a torcer la opinión de los especialistas y del público en general. "Me han hecho mierda en cada partido que perdía, aunque también hay gente que me ha apoyado muchísimo y gracias a ellos estoy ahora jugando a este nivel", declaraba luego de quitarse la presión de rendir en la competición por equipos más importante del mundo del tenis con una mezcla de revanchismo y satisfacción por lo conseguido.


Su segundo "hito" fue volver a ganar un partido ATP después de seis años. La noche del ATP de Buenos Aires ante Felix Auger Aliassime fue el escenario perfecto. Dos semanas más tarde, en San Pablo, rompió los esquemas al alcanzar la final del torneo ATP250 ante Guido Pella, el argentino que ganó su primer torneo ATP luego de perder cuatro finales. Llegar al último partido por primera vez le cambió la mentalidad y empezó a darse cuenta de que podía pelear por cosas importantes. Un paso en falso por Miami no hizo mella en la confianza de cara a Houston, lugar elegido por el chileno para iniciar la gira sobre polvo de ladrillo. Mejor lugar, imposible.


El tercer gran momento fue en Houston (USA). En el torneo de la antigua arcilla verde, derrotó a Pablo Cuevas, Jeremy Chardy, Henri Laaksonen, Sam Querrey y Casper Ruud para ser campeón por primera vez en su carrera, ingresar al Top50 (47°) y lograr el positivo en victorias/derrotas ATP (22/21). El nacido en Santiago fue una estrella juvenil, le costó mucho la transición al profesionalismo, cayó en un pozo, la prensa lo denostó, cambió de entrenador varias veces, modificó su carrera y hoy disfruta de un presente excepcional gracias a su perseverancia y a confiar en él, en su círculo íntimo y en su tenis. Veremos hasta donde es capaz de llegar.

Daniel Vitale Pizarro

01 abril 2019

"Somos un pack"


Bob Bryan (209° ATP) y Roger Federer (125° ATP), profesionales desde 1998, fueron invitados a disputar el cuadro principal del Masters1000 de Miami en 1999. Bryan ganó su partido de primera ronda contra Sargis Sargsian y Federer cayó ante Kenneth Carlsen. Veinte años después, los únicos jugadores que disputaron el torneo en 1999 y 2019 son precisamente Bob Bryan y Roger Federer. Y da la casualidad de que el estadounidense fue campeón en dobles a los 40 años y el suizo en singles a los 37 años. Entonces, ¿casualidad o causalidad? Bob junto a Mike son la pareja más exitosa de la historia de la especialidad y Roger es considerado por muchos el mejor de todos. ¡Causalidad!
Poco se habla, comenta y escribe sobre el circuito de dobles ATP, tan entretenido y espectacular. ATP ha tratado de incentivar a que las mejores raquetas singlistas se vuelquen al dobles al menos en los grandes torneos para generar un atractivo más y cautivar al público que paga una entrada o una suscripción de TV. Sin ventajas en los games y con un tercer set a definirse en un Super tie-break, lograron que aun más tenistas extiendan sus carreras ya que el físico no es el pilar fundamental. Partidos más cortos, resultados inciertos y menos demandantes físicamente, ATP no logra que los Top10 o Top20 se involucren al dobles como sucedía antes de los años 2000.
Una respuesta podría ser lo terriblemente exigente que se ha vuelto el circuito ATP de individuales, físicamente solo para atletas, que viajan todas las semanas a un país diferente y administran sus energías con precisión quirúrgica para no lesionarse y perderse torneos importantes. Otro motivo quizás sea la desubicada cantidad de dinero del singles para los tenistas Top, lo que no incentiva a hacer la diferencia en metálico en duplas; o quizás sea la vergonzosa suma de dólares que entrega el circuito de dobles, cinco veces menor que el individual. Pareciera que el juego más estratégico, de jugar en la red, de peloteos cruzados o manejo de los ángulos no sedujera al público en general.

Embed from Getty Images

En ese contexto de desdén del público hacia la especialidad y por ende de la poca cobertura de los medios de comunicación, una pareja se ha destacado muy por encima que la media durante los últimos veinte años. Ellos son los hermanos Robert Charles Bryan y Michael Carl Bryan, popularmente conocidos como Bob y Mike Bryan, recientes campeones del Masters1000 Miami, a un mes de cumplir 41 años. Juntos lograron la para nada despreciable suma de 118° títulos ATP, desglosados en 16 Grand Slams, 4 Masters Cup, 39 Masters1000, medallas Olímpicas en Juegos consecutivos (Bronce '08 y Oro '12) y los restantes ATP500 y ATP250.
Mike nació dos minutos antes que Bob, el 29 de abril de 1978 en Camarillo, California (USA). Compañeros de dobles desde que tomaron una raqueta, su primer impacto mundial fue ganar el US Open junior 1996. Poco les costó la transición al profesionalismo en dobles pero bastante en singles. Ambos intentaron ser Top100 pero no tuvieron la misma suerte que juntos. En el 2000, Mike fue 246° ATP y Bob 116° ATP. Para el año 2004 ninguno de los hermanos tenía ranking ATP en singles y salvo algún partido de Copa Davis con la serie ya definida, no volvieron a disputar un encuentro profesional solos adentro de una cancha de tenis.
Doce temporadas ganando Grand Slams (a excepción de 2004), 2018 los encontraba sin ser campeones de un Major desde 2014. La pareja atravesó una crisis de confianza e incertidumbre profesional y personal, que los llevó a pensar seriamente en el retiro. Así lo contaba Bob: “La forma en la que competimos durante algunos años no fue muy buena, pero lo más peligroso era que no nos estábamos divirtiendo. Estuvimos a punto de anunciar el retiro tras Australia Open 2017, incluso tenía una declaración escrita para leer en rueda de prensa. Entramos en la sala y de repente Mike me dijo: ‘Espera, esperemos hasta el US Open’. Fue un momento muy difícil para los dos”.
Un año después, Mike se divorciaba de su esposa tras cinco años de matrimonio por no poder compaginar el tenis profesional con su vida privada personal, lo que lo llevó a no hablar durante varios meses con su hermano. Separado, se mudó a la casa de Bob para iniciar la pretemporada 2018. El inicio fue auspicioso si tenemos en cuenta el período 2014-2017: dos títulos y tres finales entre enero y mayo. Cinco meses después, el impedimento de ganar grandes títulos no fue la confianza ni el nivel de los hermanos, sino la cadera maltrecha de Bob, que los obligó a retirarse en medio de un partido por primera vez en más de mil partidos como profesionales.


Bob explicaba como se manifestó la lesión: "Empecé a cojear muy visiblemente durante el entrenamiento. El miércoles ganamos pero me tuve que tomar algunos analgésicos. Ganamos otra vez, me tomé más analgésicos al punto de que, cuando llegamos a la final, no sabía si podíamos jugarla. Pero cuando ganamos el título, la emoción de la victoria te quita el dolor que tienes, así que no pensé en nada. La cojera empeoró. Empecé a hacer abdominales. Estábamos tan confiados que seguimos ganando hasta llegar a la final en Madrid, lo que probablemente fue peor. Al final, podía escuchar lo que pasaba con mi cadera: sólo se escuchaba hueso con hueso. Desgasté hasta el último milímetro de cartílago que tenía, así que cuando impacté con el suelo al bajar del movimiento de saque, me rompí el hueso".
A partir de ahí, el proceso de recuperación, lo más tedioso para un profesional. Tres meses de estudios y tratamientos desembocaron en una cirugía para reemplazar la cadera derecha por una de metal, con el riesgo de no volver a pisar una cancha de tenis. Siete meses desde su último partido, Bob volvió al circuito para ser campeón en Delray Beach y Miami : "Los médicos eran positivos pero la realidad era que mis posibilidades de regresar al circuito eran 50% y 50%. Era un territorio inexplorado. Sería el primero en regresar con un reemplazo de cadera. Honestamente, estoy feliz de poder terminar nuestra carrera juntos, porque como dijo Mike, cuando dejemos el deporte, lo haremos juntos. Somos un pack".

Daniel Vitale Pizarro

18 marzo 2019

Aptitud con actitud




Una publicación compartida de Dominic Thiem (@domithiem) el

Era cuestión de tiempo para que Dominic Thiem fuera campeón de Masters1000. Pero pasaban las temporadas y los grandes resultados no llegaban. Sí finales pero no títulos. Final en Madrid 2017 y 2018; final de Roland Garros 2018, y ahí se quedaba. El mejor sobre polvo de ladrillo detrás de Rafael Nadal desde 2017, no rendía igual en superficies duras, irregular a lo largo de la temporada con más puntos bajos que altos. Además su planificación anual del calendario tenístico no era la mejor. Muchos torneos en semanas consecutivas impedía que rindiera al máximo en los torneos importantes.

Respetado por todos en arcilla pero uno más en duras, el austriaco no solo planificaba mal sino que no adaptaba su juego a las diferentes superficies. Pasaba del ladrillo al cemento o a la hierba sin modificar su patrón de juego. Sus golpes tan ampulosos como potentes desde el fondo de la cancha (bien desde el fondo) cumplían con creces en superficies lentas pero no daban resultado en canchas rápidas. Además, golpear tan atrás la pelota abre los espacios y permite que el rival distribuya y tome la iniciativa.
"Dominator" tenía que cambiar. A su entrenador de toda la vida, Gunter Bresnik, le sumó una nueva cara: el chileno Nicolás Massú. Campeón olímpico (singles y dobles) y 9º ATP en 2004, era una apuesta arriesgada para el austriaco que necesitaba otra mirada del deporte para evolucionar mental y tácticamente. Se contactaron a través de Bresnik en enero durante la serie de Copa Davis (Austria vs Chile) y trabajaron juntos por primera vez en el ATP250 Buenos Aires. Conforme el europeo con el trabajo realizado, decidieron seguir juntos al menos hasta la gira de arcilla. En su primera gran cita como parte del equipo de trabajo de Thiem, su pupilo fue campeón primerizo de Masters1000 derrotando a Roger Federer en la final. Todo muy normal...

"Es increíble tener a Nico Massú en mi box. Lo vi muy motivado y me ayudó mucho estos días. Hemos entrenado a mucha intensidad y creo que surgió una buena amistad. Él es partícipe de este título, ya que hace 12 días no estaba bien físicamente y me ayudó a revertir la situación y a conseguir esto", declaraba un incrédulo Thiem ante los aplausos del público, la sonrisa de Federer y la alegría de su equipo de trabajo.
La inclusión del chileno le aportó una inyección de confianza en un momento de mucha inseguridad tanto física (estado febril en febrero) como tenística (3-4 en 2019): "Sumamos al preparador físico Duglas Cordero (PF de Fognini y de Massú de jugador), entonces Duglas hizo su trabajo, Alex Stober (fisio de Thiem) hizo el suyo y yo hice mi parte tenística. Entre los tres hicimos un gran trabajo. Creamos una gran energía. Tal como dijo Thiem, yo lo encontré en una forma distinta y todo cambió en pocas semanas porque hicimos una planificación perfecta, entrenamos a una intensidad buenísima, con mucha calidad. Y cuando además haces las cosas con pasión, a veces los resultados llegan".



"Hay muchas cosas que puede aportar a mi juego como, por ejemplo, agregarle variantes a mi repertorio tenístico según los momentos del partido. Él prefería jugar en tierra batida, pero su mayor éxito fue en pistas rápidas en los Juegos Olímpicos (Atenas 2004). Él sabe lo que significa sentirse como en casa en tierra batida, pero trasladar los buenos resultados a cancha dura. Esa es una de las cosas que esperamos de la relación”, declaraba Dominic antes de debutar en Indian Wells ante las preguntas de los periodistas sobre lo que podía aportarle Massú como co-coach, a lo que "el Vampiro" respondió con un título de M1000...
Llegó a Indian Wells con tres victorias en 2019 y se fue con ocho triunfos y el Nº4 ATP, su ranking más alto histórico. En Ohio cosechó su 12º titulo ATP, el más importante de su carrera sobre una superficie que, en líneas generales, le era esquiva. Más paciente desde el fondo de la pista que lo habitual y devolviendo más cerca de la línea de fondo que de los carteles publicitarios, pero con la misma decisión de siempre a la hora de atacar y tomar la iniciativa, "Domi" impuso su ritmo ante un Federer que no resistió la intensidad de su rival pero que tampoco intentó incomodarlo lo suficiente como para sacarlo de su zona de confort.
El suizo cien veces campeón ATP cayó en la final de Indian Wells por segundo año consecutivo en su novena final en el desierto californiano. Cinco veces el mejor aquí, al igual que Djokovic (récord), desplegó un gran tenis durante toda la semana, evitó a Nadal en semifinales por una lesión del español y ganó el primer set de la final. Hasta allí llegó su tenis. A partir del segundo set, Thiem dictó el ritmo del partido que terminó ganando con más actitud que su rival.
El campeón del primer M1000 de la temporada no solo tiene tiempo para el tenis en su vida, también tiene otras inquietudes y preocupaciones como el cuidado del medioambiente. Junto a Adidas, marca que lo viste, protagoniza una campaña de concientización sobre los desechos plásticos en los mares. La campaña incluye indumentaria y calzado, con los colores marítimos, desarrollados a partir de material reciclado extraídos de los océanos contaminados, una iniciativa para destacar de la firma alemana de las tres tiras.


Daniel Vitale Pizarro

03 marzo 2019

Admiración mundial


Milán (Italia), febrero de 2001. Roger Federer, un joven prometedor de diecinueve años ganaba su primer título ATP sobre la ya extinguida moqueta (carpeta) cubierta. Pelo largo atado, granos en la cara y enfados constantes que terminaban en raquetas destruidas o derrotas sin oponer resistencia era el perfil del helvético en sus primeros años como profesional. Durante 2001 comenzó a cambiar su actitud dentro de la cancha y de a poco fue convirtiéndose en lo que todos conocemos. Ni el más optimista de los optimistas hubiera imaginado que dieciocho años después, ese chico tan talentoso como rebelde ganaría CIEN títulos ATP y sería considerado uno de los tenistas más grandes de la historia, sino el más.




Una publicación compartida de DDF Tennis Championships (@ddftennis) el

Las tres cifras, que solo alcanzó Jimmy Connors (109), las consiguió esta semana en el ATP500 Dubai. Siete títulos acumulaba Federer en nueve finales disputadas en los Emiratos, torneo del que participa desde 2002 pero que las finales las disputó entre 2003-2015. Jiri Novak, Feliciano Lopez, Ivan Ljubicic, Mikhail Youzhny, Andy Murray, Tomas Berdych, Novak Djokovic y Stefanos Tsitsipas fueron los ocho rivales diferentes en las definiciones de Dubai ganadas por el hombre centenario. Sus dos caídas en el último partido fueron ante Rafael Nadal (2006) y Novak Djokovic (2011). En total tiene un registro de 53-6 entre 2002-2019, uno de sus torneos fetiche.
El suizo tiene varios torneos predilectos en los cuales ha sido muy exitoso a lo largo de su carrera. Un título más que en Dubai (8) logró en Halle (9) y en Basilea (9). Como en Dubai, también logró ocho veces ganar Wimbledon mientras que Cincinnati lo obtuvo siete veces y el Australian Open y el Masters en seis oportunidades cada uno. Entre esos ocho certámenes acumula 60 títulos ATP, más de la mitad total, una auténtica barbaridad. El desglose marca que 20 son Grand Slams, 6 Masters, 27 M1000, 22 ATP500 y 25 ATP250. En cuanto a la edad de obtención, consiguió títulos como adolescente (1), en sus veintes (66) y en sus treintas (33).

Embed from Getty Images

Su faena de títulos entre 2001-2019 solo se vio interrumpida en 2016, en parte por una lesión que lo mantuvo alejado de las canchas durante siete meses. Antes y después de 2016 fue el mejor de la/s semana/s en 30 ciudades de 19 países diferentes, un trotamundos que no siente presión al pisar una cancha de tenis, sea el lugar que fuere. Los 100 trofeos fueron sobre canchas duras (69), césped (18), arcilla (11) y carpeta o moqueta (2), de los cuales 25 fueron bajo techo. Entre sus rivales más derrotados aparece Rafael Nadal (10), Andy Roddick (7), Novak Djokovic (6), Andy Murray (5) y su actual co-coach Ivan Ljubicic (4).
“Es maravilloso ganar aquí por octava vez y que coincida con mi título 100. Ha sido una semana fantástica, con condiciones muy difíciles cada día. No sé ni si Stefanos había nacido cuando gané mi primer trofeo, creo que estaría cerca (risas), pero yo lo recuerdo a la perfección. Fue una época muy bonita donde empezaba a enfrentarme a mis ídolos, como Sampras o Agassi. Ahora soy yo el veterano y me encanta cruzarme con estos chicos que son las futuras leyendas de este deporte", analizaba el campeón de todo, con una memoria digna de un estadista más que de un tenista, distinto al resto hasta en esa faceta.
Orgulloso de sí mismo y consciente del hito deportivo de conseguir esa absurda cantidad de títulos, reflexiona sobre su pasado, presente y futuro en el tenis: "Para mí esto es como un sueño hecho realidad. Ha pasado mucho tiempo desde aquel primer título en Milán y todavía me sigue encantando el tenis, soy feliz de seguir jugando. Ha sido una viaje increíble hasta aquí, disfruté de cada partido en la pista, de mis amigos, del sacrificio diario, de los momentos difíciles... he amado cada minuto y veremos cuanto más me queda en el tanque. Todo mereció la pena para llegar aquí y levantar mi título número cien”.


Retirado una decena de veces por los "especialistas" del tenis, el suizo se encarga año tras año de refutar las teorías de su abandono del deporte a base de récords para todos los gustos. Es líder histórico en muchas de las estadísticas más importantes de la Era Abierta del tenis y de tantas otras de toda la historia, más que ningún otro tenista que haya existido. Su longeva y saludable carrera le ha permitido batir todo récord que se le cruzara por delante, gracias a su excelso talento y a su incansable trabajo físico que le permitió y le permite golpear la pelotita amarilla con tanta facilidad que parece que no hiciera esfuerzo en cada impacto.


Coordinado como pocos, físicamente superior a la media, técnicamente el más dotado y mentalmente muy pero muy bueno, hicieron el combo perfecto para llegar a los 37 años y cinco meses con 100 trofeos en el circuito mayor. Algunos le criticarán que no tiene la garra y actitud de Nadal o la determinación de Djokovic, sus grandes rivales de la última década, pero la respuesta es sencilla: no existe el jugador perfecto. Y si de perfección hablamos, Roger Federer es el que más se acerca a ese adjetivo tan perseguido inútilmente por la mayoría. Después, que sea o no el mas grande de la historia es otra discusión.

Daniel Vitale Pizarro