11 febrero 2019

Todo junto es mejor


Colombia, ATP250 Bogotá 2013. Un cordobés llamado Juan Ignacio Londero, campeón del Banana Bowl en dobles como junior dos años atrás, pasó la clasificación y disputó su primer cuadro principal de un torneo ATP a los 20 años. Era 564° del mundo y habitaba el mundo Futures alternando con el circuito Challenger, pero sobre el cemento colombiano pudo sortear los tres partidos de la qualy por primera vez en su carrera. La (mala) suerte lo enfrentó ante el campeón Ivo Karlovic en primera ronda. Finalizó la temporada siendo campeón en Venezuela de un Future para quedar Top300, ranking para disputar los Challengers y algunas clasificaciones ATP.


En 2014 nuevamente su único partido ATP lo disputó en Bogotá. Preclasificado en la clasificación, ganó dos partidos y accedió al main draw. En primera ronda lo esperaba Víctor Estrella Burgos al que no pudo superar. Su ranking de fin de año subía de a poco pero su nivel quedaba estancado entre buenas actuaciones en Challengers o títulos en Futures (4 títulos entre 2012-2014). Cuatro años pasaron hasta que volviera a superar una qualy ATP, en Bastad (Suecia). En el medio, dudas de seguir intentando con el tenis profesional, propuesta rechazada para nacionalizarse mexicano y jugar Copa Davis para ellos o dedicarse a entrenar jugadores.
“El tenis es mucho gasto, tenés que pagar los aéreos tuyos y de tu entrenador, comida, los honorarios de él. Es una inversión muy grande todo el tiempo y viajando permanentemente. Todo eso se piensa, hay veces que en la cancha uno se dice ‘por favor, necesito ganar este partido, es plata' ", contaba Londero a la prensa en una entrevista, lo difícil de costear la vida del tenista fuera del Top200. Un jugador profesional que no viva en Estados Unidos o Europa, necesita entre 50 000 y 100 000 dólares anuales para poder competir por el mundo. Por poner solo un ejemplo, en mano de obra para  encordar una raqueta el presupuesto anual ronda los 5000 dólares. ¡Calculadora y a sumar!
A pesar de no haber ganado aun su primer partido ATP, ganó sus primeros dos Challengers y fue finalista en otro para terminar el año cerca del Top100 (118°). Una gran victoria ante Guido Pella en los Interclubes de Primera División en diciembre obligó a que el fanático de tenis, googlee su nombre para enterarse quien era el rubio teñido que representaba a 'Harrods Gath y Chaves'. Algunos quizás recordaban su apodo ("Topo") de cuando fue sparring de Copa Davis en septiembre de 2014 en la recordada eliminatoria ante Israel en Delray Beach para volver al grupo mundial; otros de su paso por los Futures o Challengers en Argentina.




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De cualquier manera, en febrero de 2019 el "Topo" Juan Ignacio Londero ya no necesita Google para que el aficionado al tenis lo conozca. La primera edición del ATP250 le otorgó una invitación al cuadro principal por su buen momento como profesional y por ser cordobés, un plus. Nicolás Jarry, Lorenzo Sonego, Pedro Cachin, Federico Delbonis y Guido Pella. Las victorias del debutante en todas las rondas sucesivas a la primera en un certamen ATP. Todo era nuevo para Londero que cada partido ganado era un sueño, algo por lo que luchó todo su carrera y que no imaginó que se concretara en su primer torneo en el cual conseguía su primera victoria ATP, en su provincia. Locura.
"Hablo desde el corazón, nunca me esperaba ganar un torneo, ni cerca. Nunca lo pensé. Sabía que podía llegar a una semifinal o unos cuartos. La verdad es que tenía dudas, siempre me ha costado tener confianza en mí, todavía no me lo creo. Lo que si sé es que me cayó del cielo, he hecho un trabajo grande, no fue una casualidad que yo rindiera así, todo es fruto del trabajo. El año pasado encontré mi identidad de juego y se a lo que tengo que jugar… ese fue el gran click en mi carrera, y pude encontrar saber cómo juego”, declaraba el nacido en Jesús María sentado en la conferencia de prensa, más tranquilo y con las pulsaciones a un ritmo normal.
Pero no todo fue alegría para Juan Ignacio. Cuenta Tito Vazquez en su última columna, que hace exactamente un año atrás, sin rumbo tenístico y con los objetivos por cumplir cada vez más lejanos (364° ATP), el ahora campeón del Córdoba Open estuvo muy cerca de emigrar a Estados Unidos a dar clases de tenis porque ‘allá das una clase y ganas como mínimo cien dólares la hora’. Hoy es campeón ATP, 69° del mundo y debutará en la cancha central del Buenos Aires Lawn Tennis Club en horario central del ATP de Buenos Aires. "Topo", ¿todavía te quedan ganas de ir a trabajar a Estados Unidos?

Daniel Vitale Pizarro

28 enero 2019

La década ganada


Cuando se analizan las épocas, se suelen comparan las décadas y los dominadores de cada una de ellas. En diciembre finalizará la década del 2010 y cuando revisemos los libros de historia veremos que el dominador de estos años ha sido Novak Djokovic. Así como Roger Federer dominó los años 2000, el nacido en Belgrado es el principal protagonista de estos diez años, a falta de uno. Novak cimentó su carrera prácticamente a partir del 2010. Copa Davis, el N°1 (cinco diciembres), catorce Grand Slams y 57 títulos ATP. Nadie ganó tanto en ese período. Nadal y Federer compartieron protagonismo pero en general, un paso por detrás, incluso en los enfrentamientos personales.

La final del Australian Open 2019 prometía mucho. Novak Djokovic y Rafael Nadal, los dos mejores tenistas de la temporada pasada, los dos mejores de ésta década, se verían las caras una vez más. El duelo más repetido de la historia (52 veces) tenía un nuevo capítulo y nada menos que en una final de Grand Slam. Ambos en un nivel fantástico de tenis, físico y mental, no cabía en la cabeza de ningún espectador ni especialista un partido corto. Incluso los entrenadores de ambos tenistas auguraban cinco sets, similares a la semifinal de Wimbledon 2018 (el mejor partido del año). Las semifinales fueron un trámite y los cinco partidos anteriores, casi que también.


Pero nada de lo presagiado por expertos y neófitos del tenis sucedió. Y el culpable fue Djokovic. Apenas dos horas y cuatro minutos de tenis le ofrecieron al público australiano, ávido de tenis y con las imágenes aun intactas de dos gladiadores sentados en sillas durante la entrega de premios del Australian Open 2012, totalmente acalambrados por disputar la final más larga de la historia de los Grand Slams (5h 53m). Este año no hubo rival. Novak literalmente pasó por arriba a 'Rafa'. Lo superó en todo, pero sobre todo mentalmente. Tácticamente perfecto, su mentalidad de acero le permitió ejecutar la táctica a la perfección.


Nadal nunca pudo ingresar al partido. Plantado sobre la linea de base, cambiando direcciones a gusto y placer, cargando el juego sobre la derecha del español y presionándolo constantemente, el serbio selló un partido que rozó la perfección. Nueve errores no forzados, en una final de Grand Slam y ante Rafael Nadal. Nada mal, ¿no? Dicen los psicólogos que cuando uno se siente superior, y el rival se sabe inferior, los jugadores responden como tales. Djokovic dictó y Nadal acató. Es cierto que el manacorí tuvo alguna que otra oportunidad de meterse en el partido y no la aprovechó, pero el partido fue un monólogo de "Nole". Nunca lo dejó respirar y el resultado fue arrollador (6/3 6/2 6/3).


Reflexivo, Nadal valoró su desempeño durante los quince días de torneo y el excelso nivel del campeón: "He hecho muchas cosas bien. Vengo de situaciones difíciles, momentos complicados que no han sido fáciles de aceptar y aun así llegué a la final jugando a un nivel muy alto, sin perder sets. Pero hoy me encontré a un rival que fue superior y eso es totalmente reconocible, uno no tiene que esconder la realidad. Hoy Djokovic era mejor jugador de lo que yo podía ser esta noche. Así se resume. Ahora hay que seguir trabajando esos aspectos que han salido bien y  mejorar los que no he podido poner en práctica, que necesito para competir al nivel que me exige un rival como el de hoy. Espero estar preparado para la próxima, trabajaré para ello".
Emocionado y con la voz entrecortada, Djokovic agradeció a todo su círculo íntimo: “Muchas gracias a mi equipo. Es un deporte individual pero siempre están conmigo. Me toleran en los malos días y me apoyan siempre. Consiguieron la fórmula del éxito. Marian, muchas muchas gracias por volver conmigo. Me gustaría decir 'hola' a mi familia, saludar a mi mujer y mis hijos que me dijeron que verían el partido desde casa. Los trofeos son más especiales cuando tienes a la gente que quieres para celebrarlos. Son las personas más importantes de mi vida junto a mis hermanos y mis padres. Quiero agradecerles el sacrificio que hacen por mí, por dejarme vivir mi sueño. Por su amor incondicional”.
Siete veces tuvo a 'Norman' en sus brazos, más que cualquier otro tenista en la historia de este certamen. Roy Emerson en el amateurismo y Roger Federer en el profesionalismo ganaron seis veces pero el balcánico subió el listón un peldaño más. Denominado 'Norman', el nombre completo del trofeo es "Norman Brookes Challenge Cup", tal como se describe en la propia Copa. Se lo llama así en honor a Norman Everard Brookes, el primer gran tenista australiano que se destacó fuera del continente oceánico, siendo el primer campeón de Wimbledon no británico en 1907 y el jugador más viejo en ganar un título de Grand Slam (dobles) a los 46 años en el Australian Open 1924. Además fue presidente de la 'Lawn Tennis Association of Australia' durante 28 años.

Daniel Vitale Pizarro

14 enero 2019

Puente universitario




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El tenis Universitario de Estados Unidos es el de mayor nivel del mundo. Jugadores de todo el globo emigran a las Universidades norteamericanas para jugar al tenis y estudiar, mezclando el estudio y el deporte, un combo ideal para un adolescente que no tiene claro si quiere convertirse en tenista profesional o dedicarse al ámbito laboral tradicional luego de conseguir un título Universitario. Desarrollar una posible carrera como tenista profesional y ser un profesional en otro sector gracias al estudio, tranquiliza mucha veces al joven y genera que juegue sin presiones ni tantas obligaciones como si solo golpeara una pelotita para subsistir.


En ese contexto, las Universidades reclutan a los mejores exponentes de sus Estados y becan a posibles buenos jugadores de todo el mundo. Los elegidos deben aprobar un examen de admisión (SAT y TOEFL), ser tenistas amateurs y haber finalizado los estudios secundarios/bachillerato en sus países de origen. Según el nivel de tenis del alumno y de la Universidad solicitante, disputará la División más acorde a su rendimiento. La división más alta se llama "NCAA I" y es el paso previo al circuito profesional ITF o ATP, siempre y cuando el objetivo del jugador sea dedicarse por completo al tenis. Las otra divisiones son "NCAA II", "NCAA III", "NAIA" y "Junior College".
La lista de jugadores ATP destacados que fueron jugadores Universitarios norteamericanos es extensa, lo que comprueba lo exitoso del sistema educativo/deportivo a lo largo de los años. John Isner, Kevin Anderson, Steve Johnson o los hermanos Bryan, son los máximos exponentes en activo del formato estadounidense. Menos conocidos pero ambos Top100 aparecen Tennys Sandrgren (UT 2010-11) y Cameron Norrie (TCU 2015-17). Ellos acaban de disputar la final del ATP250 de Sidney, demostrando que el camino del tenis combinado con el estudio es posible, una alternativa superadora a la dedicación exclusiva a un deporte en particular.
Rivales en el circuito Challenger, nunca se habían enfrentado a nivel ATP. “Creo que Cam me ha ganado 18 veces seguidas”, bromeaba Tennys sobre su historial (2-4) frente a Cameron antes de la final en Australia, perdiendo las últimas tres veces que lo enfrentó, incluyendo la final en 2017 del Challenger en Tiburón, California (USA). Sandgren conocía lo que era disputar una final ATP (Houston 2018) pero Norrie nunca había llegado a una definición por el título. El norteamericano sacó provecho de la derrota en abril de la temporada pasada sobre arcilla ante otro universitario récord, Steve Johnson, para obtener su primer título ATP.
Gracias al título, Tennys Sandgren aparecerá como 41° ATP el lunes, su posición histórica más alta, y así reaccionaba a su idílico presente: "Este título significa mucho, me esforcé mucho estos meses preparando la temporada y recibir el premio tan pronto es algo muy gratificante. Tener cierta experiencia adicional me ayudó en la final, intenté mantenerme estable mentalmente y empezar con un poco más de energía. He sacado muy bien durante toda la semana y la derecha ha funcionado como quería, siento que me estoy moviendo realmente bien, aunque mi objetivo sigue siendo permanecer dentro del top100. Estoy tratando de mejorar y ver hasta donde puedo llegar, no tengo miedo de apuntar alto".
Cameron Norrie, nacido en Johanesburgo (Sudáfrica), criado en Auckland (Nueva Zelanda), nacionalizado británico (padre escocés, madre galesa) y jugador Universitario norteamericano en la Universidad Cristiana de Texas es entrenado por el argentino Facundo Lugones, excompañero en la Universidad con el que forjó una amistad que va más allá de la relación entrenador-jugador. Gracias a Lugones, "Noz" ha entrenado en Argentina con Juan Martín Del PotroDiego Schwartzman y Leonardo Mayer, incluso formó parte del equipo de Interclubes del Buenos Aires Lawn Tennis Club en 2017, año en el que hizo la pretemporada en Argentina.

Daniel Vitale Pizarro

11 enero 2019

Viejos, altos y buenos

2018 finalizó como el año con el Top10 más alto de la Era Abierta (192,6 cm) y también el más longevo (29,9 años). 2019 no podía empezar de manera diferente. Ivo Karlovic (211cm) y Kevin Anderson (203cm) disputaron en el ATP250 Pune (India) la final ATP de más altura de la historia y la más "adulta" (71 años), igualando la misma cantidad de años con Quito 2017 y Los Cabos 2016. Los cuatro metros y catorce centímetros de Ivo y Kevin superaron a los cuatro metros y once centímetros de Atlanta 2013 entre John Isner y el sudafricano Kevin Anderson. Récords y más récords son los que rompe el gigante croata en el circuito ATP a sus jóvenes 39 años de edad.
Karlovic no fue campeón pero sí noticia. Tercer finalista ATP a los 39 años detrás de Ken Rosewall y Pancho González (43 años). Desde 1977 que un jugador de 39 años no disputaba una final ATP. Líder en aces desde que se tienen datos (1991) con más de 13000 convertidos, dice que juega para seguir rompiendo récords en torno a la edad. Y vaya si lo está haciendo. En su 16° temporada consecutiva como Top100 y tras superar una meningitis que casi lo retira del tenis en 2015, Ivo sigue dando batalla en un circuito cada vez más físico pero a la vez más longevo. El profesionalismo de los jugadores y del circuito llevó a que los tenistas hayan alargado sus carreras.
Los equipos de trabajo de cada jugador, con especialistas en todo lo relacionado con el deporte (entrenador, preparador físico, médico, psicólogo, nutricionista, etc) más el minucioso armado del calendario para evitar viajes innecesarios o agotamiento físico y mental por disputar muchos torneos, son la clave para mantenerse como profesional pasado los 35 años, una edad que invita más al retiro de la actividad que a disputar finales. Para tener una idea de lo que es tener 35 años en el tenis, el circuito "Senior" denominado "Champions Tour" es a partir de esa edad, lo que agiganta lo logrado por los tenistas que siguen compitiendo al máximo nivel pasados los 35.


Anderson impuso condiciones en India. Preclasificado N°1 y N°6 ATP, ganó por primera vez un título previo al Australian Open. Finalista el año pasado en Pune y en 2013 en Sidney, en 2019 llegará al primer Grand Slam de la temporada con la confianza por las nubes. Dueño de un récord poco habitual en finales ATP (6-13), menos aun para un doble finalista de Grand Slam, en Pune el sudafricano pudo levantar su sexto trofeo ATP en diecinueve definiciones. Sí, apenas un 31,6% de efectividad, uno de los porcentajes más bajos de la Era Abierta. A tono con la tendencia longeva del circuito actual, a los 32 años vive el mejor momento de su carrera.

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“Quería dar un paso más que el año pasado… No tienes la oportunidad de ganar torneos cada semana y cuando lo consigues es muy especial. Significa mucho para mí. Tenía muchas ganas de poder quitarme esa espina clavada de perder la final del año pasado. Ha sido un partido muy cerrado, podría haber caído de cualquier lado. El ambiente ha sido sensacional y lo recordaré toda mi vida”, expresaba el africano luego de vencer a su rival en Pune por un ajustado 7/6 6/7 7/6, un resultado cotidiano para este tipo de jugadores que hacen del servicio un arte. Desde que cambió de ciudad en 2018 (Chennai a Pune), los aficionados indios vieron en ambas oportunidades a Anderson en la final.

Daniel Vitale Pizarro

17 diciembre 2018

Un agitado 2018


El tenis argentino vivió un 2018 repleto de emociones. En la cúspide del tenis mundial y en las bases, 2018 no fue un año más para el tenis en Argentina. Juan Martín Del Potro, Diego Schwartzman, Sebastián Baez, Facundo Diaz Acosta, Gustavo Fernandez y podría seguir con muchos nombres y logros a nivel junior y profesional de los jugadores que representan a nuestro país a lo largo y ancho del mundo. Todo eso concluyó en diciembre con el Interclubes de Primera División, el de más jerarquía de la historia, en un estadio digo para tal evento. Tampoco fue un año tranquilo en lo dirigencial con un cambio total y generacional en la cúpula de la Asociación Argentina de Tenis.
El año comenzó con Gustavo Fernandez como N°1 ITF de tenis adaptado. Su título en el Australian Open y las finales perdidas en Roland Garros y Wimbledon lo depositaron en el cumbre del tenis mundial en 2017, posición que perdió tras perder en su debut en el Australian Open 2018. Lejos de ser un mal año, el cordobés finalizó 2018 como N°3 ITF luego de perder las finales de Roland Garros y Wimbledon, como en 2017.
Las alegrías no tardaron en llegar. En marzo, tres meses después de que Axel Geller dejara vacante el N°1 ITF Junior por edad, otro argentino tomó las riendas del circuito juvenil: Sebastian Baez. Finalista de Roland Garros junior y Oro en los Juegos Olímpicos de la Juventud en dobles, Sebastian finalizó la temporada como N°3 del ranking para menores de edad. El otro junior destacado fue Facundo Diaz Acosta. Apenas una victoria en dobles en los tres Grand Slams (0-3 en singles) que disputó pero con buenos resultados en torneos de similar jerarquía, finalizó N°6 ITF junior gracias al sorprendente rendimiento en Buenos Aires 2018 en el que obtuvo dos medallas de Oro: singles y dobles junto a Baez.
En el circuito principal, Juan Martín Del Potro tuvo su mejor año deportivo como profesional. Por primera vez en su carrera fue campeón de un Masters1000 y N°3 ATP. Además volvió a la final de un Grand Slam, precisamente en el US Open, nueve años después de ser campeón en Flushing Meadows. Clasificado al Masters, una lesión (otra más) le impidió coronar una temporada brillante. El otro punto fuerte fue Diego Schwartzman. Campeón por primera vez de un ATP500 (Rio de Janeiro), alcanzó el puesto 11° ATP en junio luego de ser cuartofinalista en Roland Garros. A la temporada de ensueño que tuvo "el peque", le agregó su primera victoria sobre césped luego de siete derrotas consecutivas.

Tenis | @dieschwartzman elevó la vara y se aferra a los detalles para progresar: nuevo calendario y encordado más "veloz" 🎾🇦🇷 Por @SebaTorok https://t.co/KyItqbwAVo pic.twitter.com/zj3USxdAj7
Las categorías menores del circuito internacional también dijeron presente. Once fueron los Challengers que se conquistaron en singles en 2018 para llegar a un total de 330 títulos en esa categoría, creada en 1978. Guido Andreozzi fue el líder anual con cuatro Challengers obtenidos más otros cuatro en dobles. En total Argentina acumuló 18 títulos entre singles y dobles. En los Futures, la categoría más baja del profesionalismo, Argentina terminó con 108 Futures ganados entre singles y dobles, la mayor cantidad obtenida por un país en el año, un dato a destacar para el tenis argentino.
Pero la frutilla del postre fue el Interclubes de Primera División. Disputado en el "Polideportivo Boedo" de San Lorenzo de Almagro, quince equipos se disputaban la Copa Interclubes. Desprestigiado años atrás, los clubes y la AAT iniciaron un camino hacia la excelencia y lograron convocar a 12 Top100 diferentes entre singles y dobles en las listas de buena fe. Un lujo para el país y para los espectadores que pudieron disfrutar de un torneo con jugadores de altísimo nivel en un estadio moderno, techado y sobre superficie dura, a modo de preparación para la temporada ATP en Oceanía 2019. El campeón fue el recién ascendido Ferro ante el defensor del título GEBA.
Diferente al Interclubes tradicional, no se disputaban los tres encuentros a la vez sino uno atrás de otro, con el dobles como punto definitivo en el caso de una igualdad. Además, el tercer set era un match tiebreak (10 puntos), con el objetivo de no cargar a los jugadores en plena pretemporada y para agilizar los horarios ya que se disponía de una sola cancha. Federico Delbonis, Facundo Bagnis, Facundo Mena y Juan Pablo Varillas fueron los que disputaron los tres partidos de la "Ronda Final". Bagnis (single 2) fue el estandarte e invicto del equipo (3-0), Delbonis (single 1) aportó en cuartos de final su único triunfo (1-2) y el dobles Mena-Varillas definió la serie cuando se lo necesitó (2-0).

Daniel Vitale Pizarro desde el 'Polideportivo Roberto Pando'

26 noviembre 2018

RIP Copa Davis

Cuando se recuerde a Croacia en la Copa Davis, el aficionado promedio rememorará tres acontecimientos. El primer título en su primera final disputada ante Eslovaquia en Bratislava (Eslovaquia) en 2005; la increíble oportunidad desperdiciada en Zagreb (Croacia) contra Argentina tras llegar al domingo 2-1 y Marin Cilic 2-0 en sets versus Del Potro; y por ser el último campeón de la Copa Davis tradicional, en su versión histórica, esae ideó Dwight Filley Davis en 1900. 118 años de historia se terminaron en Lille (Francia) consagrando a Cilic, Coric, Dodig, Pavic y Skugor, frente a los campeones defensores capitaneados por Yannick Noah.
El capitán francés, único de su país campeón de Grand Slam en la Era Abierta, sorprendió con la convocatoria. En la lista de buena fe dejó afuera a Benoit Paire (52°), Adrian Mannarino (42°), Gilles Simon (30°) y Gael Monfils (29°). En su lugar convocó a Lucas Pouille (32°), Jeremy Chardy (40°), Jo-Wilfried Tsonga (259°), Pierre-Hugues Herbert (55° y 12°) y Nicolas Mahut (11° en dobles). Los franceses son un ejemplo como equipo porque, los no convocados por gusto o preferencia del capitán, forman parte de la delegación, entrenan juntos y viven la semana de la final como uno más. "Todos para uno, uno para todos"
El jueves, durante el sorteo, Noah volvió a sorprender a propios y ajenos: Chardy single uno y Tsonga single dos. Una jugada arriesgada, de esas que si salen bien, el capitán es un "estratega" y que si salen mal, no se entiende porqué lo hizo. Lamentablemente para el aficionado francés, salió mal. Pero no fue descabellado lo que hizo Yannick. El campeón de Roland Garros 1983 apostó por Chardy ante Coric gracias a su H2H (2-1) y a su última victoria en polvo de ladrillo del galo; y por Tsonga, jugador copero por excelencia (27-10 en Davis) y el mejor francés de ésta camada. La jugada maestra no salió y Francia llegó al sábado con un contundente 0-2 y 0-6 en sets.

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El equipo de Croacia era mejor en calidad. Marinc Cilic (7°), Borna Coric (12°), Mate Pavic (4° dobles), Franko Skugor (28° dobles) e Ivan Dodig (35° dobles). Versátiles singlistas y muy buenos doblistas, la superficie no definía favoritismo, más allá de las condiciones favorables para el local, típicas de una serie de Copa Davis. El dobles fue para Herbert/Mahut, una pareja asentada en el circuito ATP ante una muy buena dupla croata pero que carecía de partidos como equipo (Pavic/Dodig), llegaron al domingo con opciones de revalidar el título de 2017. Apenas comenzada la jornada dominical, Marin Cilic, el mejor rankeado de la serie, se encargó de silenciar el estadio al barrer al héroe de la Davis pasada, Lucas Pouille, en sets corridos, con un match point de lujo.
Consumada la derrota en su país, la actitud francesa hace honores a los creadores de este deporte. En medio de los festejos de los croatas en el vestuario, ingresaron al mismo Yannick Noah y los suyos para felicitar a los campeones, brindar con champagne y fotografiarse con ellos. El 'fair play' por encima de todo, demostrando que ganar no es lo más importante, sino competir lo mejor posible, respetar y felicitar al rival si fue mejor. Así de simple y así de complejo. En un mundo tan competitivo y asediado por los medios de comunicación que ensalzan las victorias y enfatizan las derrotas, Francia y el tenis le demuestran al mundo que hay otro camino y que es mucho mejor.

Daniel Vitale Pizarro