13 agosto 2018

Ochenta


Montreal 2005 fue el primer Masters1000 que conquistó Rafael Nadal sobre superficie dura. Su rival fue Andre Agassi, 16 años y 35 días mayor que el español, diferencia de edad récord para una final de M1000 desde la creación de este tipo de certámenes en 1990. Trece años después, en Toronto (torneo canadiense con sedes rotativas), Nadal obtuvo su noveno Masters1000 sobre cemento ante un rival 12 años y 70 días menor que él, Stefanos Tsitsipas. El tenis del español tomó vuelo a partir de ese 2005 y el 2018 del griego parece que será el año del puntapié para pelear por los puestos de vanguardia del circuito ATP.


Stefanos nació en Atenas (Grecia) hace exactamente veinte años. Campeón de Wimbledon junior en dobles y número uno de la categoría en 2016, el griego dueño de un tenis clásico con empuñaduras de otra época se abrió camino en el tenis profesional ese mismo año, pero las victorias a nivel ATP no llegaron hasta un año después. Su rápida adaptación al tenis profesional lo depositó en semifinales de un ATP250 (Sofía) en su segundo torneo en el cual había obtenido victorias ATP. Esos cuatro triunfos ATP más buenos resultados en Challengers permitieron que terminase el año Top100, lo necesario para evitar las clasificaciones durante los primero torneos de la temporada siguiente.

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En su primer año como Top100, con 19 años Tsitsipas alcanzó su primera final ATP en el ATP500 Barcelona con victorias resonantes ante Dominic Thiem (7°) y Pablo Carreño Busta (11°) antes de caer frente a Rafael Nadal (1°). Su nombre apareció en las portadas deportivas de todo el mundo. ¿Quién era el joven griego que le plantó cara a Nadal en su país? Los aficionados aprendieron rápido a pronunciar su complicado apellido. Una semana más tarde, en Estoril (Portugal), logró su segunda victoria ante un Top10 contra Anderson (8°) antes de caer en semifinales versus el local Joao Sousa, a la postre campeón del torneo. 


Semifinalista en Washington con triunfo ante David Goffin (11°), llegó a Toronto con buenas sensaciones tenísticas. Sin ser preclasificado, el sorteo no lo benefició en absoluto pero eso no impidió que avanzara hasta la final eliminando a cuatro Top10 en fila. Sí, a cuatro: Thiem (8°), Djokovic (10°), Zverev (3°) y Anderson (6°). El límite fue el mismo de Barcelona, Rafael Nadal (1°). Tsitsipas perdió el título pero se adjudicó el récord del jugador más joven en vencer a cuatro Top10 de manera consecutiva, marca que le pertenecía al propio Nadal. El día de su cumpleaños número veinte no pudo regalarse el trofeo pero sí una semana para el recuerdo de él y de todos.

"He tenido la mejor semana de mi vida. Estoy viviendo un sueño, jugando en un nivel asombroso y lo estoy disfrutando más que nunca. Vencer a cuatro Top10... nunca me hubiera imaginado que iba a hacerlo en un solo torneo. Solo necesitaba creer en mí mismo y sentirme confiado para jugar contra ellos. Es un gran logro para mi, pero a la vez sigo hambriento. Creo que puedo conseguir muchas más cosas este año. Aunque haya perdido hoy, siento que con mi juego puedo ganarle a buenos jugadores. Soy agresivo pero agresivo con seguridad. Siento que nunca estoy perdiendo y que siempre estoy ahí", eran las sensaciones del subcampeón de Toronto posderrota, caída que lo ubicará 15° ATP.


La sensación del torneo fue Tsitsipas pero el campeón fue Nadal. Qué decir de 'Rafa' que no se haya dicho. De menos a más, como nos tiene acostumbrados en las citas importantes, el español toma ritmo a medida que pasan las rondas y se vuelve invencible. Físicamente al 100% es muy difícil verlo perder. La intensidad que impone dentro del rectángulo de juego es infernal e impresiona como disputa los puntos importantes. Lidia con la presión como nadie, parece no afectarle. Aunque por dentro dice sentirla, por fuera no se nota y los rivales lo sienten. Nadal es mentalmente único e irrepetible, el mejor de todos, y la prueba está en su actitud en las derrotas, videos que en todas las escuelitas de tenis del mundo deberían repetir hasta el cansancio.
Nadal no concibe la frustración, o al menos la procesa en segundos. El tenis es un deporte de porcentajes y quien menos falla es el ganador. El 80% de los puntos ganados son por errores del rival, forzados o no forzados, pero errores al fin. El autocontrol, eso que Nadal domina a la perfección, es lo que le permite no regalar puntos, games y sets a su rival. La dureza mental hace que rinda bajo presión y por ende, asfixia a sus rivales, que no encuentran explicación a su alto nivel en los momentos claves de un partido. El de manacor domina mentalmente a sus contrincantes, "se les mete en su cabeza" e inconscientemente los obliga a fallar. Tan increíble como real.

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"Rafa" lo tiene muy claro: "Cuando pierdes los nervios, el otro te ve mucho más débil. Con el autocontrol dejas de regalar partidos. En mi cabeza hay dudas siempre, ese es mi sentimiento. No soy una persona segura de sí misma en ninguna cosa de la vida. No soy una persona decidida en casi nada. Me cuesta mucho tomar decisiones… pero cuando juego, en los momentos importantes, tengo la determinación de hacer algo. Mi cabeza, en los momentos de presión, en los momentos importantes, me ha respondido bien la mayoría de las veces. Hablemos claro. Mi cabeza me ha permitido jugar de la manera que yo creía que tenía que jugar y no me ha impedido hacer lo que yo creía que tenía que hacer: eso es lo que pasa cuando tienes nervios, cuando te supera la situación".

Daniel Vitale Pizarro

06 agosto 2018

El curioso caso de Martin Klizan

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Martin Klizan es un caso atípico en el circuito ATP. Campeón en Kitzbuhel esta semana, volverá al Top100 tras un año Top200, pero su carrera está marcada por las grandes irregularidades y la alta efectividad. En Austria ganó el título desde la clasificación por lo que disputó siete partidos para poder alzar el trofeo. Entre ellos tuvo la ardua tarea de derrotar en octavos de final a Dominic Thiem, después de Nadal el mejor en polvo de ladrillo. El torneo tampoco fue un certamen convencional ya que la final la disputaron dos jugadores provenientes de la clasificación Klizan-Istomin, la tercera vez que sucede desde 1990 (Clavet-Masso en Hilversum 1990 y Troicki-Kukushkin en Sydney 2015).
El eslovaco jamás perdió una final ATP. Acumula seis títulos en seis definiciones en singles y cuatro trofeos en cuatro finales en dobles. A esto hay que sumarle que en toda su carrera su balance de victorias/derrotas es apenas positivo 132-128, lo que hubiera sido normal que perdiera algún partido por el título. Incluso en dobles tiene récord negativo (36-53) a pesar de ser campeón en un ATP500 (Rio de Janeiro) y ser 73° ATP en la especialidad en 2015, su mejor año tanto en singles como en dobles en cuanto a ranking. Y otra vez volvemos a las rarezas en la carrera tenística de Klizan
En 2015 fue 24° ATP en singles (récord) y campeón en el ATP250 Casablanca, pero en 2016 fue campeón en Rotterdam y Hamburgo, ambos ATP500 y su ranking fue apenas una semana Top30 (29°), el resto del año fue Top50. ¿Por qué? Porque así es Martin Klizan. Ese año ganó solo cuatro partidos fuera de los títulos en Holanda y Alemania. 14-15 fue el récord de 2016. Algo verdaderamente inusual y que por consiguiente significó la caída estrepitosa en el ranking en 2017 (144°) y peor aun en 2018 (181°). Pero precisamente esa semana que tocó fondo en el escalafón mundial fue campeón de un importante Challenger en Indian Wells.
Esta temporada, su mejor actuación hasta el título en Kitzbuhel, también desde la clasificación, eran los cuartos de final del ATP500 Barcelona con victorias ante Novak Djokovic (12°) y Feliciano Lopez, antes de caer frente a Rafael Nadal. El exnúmero uno del mundo junior y campeón de Roland Garros había recuperado su nivel en España: "He tenido mucha mala suerte con las lesiones. El año pasado casi no podía ni caminar después de operarme de la pierna. Gran parte de mi regreso se lo debo al tratamiento que realicé con el gurú checo Michal Novotny en su clínica en el hotel Bahía del Duque en Tenerife donde realizo mis pretemporadas".
"Tenía mal un músculo. Fue una lesión muy grave. Estuve fuera cinco meses. Siempre es duro volver. No podía estar en mi ranking ni jugar al 100%, por eso acabé dos meses antes la temporada. Superé mi operación, que era uno de mis objetivos. He tenido mucho tiempo para prepararme y ponerme más fuerte físicamente para esta temporada. El año pasado estuve cinco meses fuera, el año anterior, otro medio año. He tenido muchas lesiones a lo largo de los años, pero ahora parece que estoy más en forma que antes. Estoy contento de estar en la pista y competir", le contaba a Marca y a Vavel su calvario con las lesiones en su muñeca, fascia plantar, tendón de Aquiles, y la última, el gemelo.
"Klizco" fue campeón en San Petersburgo 2012, Munich 2014, Casablanca 2015, Rotterdam y Hamburgo 2016 y Kitzbuhel 2018 en singles más los cuatro títulos en dobles que los ganó junto a David Marrero (Umag 2013 y 2016) y a Philipp Oswald (Niza 2014 y Rio de Janeiro 2015). Sus victorias ante miembros del Top10 son cuatro: Jo-Wilfried Tsonga (6°) en el US Open 2012, Kei Nishikori (10°) en Roland Garros 2014, Rafael Nadal (2°) en Beijing 2014 y Dominic Thiem (8°) en Kitzbuhel 2018.
"Mi rendimiento en la final ha sido el mejor del torneo. Jugué muy sólido, eludí la presión y, honestamente, creo que merecí ganar. En mis otras finales en las que salí victorioso, a veces he tenido suerte en momentos puntuales pero también influye el trabajo duro. Nunca sabes qué puede ocurrir en este tipo de partidos, pero estoy feliz de presentar una estadística tan increíble. Es algo genial, estoy muy orgulloso de haberlo conseguido", las sensaciones de Klizan, el invicto. Este particular récord lo comparte con Ernests Gulbis, ambos ganaron todas las finales ATP que disputaron. El letón ganó seis títulos en singles y dos en dobles, únicos en la Era Abierta con 100% de efectividad.

Daniel Vitale Pizarro

30 julio 2018

El tenis italiano vive

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Los años '70 fueron la década dorada del tenis italiano. Adriano Panatta (4°), Corrado Barazzutti (7°) y Paolo Bertolucci (12°) fueron los líderes de una generación de tenistas que consiguió la única Copa Davis en su historia en 1976. Ese mismo año Panatta ganó Roland Garros, único Grand Slam italiano en singles (Era Abierta). Pero el mejor tenista italiano de la historia fue exitoso en las décadas del '50 y '60, cuando el deporte era Amateur. Nicola Pietrangeli fue campeón de Roland Garros 1959-1960, finalista 1961 y 1964, campeón en dobles 1959 y finalista en dobles en París 1955 y Londres 1956. Además tiene el récord absoluto de victorias totales en Copa Davis (120) y en singles (78). Una leyenda.

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Italia tuvo que esperar hasta la década 2010 para volver a sentirse protagonista en el circuito ATP. Andreas Seppi (18°), Fabio Fognini (13°) y las revelaciones de 2018 Marco Cecchinato (22°) y Mateo Berrettini (54°) le dan un respiro al aficionado del deporte blanco. Seppi acumula tres títulos ATP en ocho finales disputadas y Fognini siete trofeos sobre dieciséis definiciones, más un título de Grand Slam junto a Simone Bolelli (Australian Open 2015). A los referentes italianos de los últimos años, ésta temporada se le sumaron Cecchinato (campeón Budapest y Umag) y Berrettini, reciente campeón en Gstaad, el más joven de los cuatro.

Mateo, al igual que Marco, habían disputado un puñado de partidos ATP antes de 2018, sin victorias, todas obtenidas esta temporada. Berrettini jugó 24 partidos ATP (12-13) y Cecchinato 42 (19-13). En Gstaad, Mateo no perdió ningún set camino a su título debut y derrotó en la final a Roberto Bautista Agut (17°) en lo que fue su primera victoria ante un Top20 en su carrera. A los 22 años se ubica 54° ATP, su mejor posición histórica y habilitado para disputar los cuadros principales de todos los torneos posteriores al US Open. Pero su idilio con el país vecino no quedó ahí porque también se quedó con el torneo de dobles junto a su compatriota Daniele Bracciali (40 años). Semana perfecta.
52° ITF como junior, sin buenos resultados en Grand Slams, la progresión del nacido en Roma fue paulatina y sin altibajos. Berrettini disputó cuatro finales Futures (2-2) y siete en Challengers (2-5) entre 2015 y 2018, año del salto de calidad. Entrenado por Vincenzo Santopadre, en su debut en Roland Garros (segundo GS disputado) alcanzó la R3 antes de caer en cuatro sets ante Dominic Thiem (8°), finalista de la edición. 196cm de altura le aportan potencia a su juego, acorde con la nueva camada de tenistas que busca desplazar a los treintañeros que insisten en perpetuarse en los puestos de vanguardia del ranking.


"Por supuesto que soñé con algún día ganar un título ATP, pero estaba muy lejos. Cuando comienzas una carrera tienes que pensar en las cosas pequeñas para alcanzar y el año pasado gané mi primer título Challenger. Ahora estoy aquí con un trofeo ATP en singles y otro en dobles, una buena prueba para mi físico, estoy muy feliz. Durante toda la semana serví muy bien (no sufrió quiebres), creo que jugué el mejor tenis de mi vida pero realmente no se como encontré el éxito tan rápido. Practicando duro todo es posible", aseveraba un sorprendido italiano que deberá cambiar su calendario y recalibrar sus objetivos de cara al último tercio de la temporada.


"Es increíble. Estoy muy contento con lo que estoy haciendo y muy orgulloso de mi familia y mi equipo. Realmente estoy disfrutando lo que estamos haciendo juntos. Me divierto con mis entrenadores y con toda mi familia, ese es el tipo de vida que me gustaría vivir. Mi familia siempre me ha estado apoyando. Han viajado conmigo a muchos torneos que no fueron tan agradables y ahora ven que estoy aquí jugando en los hermosos Alpes suizos. Esta semana vine sin mi entrenador y traje a mi novia y a un amigo. Funcionó muy bien, tal vez debería hacer esto más a menudo. ¡Solo bromeaba!", se abre ante los micrófonos Mateo, que valora la conseguido y lo disfruta, por el camino recorrido para llegar a la elite del tenis profesional siendo la misma persona de siempre.

Daniel Vitale Pizarro

23 julio 2018

Objetivo Top10

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La temporada 2016 llegaba a su fin y el ciclo de José Perlas al mando del talentoso Fabio Fognini, también. En muy buenos términos pero con horizontes diferentes de cara al futuro, dejaron de trabajar juntos. Atrás quedaron los mejores años del italiano en el circuito, un peligro para cualquier jugador, capaz de derrotar tres veces a Rafael Nadal (dos sobre polvo de ladrillo) y ser 13° ATP. "La persona a la que más quiero agradecer, que ha estado cerca de mí en las buenas y en las malas, y que nunca dejó de creer en mí, es mi entrenador José Perlas, que me ha ayudado a crecer como tenista y como hombre", fueron las palabras de despedida de Fabio para José.
Una nueva etapa comenzaba en 2017 para Fognini. El coach elegido era Franco Davin, único argentino ganador de Grand Slams con jugadores diferentes (Gaudio y Del Potro). Franco siempre potenció a sus pupilos y desde Coria, pasando por Gaudio, Del Potro y Dimitrov, tuvo a jugadores de elite, todos Top10 y con pasta de campeón. No aceptó trabajar con Fabio porque sí. El desafío de formar equipo con Fognini era grande, por la difícil personalidad del italiano y por la edad (30 años en mayo), factor fundamental para proyectar a largo plazo. En su primer año el nacido en San Remo ganó Gstaad y perdió la final de San Petersburgo. Finalizaba 2017 como el 27° ATP.
Pasado el año de adaptación, la dupla Fognini-Davin iba a más. El título en San Pablo; las semifinales en Sidney, Rio de Janeiro y Ginebra; los cuartos de final en Roma (primera vez); y las segundas semanas en el Australian Open y Roland Garros lo depositaron Top15, a falta de la gira post césped para acercarse al Top10, el objetivo desde que es profesional y para el que contrató a Davin. Y comenzó de la mejor manera posible ese camino al lote de los mejores diez del mundo. En Bastad fue campeón con victorias destacadas ante Verdasco en semifinales y contra Gasquet en la final. 250 puntos para el ranking y 14° ATP. Como en 2013, dos títulos en una temporada.
"Mucha gente me dice que si hubiera tenido mejor mentalidad habría sido Top5 y creo que nunca podrá saberse. Fui 13° en una época de fenómenos. Soy consciente de que quizá he podido hacer algo más y tengo algunos remordimientos. En todo caso, considero que he hecho una buena carrera y de aquí a dos años quizá pueda conseguir algo importante", declaraba el marido de Flavia Pennetta y padre de Federico (1 año), una semana antes de ser campeón en Suecia. En la final, tres doble faltas seguidas que desequilibraron el segundo set no hicieron mella en su victoria 6/3 3/6 6/1. Artífice de grandes partidos como de papelones dentro de una cancha de tenis, en Bastad mostró otra cara.


Pero si "Fogna" quiere ser Top10, deberá subir el listón. No alcanza con buenas actuaciones en torneos menores y aceptables resultados en torneos importantes. La gira norteamericana sobre cemento es la prueba que deberá superar. Toronto y Cincinnati serán la primera prueba de fuego que le mostrará donde está parado el italiano y hacia donde debe ir. Gstaad (campeón 2017) y Los Cabos, próximos compromisos antes de los Masters1000 norteamericanos, no significarán grandes cambios en el ranking, sí en su confianza si siguen los buenos resultados. El tenis está, y la mente, parece, que también.
"Cuando empecé a trabajar con él, pensé que la cosa más importante que debía darle era tranquilidad para que jugase con un rendimiento constante. En los entrenamientos siempre lo hace, pero en los partidos siente que está jugando bien hasta que, de repente, sucede algo y pierde la lucidez", decía de su pupilo Franco Davin tras 18 meses juntos. A tan solo un puesto de igualar su mejor posición histórica, a los 31 años está en su plenitud y con la madurez necesaria para dar ese salto de calidad que no pudo dar en sus veintes con Perlas como guía. La mente en el tenis es casi todo y más aun en un jugador tan temperamental e inestable como Fabio.

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Trazarse metas es fundamental para poder conseguirlas y Fognini lo tiene muy claro: "Durante toda mi carrera he sentido mucha presión, tanto de los demás como mía propia. Siempre me juzgaron con dureza pero la gente no se puede imaginar lo que siento por dentro. Se creen que mi actitud en pista refleja poco compromiso pero es todo lo contrario. La frustración es la que me lleva a hacer esas cosas. Ahora ya con 31 años no quiero agobiarme demasiado, pero reconozco que mi sueño es estar entre los 10 mejores del mundo. Espero que dentro de pocos años Rafa y Roger ya no estén. Hay jóvenes muy buenos pero habrá un tiempo de valle que podría aprovechar para meterme ahí".

Daniel Vitale Pizarro

16 julio 2018

Volver a las fuentes

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Roland Garros 2016 fue el punto máximo de la carrera de Novak Djokovic. Había logrado algo que solo Rod Laver pudo durante la Era Abierta: ganar los cuatro Grand Slams de forma consecutiva. Ni Federer, ni Nadal: Laver en 1969 y Djokovic en 2015-2016. Pero el fuego interno se apagó. Y un año después lo pagó su físico porque su mente ya estaba ''apagada". Una lesión en su codo derecho de larga data (dos años), pero nunca determinante, lo obligó a retirarse en cuartos de final de Wimbledon 2017. Vacío internamente, el número dos del mundo decidió no competir más hasta la temporada siguiente para recuperarse por completo de su lesión y de su agotamiento mental.

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Arropado por su familia y su nuevo grupo de trabajo (Andre Agassi a la cabeza) luego de haber roto relaciones de manera 'cordial' con su entrenador de siempre Marian Vajda (12 años) y el 'supercoach' Boris Becker (3 años), inició 2018 con cautela. Pero la vuelta sería tortuosa. El tándem Agassi-Stepanek al mando del serbio duró menos de un año, incluido el parate. Nunca cuajaron como equipo, aunque se los veía muy unidos y jocosos en los entrenamientos. "Traté de ayudar a Novak con las mejores intenciones. Pero hubo demasiadas diferencias de criterio", dijo Agassi tras su desvinculación del equipo de trabajo.

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Novak estaba con molestias físicas, falto de ritmo y sin convicción, sin esa mirada asesina que lo caracterizó siempre. Pero en abril volvió a las fuentes. Marian Vajda regresó a su equipo de trabajo como coach principal. Cuenta fuebuena.com que durante sus vacaciones en República Dominicana, Djokovic le envió diez videos a Vajda sobre su nueva mecánica en el servicio, modificada para apaciguar el dolor tras la lesión. Cuando se encontraron en una cancha de tenis para comenzar su segundo ciclo juntos, Marian volvió a cambiar el saque del serbio porque "no le gustaba biomecánicamente".

Atisbos de mejora pero pasajeros, normales durante un período de reconstrucción tenística, se notó un cambio en el servicio y especialmente en la devolución. Roland Garros lo vio irse antes de tiempo ante el ignoto Marco Cecchinato en cuartos de final. Pero llegó la hierba y todo cambió. La final en Queen's le dio confianza al nacido en Belgrado. A pesar de perder ante Marin Cilic (6°) con match point incluido, el presente ya era otro. El nivel tenístico parecía haber vuelto. Algo más de concentración en los momentos importantes y Djokovic estaba de vuelta. Pequeño detalle. La mente, lo más difícil del tenis y lo más importante.

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En fin, perder con Cilic no modificó el rumbo de Novak, al revés, lo potenció. Marin era finalista vigente de Queen'sWimbledon y el Australian Open, era factible perder ante él. Distinto fue lo de Cecchinato en París cuando en conferencia de prensa el serbio sembró la duda sobre su participación en la gira sobre césped, declaraciones en caliente que (por suerte) no llegaron a concretarse. Llegó Wimbledon. Sin títulos ATP durante los últimos doce meses, "Nole" inició su camino en el All England con las buenas sensaciones del ATP500 en Londres, aunque con un potencial cuadro principal harto complicado.


A la semifinal llegó con dos momentos de distracción que le costó el primer set ante Edmund (R3) y el segundo parcial contra Nishikori (CF). Rafael Nadal era el rival previo a la lucha por el título. El
N°1 del mundo lo había derrotado en arcilla semanas atrás, pero sobre hierba la situación cambiaba. El favorito seguía siendo "Rafa" pero no con tanta ventaja en las opiniones y apuestas. El partido fue una auténtica barbaridad. Frenéticas cinco horas y quince minutos, separado en dos días, que tuvieron de todo. 6/4 3/6 7/6 3/6 10/8 de intensidad y búsqueda de soluciones a los problemas que constantemente creaban.
La final anticipada. Por la exhibición de tenis brindada por ambos y por el agotamiento físico del finalista Anderson que en semifinales batalló 6h 36m ante Isner (26/24 en el quinto set). A pesar del cansancio y de no oponer resistencia en los dos primeros sets, el sudafricano dio pelea y tuvo cuatro sets points en el tercer set (6/2 6/2 7/6). Novak Djokovic, incrédulo, era el campeón de Wimbledon 2018. Cuarta vez en el All England, treceavo Grand Slam y sexagésimo noveno título ATP, entre los mejores tenistas de la historia en casi todos los registros. Además, 2018 es el décimo tercer año consecutivo que gana al menos un título ATP.

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Trofeo y micrófono en mano, llegó el momento de los agradecimientos. Y la emoción lo invadió cuando nombró a su familia. Por reglamento del torneo no pueden presenciar partidos en Wimbledon niños menores de cinco años por lo que sus hijos Stefan (3 años) Tara (1 año) no estuvieron en la Centre Court. Pero durante la entrega de premios sí estuvo Stefan, que sin tener mucha conciencia de lo obtenido por su papá, disfrutó del momento junto a su mamá Jelena, felices por el logro de papá 'Nole', al que su hijo señalaba y aplaudía desde la tribuna con una sonrisa de oreja a oreja, el momento más especial de la tarde londinense.

Daniel Vitale Pizarro
@DanielViPiTenis

02 julio 2018

El Zverev que faltaba


Cuando escuchamos el apellido Zverev el inconsciente nos traiciona y automáticamente pensamos en Alexander, en que torneo ganó o a quien sobrepasó en el ranking ATP. Pero no, hoy la noticia no es él, sino su hermano Mischa. El mayor de los Zverev ganó su primer título ATP en Eastbourne (Gran Bretaña) sobre césped a los 30 años de edad. Dueño de un estilo en peligro de extinción (saque y volea) hizo honor a la superficie más tradicional del deporte raqueta y a fuerza de un tenis ofensivo y de constante presión, triunfó en el césped británico, días antes de pisar La Catedral del tenis en Londres, a unos kilómetros de distancia.

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Mischa, a diferencia de su hermano menor, nació en Moscú (Rusia) en 1987. Hijo de familia de tenistas, a los cuatro años los Zverev se mudaron a Hamburgo (Alemania). Allí comenzó a dar sus primeros pasos en el tenis. Su padre Alexander nació en Sochi y jugó Copa Davis para la Unión Soviética y su madre, Irena Zvereva, Top400 WTA en la década del '90. Semifinalista del US Open junior en singles y finalista de Roland Garros junior en dobles 2004, fue 3° ITF junior (ranking combinado) y 11° solo en singles. Como profesional alcanzó su primera final ATP en Metz 2010, su segunda en Ginebra 2017 y su tercera, la vencida, en Eastbourne 2018.

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Pero su mejor performance como profesional fue durante el Australian Open 2017. En Australia alcanzó los cuartos de final con triunfos ante John Isner (19°) en segunda ronda y contra Andy Murray (1°) en octavos de final, antes de caer en sets corrido con Roger Federer. 2017 fue por lejos su mejor temporada siendo el 25° ATP en julio y accediendo a dos segundas semanas de Grand Slam (CF Australian Open y OF US Open), mejores resultados en Majors que su prometedor hermano Alexander.
"No quería ser el único de la familia que no ganase un título ATP, Sasha siempre me lo recordaba y eso es lo que me ha hecho mejorar. Mis entrenamientos con Sasha son más intensos que una semifinal de Wimbledon. Nos ayudamos mutuamente, entrenamos mucho juntos y nos retamos para hacernos mejor. Mi hermano me inspiró, siempre me hizo creer en mi mismo porque cuando entrenamos tenemos partidos cerrados y luego él sale a la cancha y gana torneos importantes. Él es gran responsable de este título", un agradecido y emocionado hasta las lágrimas campeón primerizo, octavo de esta temporada, único con 30+ años de edad de esa lista.

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Aquejado por las lesiones durante gran parte de su carrera, Mischa vuelve a ser protagonista del circuito ATP. El ruso-alemán, profesional desde 2005, ha sufrido múltiples lesiones que cualquier otro tenista no hubiera superado. Fractura en la muñeca, dos fracturas en las costillas, una hernia de disco en la parte baja de la espalda y un pequeño desgarro en el tendón de la rotula de la rodilla, entre las más importantes, lesiones que hicieron que en 2014 tocara fondo luego de otra operación en su muñeca. Sin ganas de practicar el deporte que amaba, se encerró en su habitación mientras su hermano diez años menor recorría el mundo como el mejor junior del momento.


Alejado del tenis como jugador, comenzó a viajar como entrenador de dos jugadores de 18 años a Futures y eso fue lo que le devolvió las ganas de volver a competir, así lo cuenta el propio Zverev. “Entrenar jóvenes me ayudó a ver qué tan lindo era el tenis, lo importante que es y todo lo que lo extrañaba durante las lesiones. Me hizo trabajar más duro. Otro gran factor fue mi hermano porque me empujó y me hizo trabajar duro de nuevo y tratar de dar lo mejor que podía”, siempre agradecido con su hermano, con él que disputaron series de Copa Davis y varios torneos ATP en dobles, campeones de Montpellier 2017.

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Los Zverev entrenan juntos, juegan juntos y viajan juntos cuando coinciden en los torneos. Y no viajan solos, lo hacen con sus padres, su perro Lovik y en ocasiones, con su abuela, también exjugadora de tenis: "Lo hace más divertido. No quieres ir a casa porque tienes a toda tu familia contigo. Eso me ayuda porque me gusta estar rodeado de ellos. Mi hermano me dijo que jugara hasta que él se retire pero yo le doblé la apuesto y le dije que jugaré hasta que él se retire (risas)". Así se llevan los Zverev, una familia de tenis que disfruta del deporte, de los viajes y de la familia, privilegiados y agradecidos de la vida y a la vida.

Lukas Lacko ATP

Daniel Vitale Pizarro

25 junio 2018

Halle cambió de dueño

Ya lo había anunciado en marzo, en semifinales de Indian WellsBorna Coric había asustado a Roger Federer: set arriba y quiebre arriba; set iguales y quiebre arriba. Pero no dio la talla, quedó todo en un susto. Al croata le pesó el hecho de ganar y acceder a su primera final de Masters1000. Sin buenos resultados en la gira sobre arcilla, sin siquiera un cuartos de final (5-4), llegaba a Halle con la ilusión de mejorar su flojo récord histórico sobre la superficie madre del deporte de la raqueta (2-7) y dejar atrás los magros resultados en tierra batida. Y vaya si mejoró. El N°34 ATP fue campeón del ATP500 de Halle en su peor superficie ante el mejor jugador de la historia sobre hierba, ¿qué tal?

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Vencedor de Rafael Nadal en dos ocasiones (2013-14) y de Andy Murray en 2015, el croata llegó a la final de Halle demostrando un gran nivel tenístico, principalmente ante Zverev en primera ronda y contra Federer en la definición por el trofeo. El lunes será 21° ATP con 21 años de edad, su mejor posición como profesional. "Estoy muy sorprendido... Ni siquiera había soñado con esto. Batir a Federer es la sensación más extraordinaria. Lo admiraba cuando era más joven, veía sus partidos en casa con mi familia. Simplemente jugar ante él es muy especial. Ser capaz de ganarle hace todo mucho más grande para mí", reveló Coric ante la prensa mundial en Alemania.

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Top10 más temprano que tarde, su ascenso en el ranking mundial se vio interrumpido en septiembre de 2016 cuando tuvo que someterse a una operación de rodilla. La lesión lo marginó de la parte final de la temporada ATP pero principalmente (por decisión de su capitán) de la final de Copa Davis ante Argentina en Zagreb (Croacia), la serie de la épica de Del Potro y Delbonis para ser campeones por primera vez en 116 años de historia de la competición. Recuperado, no tuvo un 2017 como esperaba a pesar de buenos resultados esporádicos como el título en el ATP250 Marrakech (Marruecos), la semifinal en el Masters #NextGen o las victorias ante Murray (1°) en el M1000 Madrid y contra Thiem (8°) en el M1000 Miami.

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Algo decepcionado por no poder llegar a Wimbledon con la posibilidad de lograr su título N°100 ATP, Federer se mostró conforme por la mini gira de césped realizada y felicitó a su rival por el nivel demostrado en la final: "Sin lugar a dudas puedo marcharme con la cabeza bien alta. Pienso que he hecho un buen papel en Stuttgart y en Halle. La clave pudo estar en haber ganado el tiebreak del primer set. Tuve más opciones durante la manga y luego ese 6-4. Coric tuvo un nivel muy alto al final del primer set y en el tercero. Nunca ha bajado su intensidad. Ha sido desafortunado para mí pero le doy el mérito a Borna por salir y disputar un gran partido".
El suizo mega campeón volvió a ceder el N°1 del mundo ante Nadal por no defender los 500 puntos de Halle 2017, en una lucha mano a mano que tienen desde agosto de 2017. Entre dos de los mejores tenistas de todos los tiempos se alternaron la cúspide del tenis de manera consecutiva seis veces, misma cantidad de Grand Slams consecutivos ganados por ellos de manera alterna entre 2017-18, ambas rachas vigentes gracias a la "juventud" de los protagonistas (RF 36 y RN 32). Sí, estamos ante quizás los dos más grandes tenistas de la historia, de la Era Abierta, o del tenis moderno. Cuando se retiren se los juzgará mejor, pero ellos, junto a Djokovic, marcaron una época.


Pero no le quitemos protagonismo al campeón de Halle, en pasto y ante Federer (12 finales aquí). Es apenas el quinto jugador que logró ganarle una final en césped al helvético junto a Djokovic (2), Nadal, MurrayHewitt y Haas, una lista de privilegiados. Entrenado por Kristijan Schneider y Riccardo Piatti en la famosa Academia italiana "Piatti Tennis Center" en la que entrenaron un centenar de jugadores profesionales, dio un salto de calidad en Halle por nivel y rivales superados. Su mentalidad, el arma principal de su juego, se fusionó con su servicio y consistencia desde el fondo de la cancha para levantar su segundo título ATP en cuatro finales disputadas. El Pitbull volvió a morder y cada vez la presa es más grande.

Daniel Vitale Pizarro

18 junio 2018

No solo es un lindo revés

Mientras los ojos del mundo del tenis están puestos en Stuttgart (o en Rusia) por la vuelta de Roger Federer al circuito tras casi tres meses ausente y en consecuencia al N°1 del mundo por sexta ocasión en su carrera, en Hertogenbosch (Holanda) también se juega al tenis. La final del certamen preparatorio para Wimbledon la disputaban dos franceses: Richard Gasquet y Jeremy Chardy. Ambos de 31 años pero con carreras diametralmente opuestas desde juniors hasta profesionales, se dirimían el primer puesto en su sexto enfrentamiento entre sí (1-4), curiosamente el tercero del año (2-0) y el primero en hierba.
Pegado a Roland Garros, el torneo que da inicio a la temporada de césped junto con Stuttgart (Alemania) no son los elegidos por las primeras raquetas del ranking ATP por una cuestión lógica: descanso y adaptación a otra superficie completamente diferente. Sin miembros del Top25 dentro del cuadro principal, Gasquet (30°) se abrió camino con complicadas victorias ante el ascendente griego Stefanos Tsitsipas y el renacido Bernard Tomic, antes de derrotar en la definición por el trofeo a su compatriota Chardy. El finalista se encargó de vencer al N°1 del torneo, el también galo Adrian Mannarino (26°).


Un irregular 2017 (final Montepellier) lo depositó al borde del Top30 de fin de año, lo que lo obligó a replantearse su próxima temporada. Talento de sobra, semifinalista de Grand Slam y finalista de Masters1000, al exnúmero siete del mundo el Top30 le queda chico. Sin segundas semanas en Grand Slam desde 2016, último año que pisó el Top10 y que ganó un título ATP, inició la gira verde europea con una copa bajo el brazo, la tercera sobre pasto(Nottingham 2005-06). En la superficie que más alegrías le dio en Grand Slams (semifinal de Wimbledon 2007 y 2015) el galo logró su 15° título ATP en treinta finales disputadas.


“La primera vez que vine aquí fue hace 10 años, tenía 22 años. Mañana será mi cumpleaños y es muy bueno poder hacerlo con un nuevo trofeo”, declaraba un contento cambiador serial de cubre grips que dirá presente en el ATP500 Halle (Alemania) la semana próxima. Richard cambia el grip de la raqueta casi en todos los cambios de lado. Manía o necesidad, él responde: "Para mí es difícil tomar la raqueta si no tengo una nueva. He pedido a mis patrocinadores muchos grips. Ellos lo saben. Es importante para mi juego porque a veces puedo perder una raqueta o romperla porque no puedo sostenerla, eso es por lo que necesito cambiarlos tanto, porque sudo mucho". Tarda ocho segundos...


Llamado a ser el futuro del tenis mundial, no solo francés, la revista Tennis Magazine, referente del tenis francés y mundial, lo puso en su tapa en 1995 con apenas nueve años de edad y con el mismo gesto de revés con el que sigue deslumbrando al público. Campeón de todo torneo menor al que se presentara, a los trece años derrotó a otro prodigio, Rafael Nadal, en el torneo más importante para menores de 14 años, "Les Petits As" en 1999. Ese año el de Beziers sería campeón y al año siguiente el de Manacor lograría el título. Lo que siguió en sus carreras ya lo conocemos.

El prodigio francés de gran carrera profesional pero que no cumplió con las exigentes y desmedidas expectativas de la prensa especializada de su país, logró en abril las 500 victorias ATP, una cantidad de triunfos que solo 47 jugadores alcanzaron en la Era Abierta. Y lo hizo en Monte Carlo, lugar donde consiguió su primera victoria ATP cuando tenía quince años. El destino quiso regalarle ese lindo momento. Vistoso y virtuoso desde el fondo de la cancha y con un revés exquisito, digno de un artista, rompió los esquemas de juventud siendo el más joven en ganar un partido en M1000. Tres años después, también en Monte Carlo (parece a propósito) derrotó a Roger Federer (1°) con 18 años.
Su rival de turno en Hertogenbosch, compañero de ruta durante el profesionalismo y amigo, decía sobre Gasquet hace unas semanas: "Cuando era joven, ya era una gran estrella en Francia… Creo que todos recordamos cuando empezó a jugar, era muy pequeño. Hoy también es una estrella y el problema al enfrentarlo es que tiene muchas posibilidades con su revés. En cada tiro puede ir a lo largo de la línea o tirar cruzado, así que nunca se sabe dónde jugará. Cuando pega la bola con el revés siempre es peligroso, y tiene mucha confianza en este golpe. Es como un regalo de Dios. Es difícil enseñarle a alguien ese revés".

Daniel Vitale Pizarro