15 mayo 2017

Volver al futuro



Quédate con quien mire un trofeo como mira Nadal a su N°72

Los grandes jugadores de la historia, independientemente del deporte, son diferentes al resto. La vigencia es lo más difícil de lograr en la alta competencia. Muchos son los que tienen torneos espectaculares, años fantásticos o incluso varias temporadas en la elite. Pero pocos, poquísimos son los que desarrollan una carrera extensa y exitosa siempre en la más alto. Mentalidad y salud física son los primeros atributos que se necesitan para mantenerse junto o los jóvenes, o por encima. Rafael Nadal es eso y más. Al nivel de Roger Federer, el para muchos más grande de la historia. Esperemos a que se retiren para vaticinar sus porvenires. Si, lamentablemente en algún momento se van a retirar.

En 2006 el campeón de los tres torneos más importantes fue Roger Federer (Australian Open, Indian Wells y Miami) y el ganador de los siguientes dos fue Rafael Nadal (Monte Carlo y Roma). En 2017, once años después, es importante aclarar los años en un deporte en el cual muchos ni siquiera logran disputar once veces un mismo torneo, los que levantaron dichos trofeos son los mismos, Federer y Nadal (años atrás Roma se disputada antes que Hamburgo, ahora Madrid). Además en 2006 como en 2017 "Rafa" le agregó Barcelona, el certamen más importante sobre arcilla luego de Roland Garros y los tres Masters1000.

Su tenis evolucionó, el aspecto de ambos ya no es tan juvenil, la cantidad de pelo es menor, Rafael dejó los "pescadores" y la musculosa, marca distintiva 'rebelde' de sus primeros años en el circuito, Roger abandonó la raqueta de aro 90, una rareza incluso diez años atrás. Los tiempos cambiaron, los rivales, también, pero los mejores siguen siendo los mismos. En 2006 el N°1 del mundo era Federer y el N°2 era Nadal; hoy el número uno de la 'Race' es el español y el dos el suizo. Siempre se dice que tiempo pasado fue mejor, disculpen, yo prefiero este tiempo con los mismos protagonistas pero con la historia en cada uno de sus raqueteros, la historia de dos de los mejores exponentes del deporte.

En Madrid hay altura (600 metros sobre el nivel del mar), eso hace que la pelota tengo menos resistencia al aire y viaje más rápido, por ende también los tiros generan más altura luego de cada pique. Esa fue la razón para cambiar de lugar en el calendario al torneo ya que históricamente Roma se disputaba luego de Monte Carlo y Hamburgo la parada previa a Roland Garros (hoy Hamburgo ATP500 reemplazado por Madrid). "Rafa" sufrió en primera ronda contra Fognini y en la final ante Thiem. El italiano lo exigió al máximo y el mallorquín respondió, aguantó y se llevó el encuentro. Las siguientes rondas las superó con relativa comodidad, hasta el domingo, la final.

Dominic Thiem era el rival de turno. 45° final de Masters1000 de Nadal, 1° de Thiem. 30 años uno, 23 el otro. Las diferencias era abismales pero no así en el juego. el austriaco ya lo había derrotado en la semifinal de Buenos Aires 2016 aunque la más reciente había sido victoria del balear en la final de Barcelona, dos semanas atrás. El primer set fue un partido en si mismo. 1h 18m de pura intensidad, desgaste físico y gran nivel de tenis. Como suele suceder en polvo de ladrillo, las defensas de Nadal y la transición de defensa a ataque prevalecieron ante la constante presión de Thiem que cedió en el tiebreak. El segundo set empezó con un quiebre para el español que nunca pudo recuperar Dominic.

Tuvo opciones para estirar el encuentro "Dominator" pero del otro lado no lo dejaron. 7/6 6/4 fue el resultado final con los dos mejores jugadores sobre arcilla en lo que va de 2017. Nadal campeón en Monte Carlo, Barcelona y Madrid, Thiem campeón en Rio de Janeiro, finalista en Barcelona y Madrid. El destino dirá si se cruzarán en Roland Garros y no sería ilógico pensar en otro duelo por el premio mayor. "Rafa" subió una posición en el ranking (4°) y lidera la 'Carrera de Campeones' mientras que Dominic ascendió dos puestos, su mejor posición histórica (7°), y está tercero en la 'Race'. Roma y Roland Garros figuran en el calendario de ambos.

Daniel Vitale Pizarro

09 mayo 2017

Irregular pero efectivo


 
Marin Cilic es un caso especial dentro del circuito ATP. Dotado de un tenis excelso, de golpes ampulosos y potentes, ha logrado tanto grandes triunfos y como grandes derrotas. Irregular, el croata fue campeón del US Open 2014 sin haber siquiera ganado un ATP500. Tres años después triunfó en un Masters1000 y a fin de 2017 completó su palmares al ganar un ATP500. Esta temporada no había encadenado tres partidos ganados de forma consecutiva en los ocho torneos que disputó con apenas una semifinal ATP en Acapulco (WO en cuartos de final). Pero en Estambul ordenó su juego y apabulló a sus rivales ronda tras ronda.

Los dos Top10 del certamen alcanzaron la final. Milos Raonic (6°) y Marin Cilic (8°) animaron y jerarquizaron la final del ATP250 turco. En muchos torneos de esta categoría no se inscriben siquiera un Top10 y en Estambul ambos llegaron al partido final. Es apenas la cuarta final ATP de 2017 en la que se enfrentan dos Top10. Los organizadores y el público, infinitamente agradecidos. El primer set fue parejo y se decidió en el tiebreak en el cual salió airoso el campeón de Grand Slam. El segundo set lo dominó Cilic a su gusto para cerrar el encuentro 7/6 6/3 y levantar su 17° trofeo, al menos uno por año desde 2008. Regular en su irregularidad.

"Estoy en buena carrera y me siento muy bien. En estas últimas tres o cuatro semanas en arcilla, nunca es fácil, pero estoy tratando de mejorar con cada partido. Esta semana es una buena señal para lo que sigue en polvo de ladrillo. Espero poder mejorar en estos próximos tres torneos, dos Masters1000 y Roland Garros”, fueron las palabras realistas del campeón que espera que el triunfo en Turquía le sirva para alimentar su confianza y encarar la parte más importante e intensa de la gira de tierra batida de la mejor manera posible. Estambul fue su segunda copa obtenida en arcilla tras la conseguida en Umag 2012.

El canadiense transita un año diferente. Aquejado por las lesiones, solo disputó cinco torneos en 2017 y en dos de ellos no se presentó a disputar el encuentro. El más resonante fue la final de Delray Beach tras vencer a Del Potro en semifinales; el otro fue la segunda ronda de Miami. En los demás certámenes disputados antes de la final en Estambul cayó en semifinales de Brisbane (venció a Nadal en cuartos de final) ante el a la postre campeón Grigor Dimitrov y en cuartos de final del Australian Open ante Rafael Nadal (finalista). Milos necesita acumular unidades en la superficie naranja porque defiende finales de Queen's y Wimbledon apenas termine Roland Garros.

La vuelta al circuito de Raonic fue más que positiva. Sin jugar desde febrero por un desgarro en el isquiotibial de su pierna derecha, volvió en plena gira de arcilla, la que menos beneficia a su estilo de juego y llegó a la final, su primera en la superficie más lenta del mundo. 21° final ATP para el nacido en serbia (8-13) y segunda del año (0-2). Alejado de Ljubicic hace un par de temporadas eligió seguir ligado a la Academia de Ricciardo Piatti pero en compañía este año de Richard Krajicek, campeón de Wimbledon 1996 y N°4 del mundo. El fruto del trabajo mancomunado entre ambos podrá ser evaluado cuando las lesiones del jugador no le impidan jugar con normalidad.

Fue una semana especial para Marin Cilic porque el viernes llegó a la victoria ATP N°400 en su carrera, el 78° jugador en la Era Abierta en lograr esa suma y tercer croata en conseguirlo detrás de Ivan Ljubicic (429) y Goran Ivanisevic (599). La final significó la 28° como profesional (17-11) y la sexta en arcilla (2-4). El título le permitió subir un puesto en el ranking ATP y volver al 7° lugar, debajo de su mejor posición alcanzada hace unos meses atrás (6°), en noviembre del 2016. A pesar de haber vencido a un Top10 en la final, su récord frente al selecto grupo sigue siendo negativo (27-64).

Daniel Vitale Pizarro

01 mayo 2017

Catalán por adopción



El diez es el número vinculado a la perfección. Diez es en la mayoría de las Instituciones Educativas del mundo la calificación más alta. Y como todo número redondo, se celebra de una manera diferente. ¿Por qué? Será cultural, será más "lindo", pero todo lo terminado en cero se festeja de una manera distinta. El décimo título en Barcelona de Rafael Nadal no iba a ser la excepción a la regla. 2005-2009, 2011-2013 y 2016-2017 fueron los años en los que conquistó los diez títulos, invicto en finales en Cataluña. Solo tres caídas y dos ausencias al certamen desde su debut en 2003 impidieron un récord aun más espectacular. Lindo récord, como el número en sí.

El ATP500 de Barcelona es el torneo más tradicional de España y desde que Buenos Aires perdiera el prestigio de antaño, a partir de los años 80, la capital catalana pasó a ser la ciudad con el certamen más importante sobre arcilla detrás de Roland Garros, Roma, Monte Carlo y Madrid. El quinto en importancia sobre polvo de ladrillo. Y precisamente aquí, el mejor tenista español de la historia forjó una invencibilidad poco vista sobre una pista, con nueve trofeos en doce presentaciones. La organización tuvo la gran idea de homenajear en vida (como deben ser los homenajes) al mejor de todos sobre suelo naranja: "Pista Central Rafael Nadal".

Todo estaba armado para que el huésped de honor pudiera ganar la décima Copa en la cancha que lleva su nombre. Esa era la postal perfecta para el torneo, organizadores y público. Y "Rafa" no iba a aguar la fiesta. Sin ceder sets en toda la semana se adjudicó el N°10 de su carrera en Barcelona, el 71° en total en su definición ATP N°106, una bestialidad. 51 de esos los consiguió en la tierra batida, amo y señor de la superficie más lenta del planeta, esa que le otorga un segundo más para llegar a la pelota y poder golpearla con comodidad, a gusto, sin apuros, haciendo de la defensa un arte. Efectos, corridas imposibles, táctica y estrategia dominadas a la perfección en el ladrillo.

"Cada vez que gano, pienso que podría ser la última vez que lo hago. Cada victoria es única, las recuerdo todas. La lógica me dice que cada vez ganaré menos títulos, pero eso no quita que todos mis triunfos hayan tenido un valor importante para mí. En mi carrera ha sido importante no dar demasiada importancia a la victoria ni a la derrota, sino asumirlas con normalidad. Hoy he hecho uno de los mejores partidos del año, dando mi mejor nivel. Estoy recogiendo los frutos al trabajo que he hecho con la volea y el revés cortado, pero lo más importante es que he vuelto a ser agresivo con la derecha", Rafa Nadal y un resumen de su filosofía deportiva y de su trabajo de cara a esta gira.

La derecha, ese golpe que tanto le dio y le sigue dando

Su debut en el 'Conde de Godó' fue en 2003. Derrotó a Juan Antonio Marin y cayó ante Alex Corretja. Ausente por lesión en 2004, en 2005 volvió para ser campeón por primera vez ante Juan Carlos Ferrero, campeón vigente de Roland Garros. Al año siguiente su víctima en la final fue otro español, Tommy Robredo, campeón de Hamburgo semanas más tarde. En 2007 fue campeón ante Guillermo Cañas en la final, primera vez que no cedió sets en todo el certamen. Luego vendrían las cuatro final consecutivas ante David Ferrer (2008-09 y 2011-12). El de Jávea siempre dijo que cambiaba cualquier torneo ganado por ser campeón en el Godó, algo que aun tiene como cuenta pendiente.
El octavo título fue en 2013 ante Nicolás Almagro, otro compatriota. Cuartos de final y octavos de final fueron los siguientes resultados de Nadal en 2014 y 2015, sus peores años. Almagro se vengó de la final perdida y Fognini lo hizo por la final en Rio de Janeiro meses atrás. El Rey absoluto de arcilla tambaleaba en ambas giras de tierra. Volvió a la senda ganadora en 2016, porque dos años sin ganar en Barcelona fueron demasiado. Kei Nishikori, bicampeón durante la merma del español, no pudo contra "Rafa" que festejó como un amateur. Pero todavía faltaba más. 2017 le tenía guardada la mejor parte, la décima Copa del Godó frente a Dominic Thiem en la pista que lleva su nombre. ¡Que lujo!

Daniel Vitale Pizarro

24 abril 2017

Rafael Mónaco Nadal



Equipo completo, la base del campeón

Un año calendario tuvo que pasar para que Rafael Nadal vuelva a levantar un título ATP. Barcelona 2016 había sido su última consagración en el circuito y también su última final en 2016. Resultados magros para su excelsa trayectoria. Pero 2017 sería diferente al binomio 2015-2016, los primeros sin ganar un Grand Slam desde que lograra en 2005 el primero de catorce. Es más, en esos años no pudo acceder a ninguna semifinal en los Majors, un bajón notorio en relación a su laureada y regular historia en estos eventos. No faltaron los detractores (en todos los deportes los hay) que presagiaron que no volvería a luchar por cosas importantes. Que equivocados estaban...

Inició el año en Brisbane y lo frenó Milos Raonic (5°) en semifinales. Pero las sensaciones eran distintas. Tan diferentes a las de sus últimas temporadas que alcanzó la final del Australian open, la 21° de Gran Slam. Solo pudo con él la versión renovada y mejorada de Roger Federer. Siguiente parada, Acapulco. Y no decepcionó. Llegó hasta la final en donde se encontró con un Sam Querrey iluminado, similar al de Wimbledon 2016 cuando eliminó a Djokovic en segunda ronda. Los resultados no llegaban pero el nivel si. La paliza de Federer en octavos de final de Indian Wells no opacó lo muy bueno demostrado por el español en los torneos anteriores.

La cuarta fue la vencida, alivio...

Llegó Miami, lugar en el cual nunca pudo ser campeón con cuatro finales perdidas en su haber. Pero el destino no quería que saldara esa cuenta pendiente porque Roger lo derrotó por tercera vez en el año, cuarta consecutiva. Otra final más en el año en la cual el mallorquín quedaba en las puertas de la victoria. Positivo el primer trimestre de 2017. Cinco torneos, tres finales, su mejor inicio de temporada desde 2013. El polvo de ladrillo esperaba a su máxima figura con los brazos abiertos. Primera parada, Monte Carlo, el lugar donde todo comenzó, donde forjó esa imbatibilidad que hoy mantiene, el sitio que en el que siempre eligió para empezar con la faena naranja.

Durísima primera ronda ante Kyle Edmund. 2h 18m de batalla que terminaron siendo por lejos el partido más complicado del torneo. El de menor ranking que enfrentó fue el que más lo hizo transpirar. El cuadro se abrió y el español lo aprovechó. No perdió más sets ni tuvo que esforzarse hasta un 5-5, todo lo contrario, supo resolver los partidos con relativa comodidad. La final ante la sorpresa Albert Ramos fue similar a las rondas anteriores, rivales sin respuestas. En sus seis partidos perdió un set y 28 games (14 games cedió en Monte Carlo 2010, catorce...). Miren con sus propios ojos los abultados resultados de Nadal en Monte Carlo.
Contento y asombrado por la cantidad de copas ganadas aquí, Nadal mostró sus sensaciones luego de un par de temporadas difíciles: “Es increíble, ganar diez veces un evento tan importante es difícil de describir. Cada año es diferente, pero al mismo tiempo es un momento único. Me siento afortunado de volver a jugar así después de estos años, me siento bien, estoy feliz. Mi motivación es jugar cada vez mejor, por ahora me veo en un buen nivel”. A la pregunta sobre cual disfrutó más de los diez, "Rafa" respondió sin dudarlo: "El primero fue muy especial, mi primer Masters1000. Es un evento que siempre ha sido especial, desde que era un niño siempre quise jugar en España y Montecarlo".

Mucho número redondo dejó el paso por Mónaco este año de Rafael Nadal. 30 años, 70 títulos ATP (quinto en la historia), 50 en arcilla (uno más que Vilas), 29° Masters1000 (uno menos que Djokovic) y 10° Monte Carlo. El trofeo significó un año más consecutivo en el cual Nadal es al menos una vez campeón ATP, igualando los 14 años de Ivan Lendl, un año menos que Federer, dueño de ese récord. Seis de esos catorce años levantando trofeos los inició siendo campeón en Monte Carlo, lugar donde logró su primer M1000. Su récord en arcilla es descomunal: 370-32, 92% de efectividad en la superficie. Atroz. El mejor de la historia en ladrillo, por escándalo.
La historia de Albert Ramos también es digna de contar. Todo empezó en Roland Garros 2016 cuando accedió a los cuartos de final. Nunca había ganado partidos consecutivos en Grand Slams desde su debut en esta categoría en 2011. Finalista ATP una sola vez en 2012, la tierra batida de París cambió su carrera. Campeón en Bastad y finalista en Chengdu en 2016, el mejor año desde que es profesional. En ascenso y con 29 años recién cumplidos, Ramos empezó 2017 siendo finalista en San Pablo y en Monte Carlo, el mejor torneo que haya disputado, con victorias ante Murray (1°) y Cilic (8°), dos de los tres Top10 a los que derrotó desde que es profesional.

Aunque poco pudo hacer en la final ante Nadal (6/1 6/3), la paliza no quita todo lo bueno que consiguió en la semana y eso lo dejó bien claro en sus declaraciones: "Él es un poco mejor que yo en todo. No es fácil jugar una final como ésta y mucho menos contra Rafa Nadal. Ha vencido algunos partidos de forma fácil, no solo la final, eso significa que está jugando bien, no su mejor tenis, pero sí a un buen nivel. Probablemente yo estuve un poco cansado, si no estás al 100% físicamente es imposible competir ante él. Sea como sea, hoy me ha devuelto de nuevo a mi realidad. Es la semana que mejor resultado hice. Hoy quizá no, pero mañana ya estaré orgulloso de mí mismo".

Daniel Vitale Pizarro

17 abril 2017

El pitbull mordió

Ser campeón del US Open 2013 (junior) con 16 años lo catapultó a ser el mejor del mundo en juniors esa temporada. Un año más tarde decidió no defender su título como menor de edad y se anotó en el US Open mayores. Pasó la qualy y perdió en segunda ronda. A los 17 años, el croata era Top200 gracias a buenos resultados en torneos menores. Llegó Basilea. Invitado por la organización, alcanzó las semifinales del ATP500 y su nombre empezó a sonar alrededor del mundo. ¿Por la semifinal? No, por la victoria en cuartos de final ante Rafael Nadal, número tres del mundo en ese momento. Borna Coric titularon los medios especializados en tenis, el nuevo prodigio.

El ascenso en el ranking fue rápido. Top100 en 2014 con 18 años recién cumplidos (Estrella del Mañana ATP), la temporada 2015 lo recibió con halagos de todo tipo. Y seguía dando que hablar. Semifinal en Dubai con victoria ante Andy Murray (3°), desde la qualy. Otra vez rompía los esquemas, destinado a los grandes escenarios. La semifinal en Niza lo depositó por primera vez en el Top50 del ranking ATP. Su escalada no tenía techo y todo era viento en popa. El jugador sensación ATP llegó hasta la posición 33° del escalafón mundial tras los cuartos de final en Umag en su país. Campeón del Challenger de Barranquilla dos meses después, finalizó el año 44° ATP.
Final en Chennai y final en Marrakech 2016. En enero cayó ante Stan Wawrinka y en abril contra Federico Delbonis. La experiencia del croata crecía a pasos agigantados. Otra victoria frente a Nadal (5°), esta vez en Cincinnati, hablaba de un jugador distinto mentalmente a la media, capaz de hacerle frente a los mejores del mundo sin titubear en los momentos importantes. Los cuartos de final en el séptimo Masters1000 del año marcaron un pequeño bajón tenístico para Borna, que desde ese torneo encadenó malos resultados que lo alejaron del Top30 del que estuvo tan cerca meses atrás. Nueve torneos sin ganar partidos consecutivos lo depositaron 62° ATP.

Miami 2017 anticipó lo que sería Marraketch un par de semanas después. Tercera ronda, dos partidos seguidos ganados y victoria ante Dominic Thiem. Nuevamente derrotaba a un Top10. Las buenas sensaciones volvían al cuerpo de Coric tras la dura pretemporada. A pesar de eso, un desfasaje en el ranking lo hundía hasta la posición 79°, obligado a recuperar los puntos perdidos por la final en Marruecos el año anterior. Y no iba a permitirse otro tropezón. Desde que irrumpió en el circuito, Borna Coric no sabe otra cosa que superarse y asombrar a propios y ajenos. En su tercera final ATP disputada, gritó campeón.

La final de Marrakech tuvo de todo. El alemán Philipp Kohlschreiber dominó los tres parciales del encuentro pero increíblemente se quedó con las manos vacías. Tan dominador fue que contó con cinco match points en el segundo set. Y por si eso no fuera poco, llegó a estar 4-2 en el tercero. Pero nada de eso fue suficiente para levantar el trofeo. El croata, aguerrido e inteligente, nunca dejó escapar del todo el partido. Supo resolver cada problema que se le presentó cuando estuvo en desventaja hasta que pudo pasar al frente para sellar su victoria. 5/7 7/6 7/5 en 2h 38m fue el vibrante e impredecible resultado final, un vaivén de emociones, como si estuviera guionado.

Sin poder de fuego en sus tiros como sus compañeros de generación (#NextGen), el punto fuerte del "golden boy" es su mentalidad y el domingo dio una muestra más de su capacidad para no bajar los brazos ante la adversidad y salir adelante con coraje y decisión. Ya lo había dicho Goran Ivanisevic cuando Borna irrumpió en la ATP: "Sin duda puede ganar un Grand Slam. Es uno de los cinco, seis chicos que van a dominar el tenis masculino en los próximos cinco o diez años. Lo vi por primera vez cuando tenía 12 años. Cuando alguien tiene algo... ese algo que no se puede comprar, que no se puede aprender, naces con eso. La forma en la que juega, la forma en cómo lucha. Es como un pitbull".
Coric no esconde sus sensaciones al ganar el trofeo y sigue firme con sus declaraciones de principio de temporada: "Es una sensación impresionante ser por primera vez campeón de un ATP. No estaba en la mejor forma cuando vine aquí, no sabía qué esperar. Pero he estado trabajando muy duro en los últimos tres o cuatro meses y ahora está dando sus frutos. Mi meta sigue siendo la misma que me puse a principio de año y es ingresar al Top20". El nacido en Zagreb va de a poco pero a paso firme. El Top20 es su lugar y el Top10 su ideal. La mentalidad y el físico lo tiene, el tiempo dirá de que está hecho Borna y para qué está hecho.

Daniel Vitale Pizarro

10 abril 2017

Hegemonía local



Fiel a su estilo, Yannick siempre se lleva todas las miradas

La historia, la tradición, le épica, la bandera, la localía, son las cosas que mantienen viva una competencia que fue perdiendo prestigio para los jugadores con los años. La Copa Davis es el "torneo" más especial del circuito, eso no se discute, pero el formato se quedó en el tiempo, no se adaptó las necesidades actuales. Mal ubicada en el calendario, sin puntos ni dinero para el circuito principal, lo mejores jugadores optan por saltearse las series o jugarla cuando les conviene por los rivales o según su andar esa temporada. Los proyectos de reformas de la competición son varios pero ninguno llega a buen puerto. El cambio debe ser ya si queremos seguir vibrando con la Copa Davis.

A pesar de todo eso, la Copa Davis vive y sigue siendo importante para las federaciones de cada país al ser la única competencia oficial a la cual un equipo representa a un país a través de una selección de un capitán elegido por cada Federación. En ese contexto se disputaron los cuartos de final 2017 y hubo una coincidencia en las cuatro series: los visitantes se fueron con las manos vacías. Bélgica derrotó a Italia, Australia hizo lo propio contra Estados Unidos, Francia venció a Gran Bretaña y Serbia pudo con España. Importantes fueron las bajas en varios países como por ejemplo Nadal, Ferrer, Fognini, Murray, Tsonga, Gasquet, Monfils, los Bryan y la lista sigue...

Bélgica, uno de los pocos equipos sin bajas prematuras, recibía de local a Italia sin la mejor raqueta de la última década italiana, Fabio Fognini. Goffin y Darcis pusieron 2-0 a los locales el viernes pero los italianos reaccionaron el sábado en el dobles de la mano de Seppi/Bolelli ante Bemelmans/De Loore en un reñido partido, no apto para cardíacos 4/6 6/3 6/4 3/6 7/6 (10-8). Pero todo fue un espejismo porque el domingo David Goffin depositó a los belgas una vez más en semifinales al vencer con mucha claridad a a Paolo Lorenzi en sets corridos (6/3 6/3 6/2), similar a su actuación el viernes ante Andreas Seppi (6/4 6/3 6/3).

Choque de colosos de la competencia. 60 Ensaladeras entre ambos países estaban en juego en esta serie, récord establecido el año pasado cuando se enfrentaron en el mítico Kooyong. Nuevamente en Australia pero esta vez en Brisbane* los australianos se tomaron revancha y fueron más que los estadounidenses. Kyrgios se hizo cargo del liderazgo del equipo y con sus victorias el viernes y el domingo ante Isner y Querrey selló la serie en favor de los "aussies". El punto restante lo obtuvo el joven Thompson el viernes ante Jack Sock (15° ATP). El punto de USA fue el dobles pero sin los Bryan en el equipo. Sock y Johnson sostuvieron la serie el sábado pero no alcanzó.

Francia no contó con sus históricos (Tsonga, Monfils y Gasquet) pero si con Lucas Pouille (17°) y Nicolas Mahut (5° en dobles). El rival de turno era Gran Bretaña sin el N°1 del mundo Andy Murray. Pouille y Chardy derrotaron con claridad a Edmund (7/5 7/6 6/3) y Evans (6/2 6/3 6/3) respectivamente, ambos en sets corridos el viernes. Mahut y Benneteau se encargaron de sellar la serie el sábado al vencer 7/6 5/7 7/5 7/5 a Inglot/Murray. Los capitaneados por Yannick Noah accedieron a semifinales sin inconvenientes. Los tres locales habían vencido en sus enfrentamientos y Serbia no iba a ser la excepción este fin de semana.

Equipo ideal presentó Serbia: Novak Djokovic, Viktor Troicki, Nenad Zimonjic y Dusan Lajovic. Del otro lado esta España sin Rafael Nadal, Roberto Bautista Agut ni David Ferrer pero con dos Top25 como Pablo Carreño Busta y Albert Ramos. El viernes fue un trámite para los anfitriones. Djokovic a Ramos 6/3 6/4 6/2 y Troicki a Carreño Busta 6/3 6/4 6/3. El punto luchado fue el dobles que terminó para los serbios pero recién se decidió en el quinto set. Troicki/Zimonjic doblegaron a Carreño/Lopez 4/6 7/6 6/0 4/6 6/2 para obtener el boleto a semifinales y enfrentar a Francia en septiembre nuevamente en condición de locales.

*: Australia disputó dos series consecutivas de local ante USA porque Estados Unidos había albergado las anteriores dos series entre ellos ya que cuando no le correspondía por la alternancia de la competencia, se cumplían 100 años de sus enfrentamientos y se disputó en suelo norteamericano. Por eso motivo se acordó la doble localía para equiparar a los australianos y que no sufran desventaja deportiva.

Daniel Vitale Pizarro

03 abril 2017

Triplete al cuadrado

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La misma publicación que en Indian Wells

Campeón en el Australian Open, Indian Wells y Miami, como en 2006. Once años después Roger Federer volvió a lograr el triplete tan difícil de conseguir. A los 35 años está atravesando el mejor momento tenistico de su carrera. Ya no jugará todos los torneos y le esquivará a la tierra batida, pero todo sea por una buena razón: rendir al 100% a cada torneo que asista. La dosificación es la clave. Aunque no parezca de 35 años dentro de una cancha, los tiene. "Es como salir de fiesta, al día siguiente no es lo mismo con 25 que con 35, el cuerpo lo sufre", el helvético es claro y no esconde que la edad no es solo un número.

La otra parte de 35 agostos es la mejor. Sano, con experiencia de sobra, una familia unida y feliz, sin la presión de los 'veinte' de conseguir títulos y récords, y lo más importante, PASIÓN. Todo eso es positivo si los resultados acompañan. Y vaya si lo están acompañando. 19-1 su récord en 2017, 7-0 ante jugadores del Top10, 4° del mundo (17° en enero) y los tres títulos más importantes del curso en su poder. ¿Algo más? Si, un 3-0 rotundo ante Rafael Nadal, su némesis, el rival que más lo puso de rodillas. Hoy todo es a la inversa. ¿Quién hubiera presagiado este presente del suizo? ¿Y quien hubiese dicho que iba a derrotar a "Rafa" de la manera que lo hizo? Creo que nadie.

Devolución agresiva de revés metido en la cancha. Eso.

Las victorias ante Nadal esta temporada son quizá más llamativas que los títulos en sí. 23-11 la diferencia entre ambos en enero, una suma abultada en favor del español que lo dominó (mentalmente) durante toda su carrera. 13-2 en arcilla, 9-7 en canchas duras y 1-2 en césped. Hasta en Wimbledon pudo vencerlo, impensado hasta para el propio Rafael. Pero algo cambió en apenas tres meses. Un Federer renovado, más agresivo, metido en la cancha, atacando desde la devolución y principalmente golpeando su revés sin tapujos, superó esa barrera mental para encadenar tres victorias consecutivas (el climax fue en Indian Wells), cuatro si sumamos Basilea 2015.

Y todo tiene un porqué. El cambio de raqueta (90 a 97 el aro), el largo descanso obligado y Ljubicic, los pilares del "nuevo Roger". Más cómodo al golpear la bola por tener más superficie para impactar, si se mantenía sano, iba a ser peligroso como años anteriores. Pero el secreto para dominar el trimestre fue el cambio radical de su revés y de su mentalidad. Un par de pasos más adentro de la cancha, seguro con su revés, evitando el slice y atacando la mayor parte del tiempo tiene un nombre: Ivan Ljubicic. El entrenador del suizo en el que nadie creía logró que dejara de ser pasivo con ese golpe y además, fortaleció una cabeza que se agrietaba cuando enfrentaba al español.
En Miami vimos un Federer más terrenal. Sin resto físico de sobra en las rondas finales por ambos torneos en semanas seguidas, Roger obró de oficio, sacó pecho en las difíciles, apretó el puño, luchó y se llevó el título ante Nadal en sets corridos. Guion de película. Atrás quedaron los dos match points salvados ante Tomas Berdych en cuartos de final y la batalla de los tiebreaks en semifinales ante Nick Kyrgios. El campeón era el mismo de 2005-06 en California. Triplete del año y triplete en Miami. Y al igual que en la final de 2005, el derrotado era Nadal. El tiempo pasa pero los protagonistas no. Que buenos serán estos jugadores que ambos siguen Top5, igual que en 2005

“Al final, lo que debo hacer es mirar por mi salud, que esté feliz en todas las facetas de mi vida, personal, privada, en pista, profesional… No puedo ir a este ritmo cada día. Si lo hago, el deseo se irá- Prefiero dar un paso atrás, descansar y regresar con mucha energía y felicidad. Si no, me veréis cada día y veréis que lo único que quiero hacer es irme de aquí. No quiero ser esa persona”, palabras de un Federer consciente de lo que necesita para rendir al máximo. Los años añaden cosas y quitan otras y nadie mejor que él para administrar todo eso para su provecho, el de los suyos y el de los aficionados que quieren verlo los 365 días del año.
Actualicemos los números de Roger Federer tras este comienzo de año estupendo. El título en Miami es el 26° de Masters1000 (44 finales, récord) y el 91° ATP en total, tercero en la historia en ambas listas. Ya era el más longevo en ganar un M1000 en Indian Wells pero subió unos días ese récord. Octavo M1000 con 30+ años, uno más que Agassi. Lo curioso es que ningún tenista logró 2+ trofeos de M1000 con 30+ años. Alcanzó los 50 títulos entre Grand Slams, Masters1000 y el Masters, líder desde 2017. Ahora el H2H con Nadal (aun abultado), es más coherente con la carrera de cada uno: 2-13 en arcilla, 10-9 en canchas duras y 2-1 en césped. En finales sigue dominando 14-9 el español.

Daniel Vitale Pizarro

20 marzo 2017

El nuevo tenis total

Ivan Lendl irrumpió en el circuito en 1980 y el tenis nunca más fue el mismo. El checo, luego nacionalizado estadounidense, fue el primero en introducir la figura del preparador físico en el equipo de trabajo de un tenista profesional. En plenos '80 era raro que un jugador entrenara con métodos científicos de trabajo para mejorar su nivel físico y tenístico. Un adelantado. Sumado a su compromiso tenaz con el deporte y su velocidad de pelota superior a la media, Iván fue apodado "el tenis total". Arrasaba con sus rivales, los demolía, sobre todo en las primeras rondas, sea cual sea el rival. Finalizó su carrera con infinidad de récords, entre ellos 94 títulos ATP.

Hasta la llegaba de Roger Federer a la cima del ranking ATP, nadie había demostrado un tenis más completo que el de Lendl. El suizo multicampeón empezó a ser considerado como el más completo de la historia pero con un "pero", su revés. Cuando no tenía un buen día, era un dolor de cabeza. Tan dominante era que no hacía falta exigir a su revés para ganar títulos de Grand Slam o ser número uno del mundo. El primero en darse cuenta fue David Nalbandian. Desde que eran juniors hasta incluso en profesionales, se cansó de ganarle utilizando una táctica sencilla: alto al revés para luego dominar el punto. Eso funcionó hasta que Roger mejoró ese golpe y la paternidad se terminó.
Mejorado el revés pero inestable, Rafael Nadal tomó la posta de Nalbandian y llevó esa táctica al extremo. Abusó de ella implicando un mayor efecto a la bola que molestaba aun más a Federer, obligado a golpear por encima del hombro, incómodo para cualquiera, más aun para Roger. El resultado de eso fue un 23-10 en el cara a cara, único jugador que pudo dominar mentalmente al suizo, y eso se trasladó en resultados, en ocasiones muy abultado. Pero llegó el día que eso cambió por completo. 35 años, seis meses sin jugar y sin resto físico para largos peloteos de fondo en partidos intensos, si quería mantenerse en la elite mundial estaba obligado a cambiar su táctica para no sufrir tanto con su revés y su físico desde el fondo de la cancha.



Australian Open fue la muestra de que aun siendo el mejor de todos, se puede mejorar. Pero en Indian Wells fue más allá y dejó en claro que la mejora técnica y táctica (raqueta nueva mediante) se puede pulir para lograr la mejor versión del mejor de todos. ¿Que loco no? El nuevo tenis total nació en Indian Wells 2017. Y la máxima expresión de eso se vio en octavos de final frente a Rafael Nadal. Un concierto de winners de todos lados, especialmente con su revés. Metido adentro de la cancha, arriesgó desde la devolución para dejar sin opción alguna a su rival durante 68 minutos de constante presión. Una locura. Paliza táctica. Desconcertado, el español ni siquiera pidió el ojo de halcón en el match point. Era en vano, la derrota estaba consumada hacía rato.

El abandono en cuartos de final de Kyrgios, verdugo de Novak Djokovic en torneos consecutivos (es cosa seria Nick) le dio más descanso aun de cara a las rondas finales. Una tromba en el primer set ante Sock y oficio en el segundo lo depositaron en la final de Indian Wells, la séptima de su ampulosa carrera (4-2). ¿El rival de turno? Stan Wawrinka. Como era de esperarse, la velocidad de la final fue estrepitosa, pero la precisión fue determinante para decidir al ganador que fue, una vez más, el mayor de los suizos. Gran victoria de Roger contra el N°3 ATP. Sin brillar como en rondas anterior pero si con un nivel altísimo, conquistó su quinto Indian Wells.

La devolución de revés, ese pequeño gran cambio de Roger

"Está siendo el año más diferente de todos. Volver así tras un largo periodo inactivo es como un sueño, sinceramente no lo esperaba. En toda la temporada pasada no gané ni un solo torneo, las diferencias son increíbles. Es una gran sensación. Volver a ganar Indian Wells, los rivales que he derroté y la forma en que lo conseguí, todo fue increíble. La idea era llegar a Wimbledon dentro del Top8 ATP, ahora debo actualizar mis objetivos. Todo está siendo como el principio de un cuento de hadas. Cuando uno juega menos torneos, cada certamen que juega se hace mucho más especial. Me estoy divirtiendo mucho”, palabras de un incrédulo y feliz Federer tras un trimestre fantástico.
El tenista no vive de récords, pero Roger Federer no es un jugador convencional y cada paso que da es trabajo para los estadistas. 90 títulos ATP distribuidos entre 18 Grand Slams, 6 Masters, 25 Masters1000, 17 ATP500 y 24 ATP250. Tercero en la historia solo detrás de Lendl (94) y Connors (109). 35 años y siete meses, el campeón más veterano de un M1000. Y los récords siguen. Frente a Nadal, su némesis, encadenó tres victorias consecutivas, algo que nunca había podido lograr en 36 partidos entre ellos. Aun en desventaja, la distancia empieza a acortarse para el helvético (13-23). 6-0 en 2017 ante jugadores del Top10, una verdadera barbaridad. Ojo con el N°1 a fin de año...

Daniel Vitale Pizarro

27 febrero 2017

Dominio francés

Jo-Wilfried Tsonga siempre está. Aunque la regularidad no sea su principal característica, el francés tiene algunas semanas de ensueño en casi cada año calendario. En 2015 lo dejó bien claro en Metz, hace tres años sin estar en los planes de nadie fue campeón en Toronto en la final a Roger Federer y así hay ejemplos cada año. O alcanza alguna semifinal en algún Grand Slam, o se corona en algún Masters1000 o descolla en uno o dos ATP500 o ATP250, sin importar el rival de enfrente. Su tipo de juego depende más de si mismo que de su contrincante. Explosivo y ofensivo, basado en su saque y su derecha, "Jo" puso contra las cuerdas a todo el que se puso frente a él en las últimas dos semanas.

Gran año está atravesando el galo que en todos los torneos que disputó en 2017 alcanzó al menos los cuartos de final. 14° ATP hace catorce días, Tsonga se coronó campeón en Rotterdam por primera vez en su carrera (finalista 2011) con victorias resonantes ante Berdych (13°), Cilic (7°) y Goffin (11°) en la final, el único que pudo arrebatarle un set en Holanda. El campeonato en Rotterdam le permitió avanzar tres puestos ATP, al borde del Top10 una vez más en su carrera. Inscrito en Marsella, el bicampeón del certamen (2009 y 2013) era el segundo preclasificado del torneo por lo que iniciaba desde octavos de final, un partido menos que los demás participantes (cuadro de 28 - 4 bye).
Duro cuadro por ser un ATP250. Tsonga tuvo que derrotar a Simon (23°), Kyrgios (16°) y Pouille (17°) para levantar el trofeo francés, tercero que obtiene en la ciudad en cuatro finales disputadas en Marsella. Al igual que en Rotterdam, solo cedió un set en todo el torneo y por primera vez en su carrera, acumula nueve partidos consecutivos sin conocer la derrota, un récord poco habitual en él que demuestra la madurez tenística de un jugador que roza los 32 años y que regresó al Top10 para quedarse (7°). Impecable físicamente como desde que irrumpió en aquella final del Australian Open 2008, el nacido en LeMans tiene mucho tenis para dar.

El título en Marsella es el número catorce en la carrera del francés que accedió a veinticinco
finales ATP desde 2008. Exnúmero cinco del mundo, solo una temporada terminó con tres títulos ATP y fue en 2009. Entre 2008 y 2017 solo un año no llegó a una definición ATP (2010), en todas las demás, alcanzó dos finales ATP (una en 2016). Siete de sus trofeos los obtuvo en Francia (más otras tres finales), lo que demuestra que se siente muy cómodo jugando de local, con familiares y amigos en las gradas. Seis veces semifinalista de Grand Slam, solo pudo cruzar ese umbral en una ocasión y lo hizo cuando tenía un puñado de partidos ATP, en Australia 2008.

"Estoy muy contento de ser el nuevo embajador...", fueron las primeras palabras de Jo Wilfried Tsonga apenas recibió el trofeo, conocido por él. Las dos semanas más regulares de su carrera lo depositan una vez más dentro del Top10 (7°) y con las expectativas altas de cara al doblete Indian Wells y Miami (ausente en Dubai para cuidar su físico), torneos en los que nunca tuvo buenos resultados sin llegar siquiera a semifinales en ambos, algo curioso tratándose de un jugador de su calibre y más aun siendo certámenes sobre cemento, su superficie predilecta.

Lucas Pouille fue el otro finalista francés en Marsella. 15° ATP tras la definición alcanzada (su mejor posición ATP histórica), apenas es su tercera final ATP (1-2 su récord). A sus 23 años recién cumplidos, muy rápida fue su irrupción a los primeros puestos del ranking ATP sin grandes títulos pero sí con grandes actuaciones en torneos importantes. Semifinal de Roma y cuartos de final en Wimbledon y US Open, más las finales antes explicadas edifican el 15° ATP, lo que mejorará en 2017 si encuentra regularidad en sus resultados y estabilidad, algo novedoso para él que recién en 2015 ingresó al Top100.

Daniel Vitale Pizarro
@DanielViPiTenis

20 febrero 2017

Un lustro después

Ryan Harrison debutó como campeón ATP a los 24 años este fin de semana en el ATP250 de Memphis e igualó su mejor ranking como profesional (43°). En su primera final desde su debut ATP en 2008, "Harry" venció al georgiano Basilashvili 6/1 6/4 sin mayores inconvenientes. El norteamericano no cedió sets en todo el certamen, ni siquiera tuvo que disputar un tiebreak, domino absoluto ante los cinco rivales que lo sufrieron. Nada pudieron hacer los cinco Top100 que enfrentó para frenar a Harrison, que estiró su gran momento, el mejor de su carrera.  Acumula 20 sets ganados consecutivos (diez partidos) gracias a sus campeonatos en Dallas (Challenger) y Memphis (ATP).

“Es algo surrealista este momento. He vencido algunos obstáculos en mi carrera en los que no sabía si podría hacer esto. Me dije a mi mismo 'no te asustes, sonríe y sigue haciendo lo que puedas'. Estoy muy contento de haber hecho las cosas bien y de quedarme con el título”, un incrédulo Harrison ante la prensa, que esperó durante muchos años este momento y que tras siete semifinales ATP pudo sobrepasar esa barrera y en la octava no solo clasificó a la final sino que la ganó y con total claridad. En apenas cinco semanas de circuito ya se consagraron dos campeones primerizos ATP: Muler en Sydney y Harrison en Memphis.

Pero Harrison tiene una particular historia de precocidad antes de ser campeón estas semanas. En 2008 fue número siete del mundo junior a los quince años. Ese mismo año debutó con una victoria ATP ante Pablo Cuevas en Houston viniendo de la qualy. Tercer jugador más joven en ganar un partido ATP desde 1990 tras Nadal y Gasquet y uno de los once tenistas de la historia en lograr un triunfo ATP antes de cumplir dieciséis años. Pero ese ascenso prematuro y luego lento, tuvo su freno en 2012 cuando tocó la posición 43° y cayó abruptamente hasta cerca del puesto 200°. Todo era cuesta arriba para el nacido en Shreveport que veía como las cosas no iban como todos esperaban.

Como tantas otras promesas, Harrison no cumplía las expectativas que él mismo había generado por sus buenas actuaciones como junior y en sus inicios como profesional aun siendo menor de edad. Trabajo, paciencia, esfuerzo, madurez y tiempo. Ese combo, con la suerte de no sufrir lesiones graves durante el último lustro, Ryan volvió al Top50 y de la mejor manera posible, siendo campeón ATP y arrasando con sus rivales. Sin lugar a dudas las dos mejores semanas de su carreras, que de no lidiar con inconvenientes, será Top40 por no defender puntos importantes en los próximos meses. Estados Unidos puede confiar en él.

Harrison se sincera ante el micrófono y habla de todo un poco tras queitarse la enorme presión de ser campeón ATP, un momento de quiebre en su carrera: "No estaba en el buen camino, sentía que una derrota me podía afectar por mucho tiempo. Ahora he desarrollado mucho el aspecto mental del juego, sé cómo gestionar mis emociones y convertirlas en algo positivo. Creo que puedo alcanzar mis sueños ahora que la gente ya no esperaba nada de mí. Es muy difícil encontrar la paz en la pista, divertirte y mantener la calma en los momentos tensos. ¿Quienes creyeron en mí en los últimos meses? Los puedo contar con los dedos de una mano. Mi padre cometió errores porque quería enseñarme y yo porque no estuve receptivo, pero él es la persona que más confió en mí".

Dueño de una derecha ultra liftada, mucha potencia y aceleración en sus tiros, Ryan busca el ataque constantemente. Basado en su potente servicio, intenta dominar a su rival y alejarlo de la linea de fondo para que no golpee cómodo ninguna pelota. Más maduro que años atrás y con menos errores infantiles por apresurado, Harrison encontró calma dentro de la cancha y se nota que aprendió de los errores pasados. Por suerte para él, haber debutado tan temprano le permite casi diez años después, ser aun joven para el circuito ATP y con mucho camino recorrido como profesional, una ventaja que debe aprovechar.

"Tengo una relación muy especial con Andy, vivimos a diez minutos en Austin, me ayudó mucho en mi carrera"

185 centímetros de altura y 185 libras de peso (84 kg), empuñó por primera vez una raqueta apenas aprendió a correr, a los dos años. Su padre fue fugazmente profesional al disputar algunos Futures y Challengers sin llegar a destacarse. Algo curioso le sucedió a los once años cuando llegó a la final del torneo Shreveport City Championships en el cual perdió con su padre. Así como leen, su papá le ganó la final de un torneo de tenis. Fanático de los Big New Orleans Saints (NFL), Ryan en sus ratos libres disfruta de la música country y del rock. Hoy reside en Austin, Texas, y considera que su superficie favorita para jugar es el césped.

Daniel Vitale Pizarro