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“No amo el deporte. Pero no sé qué hacer sin él”. Nick Kyrgios es así. Explosivo dentro y fuera de la cancha. Odiado y amado, lo verdaderamente real es su presente en el circuito ATP. 16° en el ranking desde esta semana, el australiano de 21 años, líder de la nueva camada de tenistas denominada #NextGen, se proclamó campeón del ATP250 de Atlanta ante el vigente campeón John Isner. Ambos Top20 ausentes de los Juegos Olímpicos por priorizar su carrera profesional, aprovecharon esta semana para llegar al último partido del certamen en Estados Unidos, con todos los flashes apuntando hacia Rio de Janeiro.
Kyrgios venía de perder en octavos de final en Wimbledon (multado con 4900 libras esterlinas por mala conducta verbal) y en primera ronda de Toronto por el campeón de Wimbledon junior Denis Shapovalov (atentos a este junior), mostrando quejas, críticas, sonrisas soberbias y aires de superioridad. Ademas, durante esas semanas, había confesado que pasó más horas con el ordenador y jugando al "Pokémon Go" que entrenando dentro de una cancha de tenis. Lejos de afectarle, pareciera que todo eso lo potencia. Isner es un rival poco agradable de enfrentar, más aun en su torneo predilecto, y Nick lo derrotó con madurez tenística y en sets corridos.
2-0 en finales ATP...
Sin quiebres y con escasas oportunidades de ambos lados desperdiciadas, todo se definió en sendos tiebreaks, los cuales dominó el más joven. Menos lanzado, atacando más a conciencia, preciso en sus tiros de fondo e incontestable con el servicio, el "aussie" logró una victoria importante para su confianza, en la gira de cemento previa al US Open, último Grand Slam de la temporada. Un patrón de juego más ordenado y profesionalismo en los partidos, sobre todo ante rivales de menor jerarquía, lo catapultarán al Top10, lugar al que se acerca y al que llegará en un corto plazo si repite lo hecho en Atlanta y deja atrás los papelones de Wimbledon, Toronto y muchos torneos más.
“En Marsella (primer título ATP) estaba intratable. Esta semana, en Atlanta, era completamente diferente, no estaba jugando del todo bien en el inicio de la semana y recién el domingo encontré el equilibrio adecuado. Competí y me divertí”, declaró un sincero Nick, enemigo de las declaraciones "tibias". Sobre su contrincante de turno, agregó: “El resto es crucial frente a John. Su saque es de clase mundial. Podría haber sido una historia totalmente diferente si él hubiera conseguido quebrarme o no hubiese restado bien”. El 7/6 7/6 dejó en claro la supremacía de ambos servicios y la paridad en el juego, definido por un par de puntos clave en cada tiebreak.
Su devastador saque no fue suficiente
31 años, vigente tricampeón y 19° ATP, John Isner acumulaba quince victorias seguidas en Atlanta antes de la final de 2016. Primera definición de la temporada y 21° en su carrera, el gigante norteamericano se potencia en el cemento de su país, tanto es así que 18 de sus 21 finales ATP fueron en suelo estadounidense. Solo los títulos en Auckland (Nueva Zelanda) y la final en Belgrado (Serbia) las disputó fuera de su país. Ex N°9 del mundo, nunca fue semifinalista de Grand Slam y solo una vez alcanzó los cuartos de final (US Open 2011). "Acener" ganó diez títulos ATP en su carrera y en 2015 finalizó como N°11, la mejor ubicación final de su carrera.
Borna Coric (2), Taylor Fritz y Alexander Zverev (2) son junto a Kyrgios (2) los cuatro miembros de la #NextGen que alcanzaron al menos una final ATP, pero el nacido en Camberra es el único que pudo ser campeón. Y lo hizo en dos ocasiones. Talentoso y explosivo, soberbio e irrespetuoso, Nicholas no pasa desapercibido en cada lugar al que asiste, y las sponsors lo saben. 'Nike' y 'Yonex' no dudaron en aumentar sus contratos cuando derrotó a Nadal en Wimbledon 2014 y desde allí, su nombre y nivel subieron exponencialmente. Jugadores con estas características le hacen bien al 'tour', siempre y cuando no se falte el respeto al rival, esa delgada linea tan difícil de no sobrepasar.
Daniel Vitale Pizarro