28 septiembre 2015

Una costumbre francesa

El campeón ante su gente.

A muchos jugadores le pesa jugar bien en su país. A otros los potencia. Jo-Wilfried Tsonga nació en Francia hace 30 años y en su país natal es donde se siente más cómodo. Nueve de sus veintiún finales en el circuito las consiguió en Francia. Desde 2008 alcanzó al menos una final ATP en su país, a excepción de 2010, año aquejado por lesiones. En 2015 no había disputado partidos por el título y Metz fue el lugar elegido para no desentonar con su pasado. Los franceses saben que al menos una vez al año lo van a ver peleando por algún trofeo en el lugar que lo vio crecer. Es el regalo de Tsonga a su gente, en su casa.

Su mejor resultado del 2015 fue casualmente las semifinales en Roland Garros (Francia). Irregular esta temporada, brilló sobre el polvo parisino pero le costó destacarse en los torneos anteriores y posteriores al Grand Slam "naranja". Pero fiel a su costumbre, en Metz volvió a destacarse. Campeón en 2011 y 2012, en 2013 lo había derrotado en el último partido Gilles Simon, compatriota, amigo y compañero de ruta. Justamente esa final se repetía pero lo que no iba a ser repetido era el ganador. Esta vez el campeón fue Tsonga, tricampeón en la "ciudad verde". El mismo objetivo buscaba Simon que levantó el trofeo de Metz en 2010 y 2013.

Tapa y contratapa, así anunciaban la final.

Tsonga no pisaba una final en los últimos catorce meses. En aquella oportunidad había derrotado a Federer en el Masters1000 de Canadá. Desde entonces, apenas una semifinal en su palmarés. En busca de la regularidad que lo mantuvo en varias temporadas como Top10 y animador del circuito, esta parte del calendario es su preferida. Ocho de sus doce títulos ATP los consiguió después del US Open, siete de ellos bajo techo. El número aumenta si agregamos las finales. De las nueve definiciones perdidas, en cinco cayó en la gira previa al Masters. Y para agregar más datos sobre su rendimiento en "indoor", ocho de sus doce títulos los consiguió en superficies techadas.

Simon, bicampeón en Metz y Marsella, no ostenta otros buenos resultados en torneos franceses como su amigo nacido en Le Mans, aunque cinco finales en su país no es poca cosa. Acumula como "Jo" doce títulos en su carrera pero en menos finales disputadas (18). Gilles llegó al menos a una final ATP desde 2006, esta temporada alcanzó dos (1-1), ambas en Francia y ante franceses. Nuevamente Top10 hace tres semanas, su objetivo será clasificarse al Masters de Londres, torneo que disputó en 2008 en el cual perdió en semifinales. Top50 ininterrumpidamente desde 2007, es uno de los más regulares del circuito, algo de lo que pocos pueden presumir.

Su primer título en Metz (2010)

Y si hablamos de Copa Davis, Jo-Wilfried Tsonga también tiene grandes resultados en la competencia en la que representa a su país. Siempre dispuesto a jugar para Francia, debutó en 2008 y disputó quince series con un récord de 21-7 en total (16-6 en singles y 5-1 en dobles). En condición de local solo perdió tres veces (Wawrinka, Gojowczyk y Greul), en uno de ellos tuvo que abandonar por lesión. Una camada de tenistas excepcionales que no pudieron aun coronar el proceso con una Copa Davis para Francia llegando a la final en 2010 y 2014 en las que Serbia y Suiza impidieron la consagración gala.
Creado en 1980, el torneo de Metz se disputó por 18° vez este año y la mitad de las veces el título se lo llevó un francés. Jugado en los año pares de los '80, en los '90 dejó de disputarse para volver a formar parte del calendario ATP en el 2003. Desde ese año que se disputa de manera ininterrumpida sobre superficie dura y bajo techo. Durante los años '80 se jugaba sobre carpeta/moqueta, superficie prohibida por la ATP desde 2009. Además, entre 1980 y 1989 este certamen formó parte del circuito Grand Prix, disuelto en 1989 junto al nacimiento en 1990 del ATP Tour, reestructuración del circuito y ensamble del Grand Prix y de la WCT.

Daniel Vitale Pizarro

21 septiembre 2015

Despertó del sueño


Orsanic consuela a Delbonis que hizo lo que pudo en una superficie hostil

Israel (repechaje) fue el primer escollo de este viaje hasta semifinales. Brasil la primera parada y Serbia (sin Djokovic) la segunda estación. Bélgica esperaba por los muchachos de Daniel Orsanic con un recorrido similar: Suiza sin Federer ni Wawrinka y Canadá sin Raonic. Bruselas fue el escenario elegido por los locales, el Forest National (cemento indoor) con capacidad para más de 8000 espectadores. David Goffin, Steve Darcis, Ruben Bemelmans y Kimmer Coppejans fueron los seleccionados para enfrentar a Leonardo Mayer, Diego Schwartzman, Federico Delbonis y Carlos Berlocq. Sin grandes referentes en ambos países, inició una serie muy pareja en los papeles.

El sorteo estableció que Delbonis-Goffin abrían la serie. El nacido en Azul, a pesar de su bajo récord en superficies rápidas (6-24), peor aun bajo techo, dio batalla e incluso tuvo sus oportunidades en los primeros dos sets. Perdidos ambos, inició el tercero con un quiebre que no pudo revalidar, lo que terminó con sus aspiraciones. El número quince del mundo liquidó el pleito 7/5 7/6 6/1. Mayer salió a la cancha con la obligación de ganar para no comprometer toda la serie antes del sábado. Los siete singles ganados de forma consecutiva más el mejor ranking entre ambos bastó para que sin brillar, derrotara a Darcis 7/6 7/6 4/6 6/3. La eliminatoria quedaba empardada.

Los ganadores del viernes festejando sus victorias

El dobles era el punto clave. Como muchas veces sucede en Copa Davis, las duplas define la serie o allanan el camino para la victoria del domingo. Mayer-Berlocq se complementaron muy bien y derrotaron a Darcis-Bemelmans en un partido muy caliente, con muchos errores de ambos lados de la red que supieron capitalizar mejor los argentinos. 6/2 7/6 5/7 7/6 y 2-1 los visitantes de cara a un domingo muy difícil pero esperanzador. Las casi ocho horas del "yacaré" en cancha entre viernes y sábado hacían pensar que no sería rival para Goffin por lo que Orsanic se decidió por Schwartzman para el cuarto punto y apostó por Delbonis ante un cansado Darcis de 31 años.

El abrazo que no alcanzó.

Diego pisó la cancha y como entró, salió. Paliza de Goffin 6/3 6/2 6/1. El argentino no pudo hacer nada en una superficie muy rápida a la que no se adaptó pero que tampoco lo dejaron. El quinto punto determinaba al nuevo finalista. Delbonis vs Darcis. El local jugó como pocas veces en su carrera, con mucha actitud y determinación. Cambió los ritmos, incomodó con su revés con slice y sus embates a la red desorientaron al argentino. "Fede" luchó hasta el final, le ganó un set y cayó en el tiebreak del cuarto luego de levantar dos match points con el saque de Steve en el 6-5. Finalmente fue 6/4 2/6 7/5 7/6 para Bélgica. La ilusión se terminó y una vez más Argentina se quedó sin final de Copa Davis.

Bélgica disputará la final de Copa Davis por segunda vez en su historia. La anterior fue en 1904, la cuarta edición del certamen mundial por equipos. Por aquellos años totalmente amateurs, el campeón fue Gran Bretaña, el mismo rival que deberá enfrentar a fines de noviembre (27-29/11) por la Ensaladera más famosa del mundo, aunque en esta oportunidad se verán las caras en territorio belga bajo otras condiciones, distintas que hace 101 años. Cuarta en el ranking de Copa Davis, Bélgica se enfrentará ante el tercero de ese escalafón. Gran Bretaña, país liderado por Andy Murray y escoltado por su hermano Jamie, obtuvo nueve veces este torneo, el último en 1936, largos 79 años de sequía.

Capitán y equipo felicitando a Darcis, el artífice del quinto punto.

Argentina acumula diez semifinales en los últimos catorce años. En tres de ellas accedió a la final y nunca pudo obtener la Ensaladera de Plata. No la ganó ni en estos catorce años ni en toda su historia. Es el karma del tenis argentino, la competencia que el país más quiere ganar, que sus aficionados más anhelan. En un país inundado de tradiciones futboleras y de equipo, la Copa Davis pasó hace varios años a ser prioridad para los aficionados y también para los no tan allegados al deporte. En cada serie se ve entre el público gente que mira poco tenis durante el año pero que en Copa Davis es un fanático más, alentando con cánticos futboleros y emocionándose con cada quiebre de servicio, passing shot o drop, como si supieran con claridad que significa cada uno de esos términos.

Es sin lugar a dudas la competición fetiche. Morea, Vilas, Clerc, Nalbandian, Del Potro y demás jugadores que dejaron huella en el tenis mundial no pudieron conseguir el trofeo más tradicional e importante por equipos, en un deporte por demás solitario, lleno de egos, que a lo largo de la historia han mellado en la conquista de esta competencia. Sin los problemas aparentes de otros años, con un cuadro accesible, lo que faltó esta vez (siempre falta algo...) fueron jugadores de renombre, referentes para poder pelear contra naciones que cuentan con Top10 entre sus filas. Algún año, quizás, los planetas se alinearán para que Argentina pueda ser campeón de Copa Davis. Pero para eso habrá que esperar, como mínimo, hasta diciembre del 2016 porque este año (como siempre) nos despertamos del sueño antes de tiempo.

Daniel Vitale Pizarro

14 septiembre 2015

El gran escapista


Djokovic debajo de los papelitos y Federer detrás

La final del US Open 2015 fue una muestra más de superación ante las adversidades, una constante en la vida de Novak Djokovic. Un amor propio envidiable, una garra suprema, una mentalidad que roza lo "Nadalesco" y una consistencia e intensidad que casi nadie resiste. Esos son los pilares de actual número uno del mundo, uno de los mejores tenistas de todos los tiempos en una época brillante del tenis que reúne a tres de los cinco más ganadores de la historia en Grand Slams. Desde Belgrado a Estados Unidos, pasando por Australia e Inglaterra y tropezando una y otra vez en Francia, "Nole" fue construyendo su propia leyenda. Una leyenda de diez... de diez títulos "Grandes".
La primera experiencia en una final de Grand Slam la tuvo en 2007, precisamente en donde se coronó este domingo. El rival fue también el mismo del fin de semana, el vigente tricampeón del torneo (¿destino?). Fue victoria de Roger Federer en sets corridos pero algo cambió a partir de ese partido. El circuito dejó de polarizarse entre Federer y Nadal y se formó una terceto con Djokovic como principal enemigo de ambos. Al siguiente "Major", Novak dio la campanada y debutó como campeón en el Australian Open ante Tsonga, otro que prometía. Pasaron casi tres años para que "ND" volviera a una final de esta envergadura. En el medio intentos de cambios de saque y demás, fallidos.

En el US Open 2010 perdió la final contra Nadal. Pero a fin de esa temporada sucedió algo que lo catapultó a la cima hasta hoy. Fue campeón de Copa Davis. Además le descubrieron un porcentaje de celiaquía por lo que tuvo que cambiar su dieta. Más fibroso y atlético, sumado a la confianza del final del 2010, el año siguiente fue cuando explotó. 41 partidos consecutivos sin conocer la derrota, campeón en tres Grand Slams y número uno del mundo por primera vez. Novak Djokovic derrotó a Murray en la final del Australian Open y a Nadal en las definiciones de Wimbledon y el US Open. Cuatro títulos de GS en seis finales a los 24 años. Estábamos en presencia de un gran campeón.
2007 y 2015, las finales entre sí en el US Open

El 2012 empezó a tono con el año anterior. Campeón en el Australian Open, una vez más ante Nadal en una final de Grand Slam, la más larga de la historia. Pero su efectividad en las grandes citas cayó un poco, aunque no dejaron de ser grandes producciones. Final en Roland Garros y US Open, ambas derrotas ante el nacido en Manacor. El nivel del serbio no decayó y su confianza tampoco. Una vez más, inició una nueva temporada como campeón del Australian Open, por segunda vez derrotaba a Murray en la lucha por el trofeo. La extenuante semifinal ante Del Potro en Wimbledon 2013 le impidió estar a pleno contra Murray que lo derrotó en Wimbledon, y un Nadal inexpugnable lo venció en US Open, el mejor "Rafa" en cemento que hubo.

El sabor amargo de finalizar número dos del mundo tras ganar un Grand Slam más dos finales y una semifinal en los restantes, lo motivaron para recuperar el trono en 2014. A pesar de tropezar ante Stan Wawrinka en cuartos de final del Australian Open y de perder una nueva final de Roland Garros contra el mismo de siempre, Rafael Nadal, en Wimbledon se redimió y conquistó su séptima corona "Grande". Cómodo número uno del mundo, el 2015 lo vio por quinta vez campeón del Australian Open y finalista por tercera vez en Roland Garros, aunque Nadal no fue su verdugo sino Wawrinka, el otro suizo en cuestión.
"¿Soy yo? Ah, ok, está bien"

El noveno Grand Slam en el palmarés de Djokovic fue Wimbledon. Igual que en 2014, Federer estuvo del otro lado de la red. Esa misma final se reeditó por cuarta vez en "Majors" en el US Open
2015, hace algunas horas atrás. Demorada por lluvia, el encuentro se trasladó a la sesión nocturna, horario en el que Roger solo había perdido en una oportunidad. Sin ceder sets, invicto en el verano norteamericano con una postura más agresiva de lo habitual, era el rival ideal para poner en problemas al dominador de los últimos años e inalcanzable número uno del mundo. Djokovic afrontaba esta final en quizás su mejor año como profesional, incluso superior al 2011.

Los constantes ataques y subidas a la red, las 23 opciones de quiebre, los 56 tiros ganadores y el apoyo de 23000 personas no fueron suficientes para romper la imperturbable defensa e intensidad del serbio que resistió los embates del suizo, contragolpeó y sobre todo, acertó en los momentos claves del partido. No titubeó. Las innumerables ocasiones para adelantarse en el marcador que tuvo Federer fueron maniatadas por "Nole", mental y físicamente superior. Esas oportunidades, ante otro rival, difícilmente se le hubieran escapado. Pero cada rival supone niveles distintos de exigencia y Novak Djokovic, ante la menor duda, no te perdona. Mientras más apretado el marcador, mejor juega.
“Ganar ante el jugador más laureado, alguien que siempre sigue peleando hasta el final, que te hace buscar esa pelota extra, son cosas muy especiales para mí. Poder revivir estos momentos como en 2011 es algo increíble. Creo que es más complicado repetir algo que hacerlo por primera vez. Soy una persona y un jugador distinto a lo que era en 2011. Soy un hombre casado, padre y con distintas experiencias en la vida. Enfoco el tenis de una forma completamente distinta. Me siento más completo, físicamente más fuerte y mentalmente más experimentado y resistente. Haber estado en esa situación con anterioridad me ha ayudado a comprender distintos obstáculos y sé lo que necesito para superarlos”, las palabras de un maduro y aplomado Djokovic, con los pies sobre la tierra.

Federer fue modesto y educado en conferencia pospartido en pleno Arthur Ashe (incluso jugó con la frase de Pennetta "one last thing") pero cuando se sentó ante los micrófonos en la sala de conferencias, mostró su lado más humano: “Estoy muy decepcionado. He tenido muchas oportunidades en mi raqueta. Nunca debí ir por debajo en el marcador de la manera en la que estuve. Es bastante simple. Perdí debido a los errores que he cometido. Tengo que mejorar en eso. Así que ahora voy a trabajar y seguir adelante. No es ningún problema para mí”. 27 finales de Grand Slam (17-10), las últimas tres perdidas y con la pasión intacta. #BEL18VE

Daniel Vitale Pizarro

30 agosto 2015

Amenaza latente


La octava fue la vencida

El último torneo de la gira norteamericana previa al US Open decidió a su campeón. En Winston Salem, único torneo de la semana, disputaban la final Kevin Anderson ante el debutante Pierre-Hugues Herbert. Era la 11° final ATP del sudafricano, con una racha negativa de siete caídas consecutivas en definiciones por el trofeo. El francés debutó como cuartofinalista en un ATP y no se quedó en eso, se dio el gusto de llegar a su primera final, instancia nueva para el 140° del ranking que estuvo a la altura de las circunstancias. Aunque no le alcanzó, opuso resistencia y coraje en el partido por el "extraño" trofeo que brindaba el torneo.

Sorprendido, aliviado, satisfecho... algunas de las sensaciones de Kevin Anderson al sentirse el mejor de la semana. No era campeón a nivel ATP desde 2012, una sensación extraña para un jugador que no sale del Top20 desde mediados del 2013. Siendo uno de los jugadores más regulares del circuito, no logra dar el salto para ingresar al Top10 o derrotar con mayor asiduidad a los miembros de ese selecto grupo. Apenas le ganó a un TopTen en ocho ocasiones de los 53 partidos que disputó ante ellos. En Winston Salem cortó la mala racha y conquistó su tercer trofeo como profesional en su tercera final del año (Memphis y Queens). Además volvió a ser el 14° ATP, su mejor posición en el ranking.

Su arma y la base de su juego

"Es una gran sensación. Venía muy nervioso a este partido después de varias finales perdidas, así que estoy muy satisfecho con este resultado", dijo Anderson en conferencia de prensa pos campeonato. Y no se olvidó de destacar la actuación de su rival: "No muchos pueden encadenar ocho partidos con victoria en estas condiciones tan cálidas. Debes estar muy orgulloso de esta gran semana que has firmado. Sin duda, un sensacional resultado". Kevin se hizo fuerte desde su poderoso servicio y su derecha para manejar las riendas del partido. 203cm de altura le permiten gozar de uno de los mejores saques del circuito, golpe con el que casi no cedió terreno durante el certamen: fue quebrado apenas una vez, en primera ronda.

Su golpe predilecto

Herbert, finalista que provino de la qualy, tuvo que ganar ocho partidos para llegar a la definición, una cantidad enorme de encuentros para un ATP 250, lo que hubiera sido récord si ganaba el torneo. A los 24 años, el francés sorprende con su estilo casi extinto de saque y volea, slice y red, agresivo y con un muy buen servicio. Las variantes le permiten acercarse a la malla incluso con segundos saques como factor sorpresa, apoyado en una aplomada volea. 140° ATP, Pierre subirá varios escalones y quedará 92° en el escalafón mundial, su mejor posición histórica. En Winston Salem ganó cinco partidos en el cuadro principal, dos menos que la cantidad total de partidos ATP que lleva ganados desde que es profesional.

Cuando se le preguntó hace algunos años sobre su golpe favorito, curiosamente respondió que era su volea de revés. Campeón esta temporada en Queens y finalista del Australian Open y Hertogenbosch en dobles, Herbert sabe lo que es ser campeón de Grand Slam en la especialidad ya que ganó Wimbledon como juvenil en 2009, año en el que fue semifinalista del US Open y número nueve ITF en singles entre los menores de edad. Fanático de Pete Sampras, Guillermo Coria y Roger Federer, elige Roland Garros como su torneo favorito. Graduado en Alemania con el sistema "Abibac" (co-creado por Francia y Alemania), habla con fluidez cuatro idiomas: francés, alemán, inglés y español.

Los peculiares trofeos del certamen

Anderson nació en Johannesburgo hace 29 años. De adolescente, partió a Estados Unidos a la Universidad de Illinois para estudiar y jugar al tenis. Compitió tres años entre 2005-07, fue campeón universitario en dobles y elegido el mejor jugador de la Universidad. En 2007 decidió ser profesional y al año siguiente, en su segundo torneo ATP disputado, alcanzó su primera final en Las Vegas. A pesar de ser un jugador muy peligroso y estable Top20, nunca accedió a cuartos de final de un Grand Slam ni a semifinales de Masters1000, sus deudas pendientes. En 2008 ingresó al Top100 por tres semanas y en 2010 volvió a ese lote en el cual fue ascendiendo progresivamente hasta su estabilización en el Top20 desde 2013 hasta hoy.

Llama la atención su alto ranking por la ausencia de grandes resultados. Sus puntos se basan en una gran cantidad de finales, semifinales y cuartos de final en torneos no tan importantes y segundas semanas en Grand Slams, lo que le permiten mantenerse en esa posición sin defender gran cantidad de unidades al año siguiente. En las puertas del US Open, Anderson defiende tercera ronda, lo que le permitirá poder sumar en el último Grand Slam del año con la mira puesta en el Top10 ante de fin de año y por qué no, pensar en una clasificación al Masters como el octavo mejor tenista del 2015 ya que se encuentra 11° en la "Carrera a Londres", que contabiliza solo los puntos del año calendario.

Daniel Vitale Pizarro

24 agosto 2015

Roger tiene la edad de su juego


Roger mira al cielo y Novak al piso.

"He tenido un montón de tiempo desde la final de Wimbledon. Estoy fresco y con ganas de jugar. No puedo esperar a que empiece el torneo. Los entrenamientos han ido bien y estoy muy contento de cómo me siento". Así declaraba Roger Federer antes de debutar en Cincinnati ante Roberto Bautista Agut. Ausente en Montreal por cuestiones de planificación, algo que Federer estudia minuciosamente, llegó a Ohio para defender su corona con el riesgo de trastabillar y llegar al US Open casi sin partidos. Pero nada de eso sucedió, si no todo lo contrario. Incluso recuperó el N°2 del mundo, puesto que le había arrebatado Murray la semana pasada tras ser campeón en Canadá.

Una hora y nueve minutos duró el español en cancha. Un monólogo de Federer que hizo lo mismo en las rondas sucesivas contra Kevin Anderson (55 minutos) y Feliciano Lopez (62 minutos), rivales de fuste que literalmente borró de la cancha. Su propuesta ultraofensiva, aun más de lo habitual, opacó las virtudes de los demás. Murray era el semifinalista, la vara estaba más alta pero el nivel de Roger no bajó. Menos lanzado a la red que los partidos anteriores pero siempre con la intención de atacar e ir hacia adelante, controló las acciones y neutralizó el juego del británico. 6/4 7/6 para el suizo y final en Cincinnati, séptima en este Masters1000 que ganó las seis veces anteriores.
Feliz, agradece el apoyo del público.

La final era una vez más contra Novak Djokovic. Por quinta vez en la temporada se veían las caras en la definición por un título. En Dubai se llevó el trofeo el helvético y las tres restantes (Indian Wells, Roma y Wimbledon) fueron para el de Belgrado. En el sexto Masters1000 del año, la rivalidad Federer-Djokovic se reeditaba por 41° vez, historial empardado en veinte triunfos por lado. 4h 43m había estado en cancha "RF" antes de la final contra las 6h 49m de "ND". Y si a eso le sumamos los cinco partidos disputados la semana pasada en Montreal, la condición física de cada uno podría haber llegado a pesar, algo que para alegría del público y sponsors, al menos a simple vista, no se notó.

El primer set fue equilibrado en el resultado hasta el tiebreak pero no tanto en el desarrollo. Sin ceder opciones de quiebre, Federer no tuvo complicaciones al servicio (como durante toda la semana) y peleó varios juegos de saque de Djokovic. Su agresividad al resto, algo inusual en él, dio sus frutos en la muerte súbita y al comienzo del segundo set, cuando quebró el servicio de Novak y se encaminó hacia la victoria. El tiebreak fue un mazazo para "Nole". Cedió terreno que no pudo recuperar. 7/6 6/3 y título para el mejor tenista de la semana. Derrotó a Murray (2°) y a Djokovic (1°) en fila. Por segunda vez en su carrera venció en un mismo torneo al 1° y 2° del mundo, como en el Masters 2003 (Ferrero -2°- y Roddick -1°-).

Pasión eterna

La actuación de Federer en Cincinnati fue colosal. A sus 34 años recién cumplidos, demuestra torneo tras torneo que está más vigente que nunca. Y se da el lujo de re-reinventarse. Notorio fue el cambio (para bien) de su juego desde la contratación de Stefan Edberg como coach pero esta semana le aplicó una marcha más a esa táctica. Su servicio funcionó a la perfección, manejó los tiempos y jugó a gusto con su derecha, incisiva como de costumbre. La volea, inexpugnable, firme y decisiva. Pero lo que más impacto causó fue su devolución, golpe con el que durante su carrera nunca brilló. Desde "winners" hasta "chip and charge", todo le salió bien. Presionó como nunca, ahogó a sus rivales y hasta devolvió muchas veces de sobrepique atorando a sus rivales. Alucinante.

Federer confesó que practicó la devolución de bote pronto como un chiste durante los entrenamientos y que se dio cuenta que podría funcionar en Cincinnati por la superficie y condiciones de Ohio. "No voy a jugar en la manera en la que ellos quieren que juegue. Es un poco una locura para ser honesto, pero me está funcionando. No es que lo haga en todos los segundos saques, sino en algunos puntos. Es bueno crear un poco de confusión en la cabeza del adversario", reflexionaba en conferencia de prensa sobre las tácticas a utilizar y lo realizado esta semana. Además aclaró lo roles de sus entrenadores y la influencia positiva de Edberg: "Stefan es quien me da diferentes consejos sobre qué hacer en los partidos o los entrenos pero es Severin el que maneja el barco". Claro como siempre.

Su derecha marca el ritmo de los partidos.

Los números de "Su Majestad" no paran de aumentar y el paso del tiempo parece no afectar su eficacia. 87 títulos ATP, 24 Masters1000, siete en Cincinnati y cinco esta temporada. Número dos del mundo, se mantiene en el Top10 de manera consecutiva hace 672 semanas, aun lejos de las 788 de Connors. Donde si es líder es en las semanas como número uno del mundo (302) y como Top2 con 463 y contando. "Creo que soy un jugador mejor ahora que cuando tenía 24 años porque practiqué durante diez años y tengo diez años más de experiencia. Siento que golpeo mejor mi servicio y mi revés, mi derecha sigue siendo tan buena como siempre y mi volea está mejor que nunca".

El campeón agregó Cincinnati a la lista de los torneos que consiguió siete veces. En Ohio levantó el trofeo en 2005, 2007, 2009, 2010, 2012, 2014 y 2015. Wimbledon y Dubai también los ganó en siete oportunidades y Halle ocho veces, los cuatro certámenes en los que más triunfó. Djokovic se quedó con las manos vacías: perdió por quinta vez la final aquí. Si agregamos la final perdida en Roland Garros, cayó en las finales de los torneos que le faltan para completar el tanto "Grand Slam" y como el "Carrer Golden Masters", en un año en el cual parecía que arrasaba con todo. No todo es color de rosa para Novak, la remera de Roger sí.

*El título es un tuit de @unmoroenlacosta.
Daniel Vitale Pizarro

17 agosto 2015

Andy ha vuelto


Miradas cómplices

“Para ganarle a Murray tendré que subir uno o dos niveles de tenis respecto a lo que he mostrado durante la semana”. Así vivía el partido Djokovic en la previa. Sabía que la vara estaba cada vez más alta y que si no elevaba su nivel, no tendría chances. Las ocho victorias consecutivas del serbio ante el británico y los diecinueve triunfos sobre los veintiocho encuentros que disputaron hasta aquí, no pesaban para Novak que respeta siempre sus duelos con Andy. Y no se equivocó. Brindaron una batalla (otra) en Canadá, más intensa que bien jugada pero con destellos de calidad a los que nos tienen acostumbrados, en la que el ganador fue el que menos dudó y más arriesgó.

Tres horas duró el partido. Idas y vueltas en el marcador terminaron con la victoria de Murray 6/4 4/6 6/3. No fue un gran partido desde lo tenístico pero si desde la intenso y emocional. Un tire y afloje de ambos en el que salió ganador el que más "tiró". Apoyado en un servicio punzante y un revés que marcó el ritmo del partido, el británico se llevó el trofeo canadiense por tercera vez en su carrera. La postura más agresiva de Andy desde la devolución sofocó al serbio que irregular como durante toda la semana, nunca pudo tomar las riendas del partido. Su admirable capacidad de lucha le permitió aguantar y forzar un tercer set, pero contra estos rivales, eso no es suficiente.

Incisivo con ese golpe

Andy se mereció ganar hoy en la cancha. Pienso que hubo una diferencia entre su saque y el mío. Yo no saqué bien el primer set y medio. Él lo hizo en los momentos más importantes y también consiguió grandes tiros”. Coherente antes y después del partido, Djokovic aceptó la derrota como lo hace casi siempre y ponderó los méritos del rival contra sus deficiencias, una postal que se repite cada vez que es derrotado, aunque esta temporada solo haya perdido cuatro partidos. Novak cayó en Doha ante Karlovic, en Dubai contra Federer, en Roland Garros frente a Wawrinka y en Montreal. En contraposición están sus seis títulos en el año, inalcanzable en el ranking.

Los números del escocés esta temporada son fantásticos, solo superados por Djokovic en nivel, resultados y ranking. Lo eliminó de cuatro torneos importantes: final del Australian Open, semifinal de Indian Wells, final de Miami y semifinal de Roland Garros. Un karma. Hasta su título en Montreal y fin de la hegemonía serbia, en 2015 fue campeón en Munich, Madrid y Queens con el premio de superar a Federer en el escalafón mundial y volver al número dos del mundo. Líder en victorias (53-8), achicó el H2H (9-19), empató las finales ganadas entre si (6-6) y acumuló 77 partidos consecutivos ganados cuando gana el pimer set. ¡Bingo!

No encontró respuestas

Pero el presente de Murray no es casualidad. Atrás los problemas en su espalda tras la operación y la ruptura con Ivan Lendl, Andy decidió primero contratar a Amelie Mauresmo y después anexó a su grupo de trabajo a Jonas Bjorkman. Los resultados fueron de menor a mayor, todos positivos. El sprint final de 2014 para clasificar al Masters fue el puntapié inicial para recuperar aquellas sensaciones que tuvo antes de la lesión. Al próspero comienzo de año le faltaban títulos. Y las coronas llegaron en el polvo de ladrillo europeo. Sin siquiera finales en esa superficie durante toda su carrera, encadenó éxitos en Munich y en Madrid, paliza a Nadal en la final española incluida.

Primero su madre que lo inició en el tenis, segundo su mujer, fiel compañera y reciente mujer oficial, y tercero Mauresmo, el tridente femenino que encarriló al escocés para su vuelta al número dos del mundo. Además mejoró su condición física e incorporó sesiones con un psicólogo que lo ayudaron a conocerse mejor y pensar de otra manera los partidos importantes. “Tienes que estar abierto y ser honesto con tus pensamientos y sentimientos. Si mentís acerca de las cosas que te hacen más fuerte y más duro es inútil”, palabras recogidas por la revista 'The Sunday Times' en una entrevista realizada en Wimbledon.

Una firma que nunca olvidarán

Andy Murray cosechó su Masters1000 número once, la misma cantidad que Pete Sampras. El título en Canadá fue el tercero allí, cuarto ATP del año y 35 de su carrera en 51 finales disputadas, todo un número. "El año pasado fue un año muy difícil para mí. Pasé por muchas cosas. Salí del Top10 y la gente se hacía muchas preguntas, habían perdido la fe en mí. Cuando volví de la lesión no fui capaz de competir con los mejores jugadores. Me ha tomado mucho tiempo volver a este nivel, por eso estoy muy feliz de estar jugando así de bien", sinceras palabras de un campeón satisfecho con su nivel pero más que nada por volver a derrotar a Djokovic y sentirse competitivo contra los mejores.

Daniel Vitale Pizarro
@DanielViPiTenis

10 agosto 2015

Llegó la hora de subir el listón


Puño apretado para volver al 4° ATP

La derrota en cuartos de final de Roland Garros ante Jo-Wilfried Tsonga fue la última que completó dentro de una cancha en este 2015. Kei Nishikori tras París, se retiró en semifinales de Halle (1-4 vs Seppi) y no se presentó en segunda ronda de Wimbledon por una lesión en su pierna. Cinco del mundo, el japonés llegó a Washington como el segundo preclasificado detrás de Andy Murray para dar inicio a su gira norteamericana que terminará en el US Open, torneo en el que defiende final, su primera y única de Grand Slam perdida ante Marin Cilic. Justamente el croata fue su rival en semifinales en la capital de Estados Unidos esta semana...

En una especie de revancha, el japonés lo derrotó y accedió a la final de Washington en la que se topó contra John Isner, campeón la semana pasada en Atlanta y de gran rendimiento histórico en esta gira norteamericana. Por tercera vez en sus cinco partidos disputados, Kei perdió el primer set, remontó y se llevó el título en tierras estadounidenses. El partido por el trofeo lo jugó a su gusto, solo superado por el enorme servicio del gigante en el primer set, que pudo neutralizar en los momentos importantes. Desde el fondo, una diferencia abismal: 50 puntos contra 18. Jerarquía y solvencia desde la línea base fueron los atributos en los que se basó el japonés para levantar su tercer torneo en 2015.

Desde ese golpe cimentó su triunfo ante Isner

Nishikori es el octavo jugador en lo que va del año que cosecha al menos tres títulos ATP junto a Wawrinka, Thiem, Nadal, Murray y Ferrer (3), Federer (4) y Djokovic (6). Este trofeo fue el décimo de su carrera de los cuales ocho los consiguió en superficies duras y los dos restantes en arcilla. Ahondando más en sus consagraciones, seis coronas son ATP500, lo que denota su presencia y autoridad en los torneos importantes. En total alcanzó quince finales ATP, incluida la del US Open 2014 y el Masters1000 de Madrid en la misma temporada. En un desglose aun más profundo de su curriculum, acumula 232 victorias ATP, 24 de esas ante el Top10.

"No fue fácil ganar hoy tras perder el pirmer set, al igual que en varios partidos esta semana. Sobre todo mentalmente es difícil, pero traté de luchar hasta el final y por eso estoy feliz de haber ganado hoy", las primeras palabras esbozadas por Nishikori tras proclamarse campeón en Washington, torneo al que había acudido cuatro veces y en el que nunca había sobrepasado los cuartos de final, instancia que alcanzó solo en 2014. A partir del lunes, Kei volverá a la cuarta posición del ranking ATP, lugar en el que estuvo durante tres semanas alternadas al principio de la temporada, entre marzo y abril.

Colecciona ATP500

John Isner fue el derrotado en la final por Nishikori. A sus 30 años cayó en la final de Washington por tercera vez (2007, 2013 y 2015). Asiduo protagonista de la gira norteamericana previa al US Open, once de sus veinte finales son en ese corto período del calendario, al menos una final por año durante las últimas seis temporadas. Este año alcanzó el partido definitivo en los dos certámenes a los que acudió: campeón en Atlanta y finalista en Washington. Y cuando no logra finales en esos meses, las alcanza en Estados Unidos. Solo tres veces no disputó el último partido de un torneo fuera de su país, una tendencia que no baja con los años.

"Él (Nishikori) probablemente es uno de los mejores desde la línea de fondo y si no saco una gran cantidad de primeros servicios, como lo hice en el primer set, es muy difícil ganar el partido. Incluso él sirvió muy bien en el segundo y tercer set y fue muy resistente. Es un gran jugador y un gran campeón. A su vez estoy muy orgulloso por haber alcanzado por tercera vez la final aquí en un torneo tan importante dentro del circuito", la reflexión del gigante de 208 centímetros de altura que hizo lo que pudo pero que chocó con una pared de difícil demolición, que aguantó, atacó y quebró en los momentos tensos del partido.

Sus 18 aces no fueron suficientes para desarticular el juego del japonés

El nacido en Shimane tiene dos torneos para sumar antes de la defensa de 1200 puntos del US Open porque en Montreal y Cincinnati, ambos Masters1000, no participó en la temporada pasada. Si lo aprovecha, tendrá un colchón de unidades por un posible traspié en Flushing Meadows, algo de lo que él y su equipo ni imaginan. A los 25 años y transitando los dos mejores años de su carrera, Nishikori aspira a más. Nuevamente con su mejor ubicación en el ranking (4°), un positivo fin de año lo colocaría con excelentes chances de seguir subiendo en el ranking, aunque la cima está demasiado alta en el corto plazo, pero dentro de un año podríamos estar hablando de una amenaza más seria...

Daniel Vitale Pizarro
@DanivipiTenis

03 agosto 2015

Nadal venció a Nadal


Hamburgo no es un torneo de tenis más en el circuito. Allí, en la cancha central, apuñalaron a Mónica Seles en 1993. Allí, diez años después, Coria Gaudio se pelearon a las trompadas en los pasillos del vestuario. Allí, Rafael Nadal perdió por primera vez en arcilla ante Federer en 2007, aunque al año siguiente lo derrotó ¿Alguien se hubiera extrañado si pasaba algo en 2015? A la "taquicardia" manifestada por Nadal en semifinales ante Seppi, que por suerte fue un susto, se le sumó la fuerte discusión que tuvo con Fognini en la final, en la que el italiano esbozó un "no me rompas las huevos" en un perfecto español que quedará en la memoria de todos.

"Rafa" decidió a último momento disputar el ATP500 de Hamburgo porque según sus palabras perdió más partidos en estos seis meses que en los últimos diez años. El wildcard de la organización le permitió alargar su temporada en arcilla. Llegó a Alemania con solo un título sobre polvo de ladrillo, algo que no le sucedía en esta época del año desde 2003. El cuadro no presentaba grandes dificultades pero sí jugadores peligrosos. Sin Top20, era sin dudas el gran favorito por historia y ranking. Con más dudas que certezas llegó a semifinales donde lo esperaba Andreas Seppi. 6/1 2-0, todo controlado para el mallorquín, hasta que un dolor en la zona de las costillas lo obligó a parar.
Hamburgo 2007 y 2008

Partido interrumpido, masajes, elongaciones y una pastilla lo devolvieron al partido para que concluyera su faena 6/1 6/2. En conferencia de prensa, el español aclaró el susto que se llevaron él y sus fans: "Finalmente no fue una taquicardia como creí durante el partido. No fue ningún gran problema. Me dio un tirón en un músculo en la zona de las costillas que me impedía respirar normalmente y así no podía seguir. Afortunadamente el medicamento (Spasmoctyl) respondió de inmediato". Su rival en la final era Fabio Fognini, el mismo que lo había derrotado en dos ocasiones esta temporada. Y los inconvenientes para Rafael no cesaron.

La victoria no iba a ser sencilla. El italiano iba a vender cara su derrota. Cansado de las indicaciones del Tío Toni para su pupilo desde las gradas durante todo el partido, se cruzó con Nadal al final del segundo set en una mini discusión en la que culpó a Toni por hacer "siempre lo mismo" y al Juez de Silla por no hacer nada al respecto. Incluso lanzó un "no me rompas las bolas" en perfecto castellano, más argentino que español. Pasado el inconveniente entre ambos, el actual diez del mundo quebró el servicio de "Fogna" y se llevó el trofeo de campeón a España, tercero del año, segundo en Hamburgo, 47° en arcilla de 67 totales. Cifras descomunales.
Más clarito que el agua

Pero eso no fue todo. Micrófono en mano para decir unas palabras antes de recibir el trofeo, comienza a hablar y de repente aparece un calambre, otro obstáculo más que no le impidió jugar con normalidad pero si hablar con el público. Nadal elonga su cuádriceps derecho y sigue su discurso poscampeonato. La tensión liberada luego de un partido duro en lo físico y mental provocó un calambre tardío, un síntoma que lo aquejó en varias oportunidades ya sea durante la entrega de premios del Australian Open 2012 o varios minutos después sentado en plena conferencia de prensa en el US Open 2011. Está más que claro que la mente de "Rafa" domina por escándalo a su físico.

Los calambres pospartido ya son un clásico del español

Sin calambres ni encontronazos verbales, Nadal reflexionó sobre su presente en conferencia de prensa: "Venía de ciertos altibajos y durante todo el torneo fui a más. He tenido una regularidad y una estabilidad que me han faltado durante varios meses esta temporada. Después de un año complicado, un título así es emocionante, me ayuda a estar mucho más tranquilo. Ahora hay que intentar que esta victoria me dé confianza y tranquilidad para hacer una buena gira en Estados Unidos. Esta victoria me da 500 puntos que me permiten tener una ventaja de 1500 puntos muy importante con el actual noveno en la 'Race'. Espero poder mantenerla y estar en Londres, el objetivo de la temporada".

A pesar de no tener una temporada como nos tiene acostumbrados, el manacorí sigue asombrando al público y derribando marcas que parecían inalcanzables hace algunos años. Este título significó el 65° al aire libre, récord compartido con Roger Federer. Además igualó a Federer en otro ítem. Ambos ganaron al menos tres títulos durante once años consecutivos, solo superados por los doce años de Lendl y los trece de Connors, con el aliciente de que Jimmy ganó al menos cuatro por temporada. De otro planeta. Volviendo a Nadal, quedó a solo dos cetros sobre arcilla de alcanzar a Guillermo Vilas que acumuló 49 en su vasta trayectoria, por ahora récord.

Daniel Vitale Pizarro
@DanielViPiTenis

27 julio 2015

Rebelde sin causa

La tercera fue la vencida. Finalista en Belgrado 2012 y Montpellier 2013, el título para Benoit Paire llegó en Bastad esta temporada ante un complicado y experimentado rival en la final, Tommy Robredo. El francés se quitó de encima al español en una hora y treinta y tres minutos por 7/6 6/3, sin ceder su servicio. Su camino al encuentro decisivo no fue para nada sencillo con victorias ante David Goffin (14°), Istomin (73°) y Cuevas (25°), rivales de fuste para un jugador que volvió al circuito esta temporada tras estar cuatro meses fuera por lesión. 149° ATP a comienzo de año, hoy se da el lujo de rozar el Top40 (42°) con cinco meses por delante en el calendario para mejorar esa posición.

Curioso fue su andar en el circuito este 2015. Empezó en la qualy del Australian Open con el pie izquierdo y decidió extrañamente, para recuperar confianza, disputar un Future en su país, certamen que ganó en el que no enfrentó a ningún Top400. Afuera de los ATP, ganó dos challengers, perdió una final y disputó varios torneos ATP entre clasificaciones y cuadros principales, hasta que llegó a Suecia. Pasó por primera vez en el año los cuartos de final en un ATP y se proclamó campeón debutante a sus 26 años. Esta temporada es el primer jugador en ser campeón en las tres categorías del circuito profesional con puntos para el ranking ATP: Futures, Challengers y ATP.
Pero no todas eran sonrisas. El temperamento de Paire le trajo complicaciones más de una vez, dentro y fuera de la cancha. Enojos e insultos, desconcentraciones, raquetas rotas, falta de respeto a rivales o desgano dentro de la cancha, son algunas de las actitudes repudiables del francés. Y si a eso le sumamos las lesiones, tenemos la explicación de su ranking oscilante que nada tiene que ver con su facilidad para jugar al tenis. Hoy, el puesto 24° alcanzado en 2014 (su mejor ranking) no está tan lejos como hace unos meses cuando estaba fuera del Top100 o cuando la semana pasada vivía un hecho bochornoso en un Challenger en Italia.

Roberto Bautista Agut lo eliminó en segunda ronda de Wimbledon y Benoit eligió disputar el Challenger de San Benedetto (Italia) siendo el 59° del mundo. En su debut le tocó el veterano Filippo Volandri que está quemando sus últimos cartuchos como profesional, rozando el puesto 200 del ranking. El marcador estaba a su favor 6/1 2-4 cuando decidió entregar los cuatros games siguientes y abandonar el encuentro cuando iban 6/1 2/6 0-2. Durante esos games caminó literalmente la cancha y tiró la pelota afuera intencionadamente en repetidas ocasiones, lo que derivó en el abandono antes de finalizar el partido. Una vergüenza. Los espectadores, en repudio, lo silbaron y abuchearon.

Pero los arrebatos no son una novedad para el competidor en cuestión, y el propio jugador hace unos años (2012) ya hablaba sobre el tema: "Estoy trabajando la actitud, para ser más serio. Antes era totalmente loco, ahora la cosa va mejor. A veces regalaba games sin saber por qué. Sigo teniendo mis bajones, pero hay una evolución. Mi entrenador (Lionel Zimbler) es como mi segundo padre, y con él hablamos todo el tiempo del tema, en descifrar por qué dejo de jugar algunos games. La cosa está mejor, está mejor". Si el lo dice... Al menos no hizo papelones en Bastad y pudo debutar como campeón ATP, aunque una cosa no tapa a otra...

En Wimbledon está al borde de ser jugador no grato. En 2013 cayó en tercera ronda y además de estrellar su raqueta contra un paredón apenas terminó su partido, explotó en conferencia de prensa: "No me gusta Wimbledon. Cuando entras a la pista te advierten de que tengas cuidado con la superficie, pero los terrenos no son buenos. En un momento, todo el mundo se lesiona. Eso pasa simplemente porque las pistas no son buenas. Mi único deseo es irme de aquí. Esto es el infierno. Me multan 1000 dólares por decir 'mierda' una vez. Tal vez puedan utilizar el dinero para arreglar las pistas".

La furia desatada en Wimbledon 2013

"La Tige" (el tallo), apodo por su físico, fue más allá y al año siguiente en Wimbledon, tras caer en primera ronda ante Lukas Rosol, tiró frases como estas: "Odio Wimbledon. No me entristece en absoluto abandonar este lugar. Es un ambiente que me desagrada enormemente. Pero prefiero no decir más. Simplemente detesto este torneo y estoy contento de irme lo antes posible". Ese año también tuvo encontronazos con el árbitro en Roland Garros y con el público en Paris Bercy tras retirarse abucheado: "Son los imbéciles que no saben nada sobre el tenis". Meses después, en Miami 2014, discutió fuertemente con Michael Llodrá por fallos controvertidos: "No volveré a hablar con él". Un experimentado en la materia. Un ejemplo para no imitar.

Sin un patrón de juego definido pero con un revés con el que hace lo que quiere, Paire se autodefine así: "Debo mantenerme un poco diferente al resto. Tirar drop-shots, saque y red, tiros ganadores con el revés... Nunca sabes lo que va a pasar cuando juego. Puede ser un error grosero o un winner increíble. Si cambio completamente y me quedo en el fondo de la cancha como todos los jugadores, voy a ser 200º del mundo y ese no es mi juego". Sin pelos en la lengua, rozando la soberbia pero con los pies sobre la tierra, el techo de su juego y ranking depende pura y exclusivamente de su mentalidad, parte incondicional en este deporte que le impidió ser un peligroso Top20.

Daniel Vitale Pizarro

20 julio 2015

Carrera con obstáculos


El equipo argentino completo, con Del Potro como hincha número uno.

La gran victoria del equipo argentino de Copa Davis ante Brasil en febrero, posibilitó la presencia argentina en el Grupo Mundial de 2016 y la posibilidad de poder disputar los cuartos de final de la competencia contra Serbia, de locales. Una vez más, el sorteo le guiñó el ojo y el destino mucho más. Aunque siempre a la suerte hay que ayudarla, esta vez nos dio y nos quitó. La tercera operación en la maltrecha muñeca izquierda de Del Potro, lo marginó de la serie y posiblemente de todo 2015. La eliminatoria, cinco días después de Wimbledon, dependía cien por cien de la presencia o ausencia de Novak Djokovic.

El serbio, campeón de la Davis en 2010, acude a la competencia siempre y cuando no le perjudique su calendario ATP. Su decisión era clave. Tuvo en vilo a todo el equipo argentino y a todo un país que sentían un deseo ambiguo. Por un lado estaban los que preferían que no aterrice en Buenos Aires porque las posibilidades de una victoria eran muy pocas, y por otro, estaban los que hacían fuerza para que se hiciera presente en Tecnópolis porque verían por primera vez al número uno del mundo en Argentina, disputando una competencia oficial. Pero nuevamente la suerte estuvo a favor de los capitaneados por Daniel OrsanicDjokovic accedió a la final de Wimbledon e inmediatamente confirmó que no vendría al sur de América.

La emoción del nuevo líder del equipo

Sin el mejor tenista de los últimos años, la serie daba in giro radical. Leonardo MayerFederico DelbonisCarlos Berlocq y Diego Schwartzman fueron los elegidos para representar al país. Viktor TroickiDusan LajovicJanko Tipsarevic y Nenad Zimonjic, los serbios presentes en Tecnópolis. Para peor, el capitán Obradovic decidió a último momento no contar con "Tipsa", copero como pocos. Serbia pasó a depender del mejor rankeado de la serie: Troicki (20° ATP). Si Viktor lograba sacar adelante sus singles, más el dobles, comandado por el experimentado Zimonjic, la semifinal estaba al alcance de la mano. Pero nada de eso sucedió.

Orsanic se decidió por Mayer Delbonis para el viernes. Dejó en "stand by" los integrantes del dobles, con Berlocq casi seguro como acompañante de Schwartzman Mayer, según como se desarrollara la serie. "Leo" cumplió con creces contra el inexperimentado Krajinovic. No le dio respiro y lo derrotó en poco más de una hora y media. Ideal. Llegó el turno de Delbonis. Su rival, el más duro del fin de semana. Tan así fue que Troicki dominó al argentino durante dos sets y medio. Más de 50 errores no forzados no fueron suficientes para que Serbia iguale la serie. El azuleño levantó su nivel justo a tiempo, tanto que terminó cerrando el partido con un ace 2/6 2/6 6/4 6/4 6/2.

Carlos "Hulk" Berlocq, ya un clásico.

Mayer-Berlocq fueron finalmente los elegidos para sentenciar la eliminatoria. La frescura del yacaré sumado al conocimiento mutuo como pareja (compañeros en muchas ocasiones en el circuito ATP), inclinó la balanza. Y Orsanic no falló. Paliza argentina 6/2 6/4 6/1 que cortó una racha de cuatro dobles perdidos (República Checa, Italia, Israel y Brasil). Un desconocido Zimonjic no acompañó a Troicki que nada pudo hacer ante una tarea inexpugnable de la pareja local. La incertidumbre había terminado, todo era alegría. El grupo había sacado adelante otra serie. Sin Del Potro ni Mónaco, Argentina era semifinalista por decimotercera vez en su historia, décima en los últimos trece años. De locos.

El mejor equipo de la historia de la Copa Davis que no fue campeón. Ese es el título de Argentina en esta competición. Sobrados son los ejemplos para catalogar así al país. Desde 2002, nunca abandonó el Grupo Mundial y recién el año pasado tuvo que disputar el repechaje que superó con holgura. Récord desde que se implementa el actual formato de la competición. Las cuatro finales sin poder ganar son otro récord, aunque no por haberlas perdido no tienen mérito, todo lo contrario. Pasaron VilasClercNalbandianCoria Del Potro, este último vigente pero atosigado por las lesiones, y la Copa sigue esquiva, a esta altura, un karma nacional.

Delbonis y Orsanic, el punto más sufrido y el estratega, juntos en una postal para el recuerdo.

Párrafo aparte para la organización. El capitán serbio, Bogdan Obradovic, molesto con el país anfitrión, dijo cosas como estas tras la derrota: "Primero quiero felicitar a la Argentina, jugaron un gran tenis, creo que merecen estar en semifinales. Al margen de eso, la organización fue bastante mala. Esperamos 35 minutos para que nos pasaran a buscar, cuando llegamos hacía mucho frío. Se lo dijimos a la ITF pero no mucho no le importó: fue la peor organización que he tenido en los diez años de carrera en la Copa Davis. No digo que hayamos perdido por esas razones, pero influyeron en la preparación de la serie".

La estrategia de Daniel Orsanic y su apuesta a elegir determinados jugadores y luego confiar en ellos, dio sus frutos. Se la jugó y le salió bien. La reestructuración del tenis argentino por la que tanto pidió Del Potro, de a poco va tomando forma. Un grupo unido, no precisamente de amigos, pero si en el que todos tiren para el mismo lado, sin líderes ni privilegiados. Líderes tenísticos sí, líderes armadores de equipos, egoístas, no. Y como todo en la vida, las victorias y las derrotas se festejan y se soportan más en grupo, por eso lo importante de un equipo con todas las letras. Ahora viene Bélgica y Goffin, de visitantes, durísimo. Pero si se llegó hasta acá, ¿porqué no soñar con otra final?

Daniel Vitale Pizarro