09 junio 2022

La sucesora

El sorpresivo retiro de Ashleigh Barty tras ganar el Australian Open dejaba acéfalo al circuito femenino. Su pedido de quitarse del ranking WTA permitió que Iga Swiatek fuera la nueva N°1 antes de tiempo. El inestable 2021 de Swiatek y la volatilidad general de las mejores de turno no propiciaban un clima de confianza general sobre su arribo a la cima del ranking pero a fuerza de victorias y títulos, la polaca despejó rápidamente las dudas del inconsciente colectivo de los aficionados. Campeona de Roland Garros 2020 con apenas diecinueve años, dos años después volvió a ganar en París pero esta vez como la principal favorita. La nueva monarca del tenis llegó para quedarse y no tiene pensado claudicar.

Los memoriosos que pasaron por el Buenos Aires Lawn Tennis Club en octubre de 2018 tuvieron la oportunidad de ver a Iga Swiatek ganar la medalla de oro en dobles de los Juegos Olímpicos de la Juventud. Campeona de Roland Garros Junior en dobles y de Wimbledon Junior en individuales antes de aterrizar en Argentina, su gran desempeño esa temporada la posicionó como la Junior número cinco del planeta con un puñado de torneos entre los menores de edad ya que la polaca mezclaba torneos Juniors con profesionales (Top200 WTA). Consolidada Top100 WTA en 2019, en 2020 sorprendió al mundo entero ganando su primer título WTA en Roland Garros sin dejar sets en el camino.

Rápida de pies, inteligente, siempre encima de la bola y con mucha facilidad para cambiar la trayectoria de los tiros, Swiatek abruma a sus rivales, no los deja pensar. Enfocada en su estrategia según la rival, su estabilidad mental desconcierta a las contrincantes de un circuito femenino cada vez más volátil tanto tenística como mentalmente. Su regularidad le ha permitido dominar la primera mitad de la temporada acumulando seis títulos consecutivos (QatarIndian WellsMiamiStuttgartRoma y Roland Garros) y treinta y cinco victorias al hilo, números que no se veían desde que Venus Williams lo lograra en el año dos mil.

Trofeo y micrófono en mano, la pregunta sobre la diferencia entre Roland Garros 2020 y 2022 era inevitable en la conferencia de prensa postítulo: "Es increíble. Ahora siento que estoy preparada para lo que viene. Me siento más sólida, todo era más frenético hace dos años. Ahora me siento incluso más preparada para celebrarlo. En 2020 lo único que sentía era confusión. Nunca creí realmente al 100% que podía ganar un Grand Slam. Esta vez fue todo trabajo y esfuerzo. También soy más consciente de cómo es ganar un Grand Slam y lo que se necesita, cada aspecto del juego tiene que funcionar. Con esa consciencia, me siento aún más feliz y más orgullosa de mí misma. En 2020 me sentí afortunada, ahora siento que realmente hice el trabajo. Siento que no tengo nada que demostrar, porque ya lo he hecho".

Alejandro Ciriza describe a la perfección a Iga: "No es la más espectacular. No posee los golpes más definitivos ni poderosos. Tampoco sigue la escuela creativa de las Barty o Jabeur, u otras virtuosas del pasado, ni tiene el aderezo mediático de las Williams u otras compañeras de generación. Sin embargo, Iga Swiatek es la mejor y la más fuerte, la nueva Dama de Hierro de la raqueta. Ejerce sin condescendencia. Muerde y no suelta la presa. Abarca y abarca pista, fina en los movimientos y estratégica, cada vez más afilada y más completa. Una chica expresiva y risueña a la que el físico, uno de los más sobresalientes del circuito, le viene de serie; al fin y al cabo, su padre Tomasz participó en la modalidad de remo en los Juegos Olímpicos de 1988".

Fanática de los libros, Marcos Zugasti contó algunas anécdotas sobre Swiatek y la lectura: "Para su cumpleaños número veinte, su equipo de management le regaló veinte libros que ella quería -fue uno de los mejores regalos de mi vida-, dijo Iga. Su equipo de trabajo monitorea los libros que lee para que no los termine cerca de jugar porque Iga se mete en las historias y se emociona. Por ejemplo, en el último US Open estaba leyendo la novela 'Lo que el viento se llevó', de Margaretch Mitchell, y su psicóloga no quería que lo terminara antes de un partido porque estaba segura de que iba a llorar. O la última, leyó el 'Asesinato en el Orient Express' en dos días y lo terminó cuarenta minutos antes de su partido de segunda ronda del Roland Garros que acabó ganando".

Así es Iga Swiatek. Emocional, sensible, sencilla y con unos valores diferentes a la tenista promedio del circuito, como la define Diego Jimenez Rubio: "La personalidad de Iga Swiatek se explica con el profundo amor y respeto que profesa hacia este deporte, al que no ve como un instrumento para alcanzar la fama o el éxito pasajero, tampoco como la materialización de un sueño infantil, sino como un trabajo con el que disfruta, pero para el cual ha de prepararse de forma concienzuda. La polaca honra al tenis con su capacidad para evolucionar, pero sobre todo, con esa humildad que le hizo reconocerse como inmadura en el momento en que rompió moldes hace dos años".

Daniel Vitale Pizarro

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