"Se ha sido injusto conmigo criticándome cuando no se sabían muchas cosas, pero no es la primera vez. Ganar el torneo es mi respuesta a todos los que lo han hecho", esbozaba el serbio, acostumbrado durante los últimos años a tener que luchar contra viento y marea para contentar a propios y ajenos. Djokovic no esconde su deseo de ser el mejor y esa arrogancia parece que molesta. Detrás de la falsa modestia de Roger y Rafael que en sus declaraciones parecen privilegiar otras cosas más allá de las victorias, Novak es todo lo contrario y con el objetivo de ganar a como de lugar, sin trampas de por medio, hace todo lo que esté a su alcance para superar en números a sus rivales de siempre.🏆 x 9️⃣@DjokerNole | #AusOpen pic.twitter.com/v7PWpYJDTq
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Una vez más, la aceptación de la realidad y la adaptación a la misma, la capacidad de asimilar la frustración y el dolor y sobreponerse fue lo que marcó la diferencia para que el N°1 levantara su 18° Grand Slam. Novak Djokovic dio otra muestra de que la capacidad de su mente no tiene límites y que mientras más acorralado se siente, mejor sale de esa situación, como si se sintiera cómodo ante la adversidad. Se escribe fácil, se ve difícil pero en la práctica resulta imposible de imitar: "Era consciente de que si seguía jugando posiblemente me haría más daño pero decidimos, junto a mi equipo médico, arriesgar de más por ser un Grand Slam. Gracias a ellos pude lograrlo, hicieron un trabajo tremendo, estoy tremendamente agradecido".Djokovic mira su 9° trofeo del #AusOpen como si fuera su 1°. El costado sensible del serbio que va por todo y todos en su camino a ser el más grande y no se conforma con 18 Grand Slams porque sus rivales directos ostentan 20. Nadal no existiría sin Federer ni Djokovic sin ellos pic.twitter.com/lpUc9gS5ab
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El actual número uno del mundo superará en marzo las 310 semanas de Roger Federer en la cúspide del tenis mundial, otro récord que Novak le 'robará' a Roger. Si algo le faltaba a Djokovic para que los fanáticos de Federer lo quieran un poco menos era esto. El balcánico deberá convivir con ese 'amor-odio' de los fanáticos hasta el final de su carrera. Cada vez que supere a Federer o Nadal en alguna estadística histórica, sumará nuevos 'enemigos', ese es el precio que desde 2011 debe pagar por haber roto esa dualidad que parecía impenetrable durante una década.Así empezó todo en 2008...
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