25 noviembre 2019

Supernadal al rescate







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El grito ensordecedor de más de doce mil personas luego de que Denis Shapovalov estrellara la derecha en la red no será fácil de olvidar para los presentes en 'La Caja Mágica'. Rafael Nadal ganaba su octavo partido en seis días y le daba a España su sexta Copa Davis. Sin perder sets en individuales ni sufrir roturas de servicio en ambas modalidades, vimos una versión superlativa de Nadal, de las mejores de su carrera a nivel tenístico. Es cierto que no enfrentó a ningún Top10 pero su tenis fue arrollador y el servicio, su mejor golpe. Jamás se lo vio tan agresivo y con un porcentaje tan alto de primeros saques. Khachanov, Gojo, Schwartzman, Evans y Shapovalov sufrieron la intensidad de 'Rafa' que minimizó el juego de sus rivales y los volvió obsoletos, provocando errores que no cometerían ante otro jugador.
La primera edición de la renovada Copa Davis comandada por el Grupo Kosmos, Gerard Piqué y compañía, llegó a su fin. Fueron siete días intensos, de jornadas muy largas que empezaban a las diez de la mañana y se extendían casi siempre más allá de las dos de la madrugada. La Copa del Mundo del Tenis, como bautizaron a este nuevo formato, contó con la presencia de seis Top10 y doce Top20, un número elevado al tratarse de un certamen de equipo del que no dependen de sí mismos para participar. De nada sirve ser Top10 si no cuentas con al menos un compañero Top100, como le sucedió este año a Dominic Thiem (4°) o Stefanos Tsitsipas (6°), ausentes por no haber clasificado con su país.


El sitio elegido, 'La Caja Mágica', ubicada al sur de Madrid, de fácil acceso en automóvil o medios de transporte público, contó con tres estadios cubiertos con capacidad para 12500 (Manolo Santana), 3500 (Arantxa Sanchez Vicario) y 2500 (Estadio 3) personas respectivamente, algo que pocos lugares en el mundo pueden presumir. La casa del Masters1000 Madrid cambió la tierra batida por las pistas duras bajo techo de la compañía Green Set (Javier Sanchez Vicario), la misma superficie de los torneos previos a las Finales de la Copa Davis (Amberes, Basilea, París y el Masters), con el objetivo de que los jugadores no sufran cambios bruscos de superficies en la parte final de la temporada.
Las quejas nunca faltan y de este nuevo formato se escuchan desde que se anunció que el torneo se desarrollaría en Madrid bajo condiciones totalmente diferentes a las de antaño. Los más puristas extrañarán las localías en donde el anfitrión elegía estadio, superficie y pelotas para favorecer las características de sus jugadores o para entorpecer las de su rival de turno. No iba a ser sencillo convencer a un público muy tradicionalista de cambiar por completo un torneo que se disputó por primera vez en 1900 y que sigue vigente más o menos con la misma configuración. Pero un cambio era necesario porque el torneo estaba perdiendo prestigio porque las estrellas del circuito empezaron a no asistir, básicamente por las malas fechas en el calendario y por los cambios de superficie.
El punto más flojo fue la programación de los partidos. A excepción del domingo que finalizó alrededor de las veintitrés, nunca el último partido de la jornada terminó antes de la una de la madrugada, con el récord histórico de la competencia el miércoles (4:03am), motivo por el cual las gradas, lógicamente, estaban vacías. El aforo fue otro tema en boca de todos durante la semana. Agotadas las entradas cada vez que jugaba España, el turno mañana fue el más desolado, con muy pocos espectadores durante la fase de grupos. Incluso la organización del torneo cambió el horario del primer turno a partir del viernes (11 a 10:30) y al no ser notificados personalmente los que habían comprado la entrada, el partido matutino de cuartos de final lució casi sin público.
Pero no solo los periodistas y fanáticos criticaron a la organización, los propios jugadores no estuvieron del todo conformes con determinados aspectos del certamen. Novak Djokovic, el menos perjudicado por no haber jugado nunca el turno tarde, tuvo una crítica mixta: "Apoyo el hecho de que había que hacer un cambio respecto al antiguo formato porque no generaba suficiente interés. Quizá el formato ideal está en algún punto intermedio entre éste y el antiguo. Tal vez crear un torneo de ocho selecciones o quizá tener una o dos semanas antes durante el año en las que los países puedan jugar en casa en los grupos clasificatorios previos. Lo ideal sería jugar justo después del US Open. Esa sería la mejor época del año para disputar este torneo".
Rafael Nadal tampoco se quedó callado cuando le preguntaron su opinión: "Los horarios son malos para los aficionados y para los tenistas. La gente al día siguiente trabaja. Es un problema pensando en los jugadores, en los equipos y en el público". El escocés Andy Murray solo disputó una serie por problemas en su ingle he hizo hincapié en algo que pocos remarcaron: "Las pistas de entrenamiento y de burbuja son bastante diferentes con respecto al estadio de juego. Es un hándicap que nos perjudica a todos. Apenas tienes margen de error. Los partidos son más emocionantes y más impredecibles; es obvio que para los tenistas sea algo más estresante que antes".
Es fácil criticar sin construir pero es cierto que, a simplre viste, soluciones hay varias, algunas más bruscas, otras más leves. La más sensata: estirar la competencia. Quedó demostrado que en siete días es inviable disputar esa enorme cantidad de partidos. La más simple, supertiebreak los terceros sets, al menos los dobles, como en el circuito ATP o acortar los tiempos entre partidos. La más drástica sería disminuir la cantidad de equipos participantes o sino, cambiar de sede por una con más estadios cubiertos disponibles en esa fecha del calendario. La organización ya debe tener las opciones sobre la mesa y seguramente veremos unas Finales de Copa Davis, Madrid 2020, mejor organizadas.

Daniel Vitale Pizarro desde la 'Caja Mágica'

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