1981, nada. 2006, nada. 2008, NADA. 2011, nada... Muchas frustraciones para un país tan prolífico. Seis Grand Slams, dos Copas de Maestros, medallas olímpicas, once Top10, infinitos Top100 y ninguna Copa Davis. Siempre cerca, siempre lejos. Rendimientos, egos, peleas y malos manejos dirigenciales fueron algunas de las respuestas a la pregunta "¿Por qué Argentina nunca ganó la Davis?". Pasaron Vilas, Clerc, Nalbandian, baluartes de la competencia que dieron todo de sí para poder conquistarla y nada, la Copa seguía peleada con el sur del continente americano. El 2016 aparentaba difícil para soñar con saldar la deuda, más complicado que otros años por el sorteo. Aparentaba...
Primera ronda: Polonia. Argentina iniciaba la aventura de visitante en Gdansk, bajo el frío polar polaco y sobre una superficie no homologada por ITF. A pesar de todo, el día del sorteo se bajó Jerzy Janowicz, la raqueta número uno local, lo que simplificó (en los papeles) la serie. Sin Del Potro, en recuperación, Argentina derrotó en el cuarto punto a los polacos, selló el pase a cuartos de final y mantuvo la categoría en el Grupo Mundial para la temporada 2017, el primer objetivo de todo equipo al inicio de la competencia. El próximo rival era Italia en Pésaro, también de visitante, equipo de Fabio Fognini y compañía.
Los cuartos de final fueron la instancia elegida por Juan Martín Del Potro para volver a formar parte del equipo de Copa Davis. Sin estar al 100% desde lo físico, integró el dobles junto a Guido Pella, punto que significó el 2-1 de la serie tras la victoria de Delbonis y la derrota de Mónaco el viernes. El punto de la clasificación a semifinales lo consiguió Delbonis ante Fognini en duelo de números uno. Argentina daba el batacazo y accedía a semifinales por decimosexta vez en su historia. Allí lo esperaba Gran Bretaña, en Glasgow (Escocia), campeón vigente de la competición y con los hermanos Murray líderes del equipo.
Alcanzar la final en 2016 era una utopía. Gran Bretaña contaba con el N°2 del mundo en singles y el N°4 en dobles. De visitante, era casi imposible pensar en una victoria albiceleste. Pero como en la vida no hay imposibles, Argentina se aferró de ese "casi" y el viernes Del Potro hizo lo impensado, venció a Murray, su verdugo semanas atrás en la final de los Juegos Olímpicos. Pella aportó el segundo punto y Mayer selló la clasificación el domingo en el quinto punto. Nadie podía creer lo que había pasado en Escocia. Argentina 3-2 a Gran Bretaña y finalista de la Copa Davis 2016, la quinta en su rica historia tenística.
Del Potro festeja su heroico triunfo con su equipo y los 4000 argentinos presentes en Zagreb
Otra vez de visitante. Todas las series fuera de casa. El rival en la final era Croacia. Cilic, Coric, Karlovic, Dodig... Durísimo. Por suerte (deportiva) para Orsanic y sus secuaces, Borna Coric no pudo formar parte del equipo por lesión. La apuesta del capitán por Delbonis como single dos dio resultado ya que exigió a Cilic hasta el quinto set. Del Potro resistió los embates de Karlovic e igualó la serie el viernes. El dobles, clave como siempre, inclinó la balanza en favor de los locales que tenían dos chances de sellar la serie y ganar la Ensaladera de Plata por segunda vez en su historia.
Cerca, muy cerca estuvo Marin Cilic en el cuarto punto de darle una alegría a su país. Dos sets a cero, superior al argentino y sin atisbos de cambios en el desenlace del partido. Pero Juan Martín es distinto a la media y más aun cuando juega por su país. Garra, corazón, sacrificio, entrega y esa mentalidad que pocos tienen en la historia del deporte, lo devolvieron al partido para vencer al seis del mundo en cinco sets electrizantes. Faltaba lo más dificil, terminar la hazaña, sobreponerse a la presión de semejante responsabilidad y ganar el quinto punto, de visitante y contra alguien con más experiencia y mejor ranking. A todo eso se enfrentaba Federico Delbonis el domingo.
El de Azul jugó el partido perfecto. Devolvió fantástico, nunca se desconcentró, fue agresivo y no permitió que Karlovic impusiera su juego de saque, voleas y ataque constante. Y lo más importante y difícil, no le tembló el pulso a la hora de definir el encuentro, con todo lo que significaba para él, el equipo y el país. Jugó el partido de su vida, en el momento indicado. Federico Delbonis fue el ladero perfecto de Del Potro este fin de semana en Croacia. El tenis es individual pero cuatro veces por año, las individualidades se juntan para formar un equipo. Ese equipo fue el que sacó pecho en las difíciles durante la temporada y logró lo impensado en un año como este, ser campeones de la Copa Davis. APLAUSOS INTERMINABLES.
Daniel Vitale Pizarro