"No es como un KIA, pero no está mal".
Pasaron cuatro años para volver a ver a Rafael Nadal en una final ATP sobre hierba. Wimbledon 2011 había sido la última cuando fue derrotado por Novak Djokovic. Cinco victorias y cinco derrotas en césped era su récord desde aquella final perdida en el All England hasta esta temporada, números pobres si tenemos en cuenta sus resultados previos a estos años: campeón en Wimbledon 2008 y 2010, finalista en otras tres ediciones y campeón en Queens 2008. El español iniciaba la gira de pasto en Stuttgart, certamen que debutaba en la superficie más antigua y que ganó en 2005 y 2007 pero cuando se jugaba sobre polvo de ladrillo.
Dos Top10 participaron en el ATP 250 alemán: Nadal y Cilic. El croata, con dos finales en hierba (1-1), se quedó en semifinales ante Troicki, y "Rafa" superó a Monfils en esa instancia para llegar a la final. El historial entre ellos estaba 4-0 en favor del nacido en Palma de Mallorca y esta no iba a ser la excepción. Apretado primer set, se definió en el tiebreak por dos errores de Viktor. El segundo parcial fue más holgado en cuanto al resultado porque Rafael no bajó su intensidad, aprovechó rápidamente la oportunidad de quiebre y terminó con las ilusiones serbias. 7/6 6/3 fue el marcador final en Stuttgart, en el inicio de la gira "verde". Esta temporada se extendió una semana más, lo que permitió que Halle y Queens sean ATP 500 y por ende, tengan una mejor posición en el calendario.
La clave de su juego esta semana
Nadal se mostró esta semana con confianza, sin titubeos en los momentos de tensión y agresivo cada vez que pudo. Pero el punto más alto en su juego fue su servicio. En la final conectó once aces y ganó un 85% de los puntos que disputó con su primer saque. Durante toda la semana, perdió solo tres veces su servicio, estadísticas que lo equiparan con grandes sacadores. Es verdad que enfrentó a un solo Top20 en su camino al título pero su nivel es positivo si tenemos en cuenta los últimos años del manacorí en la superficie y su rendimiento en 2015. Sin ir más lejos, el año pasado cayó en primera ronda en Halle y octavos de final en Wimbledon...
Stuttgart significó el título número 66 en la historia del español, segundo del año en tres finales disputadas. En 2015 fue campeón en Buenos Aires y finalista en Madrid. En césped fue el cuarto cetro conseguido. Los 62 restantes los consiguió en arcilla (46) y en cemento (16), y dos de ellos los obtuvo bajo techo (San Pablo 2013 -ladrillo- y Madrid 2005 -cemento-). Además cosecha al menos dos títulos ATP por año desde el 2005, once temporadas consecutivas, algo que pocos tenistas en la historia pueden ostentar.
Volvió a conquistar el césped
Sin ocultar su falta de confianza evidente en lo que va de la temporada, Nadal se mostró auténtico ante los micrófonos, como de costumbre: "Estoy muy contento, un título muy especial al ser en hierba. Son muy buenas noticias para mi juego y mi mentalidad. A estas alturas de temporada, cualquier título es muy importante para mi confianza. Estoy más relajado, positivo y tengo más confianza en mí mismo. El último mes y medio he vuelto a tener una buena sensación en la pista y eso es positivo para mí y para mi futuro".
El finalista Viktor Troicki está teniendo una gran temporada, el año en el que volvió a los primeros planos del circuito. Campeón en Sydney a principio de 2015, a los 29 años alcanzó su séptima final ATP (2-5), la primera sobre césped. 25° en el ranking, se acerca a su mejor posición histórica (12°), lograda en 2011. Superada la suspensión, el campeón de la Copa Davis 2010 no paró de subir puestos y de superarse a si mismo. Fuera del Top100 a comienzo de temporada, hoy se acerca al Top20 con una final en un superficie distinta al cemento, su preferida, apenas en seis meses de circuito. Lo mejor está por venir...
Blanco impoluto y gafas, el look elegido por Troicki
El trofeo levantado por Rafael Nadal en Stuttgart fue el décimo en la historia para el tenis español en hierba. El primero fue obtenido por Andrés Gimeno en Eastbourne 1972. Desde aquel triunfo, España tuvo que esperar 36 años para volver a tener un campeón sobre pasto. El sucesor de Gimeno fue justamente Nadal en Queens 2008. A partir de esa temporada, la mentalidad de los españoles en la superficie y la merma en la velocidad en comparación a otras épocas, ayudó para que los ibéricos tengas mejores resultados.
Cuatro trofeos de Rafael Nadal (4-3), dos de David Ferrer (2-0), dos de Feliciano Lopez (2-1), uno de Roberto Bautista Agut (1-0) y uno de Andres Gimeno (1-1), más las finales de Guillermo García Lopez (0-1) y Fernando Verdasco (0-1), completan las 17 finales del tenis español en césped. Un trofeo en 1972 y ocho entre 2008 y 2015, marcan la tendencia actual en contraposición a la de antaño. Y esa cantidad puede aumentar ya que aun faltan cinco torneos en hierba esta temporada, año extenso sobre la superficie en comparación a temporadas anteriores con un certamen más en el calendario y una semana más de competición. ¡Enhorabuena España!
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