Ya tendrás la tuya Andy
Doce meses atrás, Andy Murray derramaba lágrimas en la central de Wimbledon al perder en cuatro sets en la final ante Roger Federer. Había conseguido ganar su primer set en una final de Grand Slam, luego de caer en las primeras tres que disputó en sets corridos. Un mes después, en la misma cancha y ante el mismo rival, el escocés se tomó revancha del suizo y consiguió la medalla dorada en los Juegos Olímpicos de Londres 2012. Murray le demostraba al mundo del tenis que el dúo con Lendl, iniciado en enero, empezaba a dar sus frutos.
El US Open significó para Andy el desahogo en Grand Slams, saldar la cuenta pendiente. En su quinta final pudo levantar el trofeo, nada menos que ante Novak Djokovic, el número 1 del mundo. Su cabeza hizo un click. Comandado por un experimentado jugador de finales de Majors (Lendl jugó 19 y ganó 8), al escocés se le notaron cambios en su actitud en los momentos importantes en esos partidos. Más decisión y agresividad, esperando mucho menos del rival y más de él mismo. Al contragolpe y velocidad de piernas innatos, le agregó más agresividad y regularidad a la derecha y al saque. Pero lo que cambió su palmarés de derrotas a victorias, fue la parte mental, en la cual sin dudas Ivan Lendl fue y es partícipe.
Las dos caras de la moneda
La temporada 2013 iniciaba con Murray en la final del Australian Open. Caía ante Novak Djokovic, pero el escocés ya no era el mismo que perdiera aquí en 2010 y 2011. Sin poder disputar Roland Garros por una lesión lumbar, Wimbledon se presentaba como su máximo anhelo y lo disputaría con bastante tiempo de descanso y preparación, algo clave para esta superficie y en una época donde la parte física hace la diferencia cada vez más. Y vaya si le dio resultado.
Y el día más esperado por los británicos amantes del tenis llegaba. La eterna espera finalizaba. Tuvieron que pasar 77 años para que un tenista nacido en Gran Bretaña se adueñara del trofeo de Wimbledon. Fred Perry había sido el último en conseguirlo en 1936, motivo por el cual existe una estatua en su honor en el All England. Nadie lo había ganado en la Era Abierta y Murray lo hacía, al igual que en el US Open, ante el actual número uno del mundo y campeón aquí en 2011, Novak Djokovic. Nuevamente las lágrimas de Andy tocaron el inmaculado césped inglés, pero este vez eran de alegría, felicidad y desahogo por la inmensa presión que llevaba sobre sus hombros.
Gastón Gaudio #ModoOn
"Es muy duro. Durante los últimos cuatro o cinco años, ha sido muy, muy difícil, muy estresante, mucha presión. Los días previos antes del torneo son muy difíciles también. Es tan difícil de evitar todo por lo grande que es este evento, por la historia y porque pasó mucho tiempo sin que un británico ganara", dijo Murray tras coronarse en Wimbledon y también expresó sus sentimientos: "Ganar Wimbledon, creo, es la cima del tenis. Todavía no lo puedo creer. Aún no entra en mi cabeza", y agregaba unas palabras sobre su entrenador, Iván Lendl: "Creo que él creyó en mí cuando mucha gente no lo hizo. Ha sido muy paciente conmigo. Estoy feliz de haber conseguido esto con él".
Desde Wimbledon 2012, este escocés de 26 años llegó a todas las finales importantes que disputó: ganó los JJOO 2012, el US Open 2012 y Wimbledon 2013 y cayó en la final de Wimbledon 2012 y Australian Open 2013, sin disputar Roland Garros 2013. Su récord en finales de Grand Slam aumentó a 2-5. En el All England capturó su segundo Grand Slam y su 28° título ATP (cuarto del año) en 42 finales disputadas.
En comparación con las anteriores finales disputadas por Murray, declaró: "El ambiente de hoy era diferente a lo que he experimentado en el pasado. Era diferente a la final del año pasado, sin duda. El final del partido, era increíblemente ruidoso, muy ruidoso. Es muy útil cuando la gente es así. Sobre todo en un partido tan duro como aquel donde todo está extremadamente caliente, brutal, con peloteos largos y juegos difíciles, que finalmente te ayudan a jugar mejor".
"Whisky Andy". Todos quieren la foto del escocés más popular del momento
Djokovic, el finalista, disputó su final número once de Grand Slam (6-5), la cuarta ante Murray (2-2). Diferente fue la semifinal disputada por ambos. Mientras Andy tuvo que derrotar a Janowicz, Novak venció a Del Potro en cinco sets, luego de 4 horas 41 minutos, partido muy demandante tanto física como mentalmente, que le imposibilitó al serbio estar al 100% de sus posibilidades en la final. El nacido en Belgrado acumula trece semifinales seguidas de Grand Slams, segundo en la historia, detrás de las 23 de Federer. Sí, 23.
En el Grand Slam de las sorpresas, con Nadal derrotado en primera ronda, Federer y Tsonga en segunda, sumado a los múltiples retiros por lesiones (siete el tercer día de competencia, récord en una jornada de Grand Slam), el uno y el dos del ranking mundial no defraudaron a gente y organizadores: llegaron a la final del torneo más tradicional e importante del mundo.
Daniel Vitale Pizarro
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